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Entrevista | Fernando Broncano

"A cada derrota social la sucede una revolución cultural profunda"

"La cultura es ahora una de las grandes formas de actividad, pero cada vez se paga menos en salario", manifiesta el filósofo y catedrático

El filósofo y catedrático Fernando Broncano. LP/DLP

A partir del epígrafe de su ponencia, ¿cuál es el concepto fundamental que atraviesa el Libro de Job y Libro de Job Antígona

El concepto es el de la interpelación, porque ambos textos se escribieron cuando estaban naciendo los estados, lo que los convierte en literatura que denominamos "sapiencial". Aunque podemos leer el Libro de Job como un libro religioso, puesto que está en la Biblia, también es el libro de alguien que interpela al poder porque, al igual que Antígona, no entiende lo que le están haciendo. Por tanto, la lectura que voy a hacer plantea cómo en el origen de las primeras literaturas en torno a lo que es el mundo, la sociedad y el Estado, ya aparece esta idea de la indignación ciudadana.

Si el origen de lo político reside en la aparición de la palabra como nuevo espacio, ¿el lenguaje es un territorio de resistencia?

Efectivamente, porque el origen de lo político, que no es simplemente el poder, porque el poder puede ser sólo de fuerza, radica en que existe la posibilidad de ponerse de acuerdo o de discrepar. En este caso, Job interpela al poder y otros responden invitándole al conformismo o la resignación. Por tanto, en el origen de la nueva forma de poder que son los estados aparece el elemento central o articulador que es la palabra, que es distinta a la fuerza, aunque haya mucha violencia también en la palabra.

Y en ese escenario actual, ¿el lenguaje no constituye, a su vez, un canal para el enmascaramiento o la manipulación?

Sin duda, lo que me interesa del lenguaje no se limita a los actos de comunicar, sino también a la acción o lo que llamamos "actos de habla", como condenar o perdonar, que es exactamente donde aparece el elemento central de la fuerza política del lenguaje. Y en esta idea de hacer algo con las palabras hay toda una serie de actos de habla que tiene mucho que ver con el enmascaramiento o con lo contrario, que es la (re)presentación o la exposición. En estos últimos entra la interpelación, tanto del poder al ciudadano como del ciudadano contra el poder.

Su reciente ensayo Cultura es nombre de derrota. Cultura y poder en los espacios intermedios aborda la destrucción de los lazos sociales en el ámbito de la cultura desde las élites institucionales. ¿La derrota y el poder son las eternas sombras de la cultura?

Esto es interesante, porque lo que está alrededor del centro del libro es que siempre nos planteamos problemas en torno a la relación entre cultura y poder. Y lo que trato de mostrar es cómo muchas revoluciones sociales son derrotadas y dan paso a una emergencia cultural. Si empezamos por la Revolución Francesa, que termina instaurando y restaurando el poder de lamonarquía, casi todas las revoluciones sociales, a partir de ahí, terminan mal. Pero cuando esto ocurre, siempre se produce una reacción o resistencia cultural, que termina produciendo muchos más cambios que la propia revolución. Por ejemplo, el Romanticismo es la reacción cultural a la Revolución Francesa; o la revolución de mayo del 68, que aparentemente no acabó en nada sustancial, cambió culturalmente nuestras formas de vida.

Y en esa correlación, ¿en qué lugar queda el poder?

La idea es que la cultura tiene mucha importancia en el poder social, pero el poder transforma la cultura, por lo que tenemos un ciclo esencial en que el poder se ha convertido en un activista cultural y, al mismo tiempo, las reacciones culturales se han convertido en lugares de resistencia y reelaboración de las relaciones de poder. Entonces, Cultura es nombre de derrota parte de la idea de que a cada derrota social le sucede una revolución cultural, que no se nota porque es más larga y tarda más, pero es más profunda.

Una vez manifestó que, entre todas las derrotas, la más dolorosa ha sido "la conversión de la cultura en el gran motor del capitalismo de casino". ¿Cuáles son los efectos de ese activismo cultural ejercido desde el poder?

La noción de "cultura" nació en el Romanticismo para configurar un ideal de persona relacionada con la formación y la educación de nuestra mente y alma, pero también tiene que ver con la forma antropológica del ser humano para transmitir conocimientos. Lo que ocurre hoy es que la cultura se ha convertido en una fuente de riqueza fundamental. Las grandes empresas más importantes del mundo, desde Google y Facebook hasta la configuración del turismo o el ocio como fuente de consumo, se vinculan con el uso de elementos culturales como fuente de riqueza. El capitalismo contemporáneo se ha ido desplazando desde lo industrial hacia lo inmaterial, como la información o los datos, que es la materia que está produciendo el grueso de la riqueza de nuestro tiempo. Por otra parte, todos los grandes poderes y resistencias se convierten en activistas culturales al entrar en este debate de configurar, confrontar y reproducir el significado de la vida, que son elementos de los que antes se ocupaban la educación o la literatura.

Sin embargo, resulta inevitable asociar la cultura a la precariedad, la crisis o la explotación.

Claro, la cultura, que es ahora una de las grandes formas de actividad de la gente, cada vez se paga menos en salario y más en otras formas. Ahora está ocurriendo que una enorme cantidad de trabajos que se han desplazado desde el tercer sector de servicios al cuarto sector de la cultura, la información, etcétera, no se considera un trabajo genuino y se paga de las formas más insólitas, como premios o becas, pero no reconociéndolo como lo que es: una fuente de riqueza fundamental.

¿Cree que nos hemos beneficiado como sociedad de esa opulencia o riqueza informativa, en este contexto de acceso masivo a las fuentes de conocimiento?

Pienso en la metáfora que dice que cuando hay una inundación, lo primero que falta es el agua. La paradoja es que, en la sociedad del conocimiento y la información, lo primero que está faltando es el conocimiento y la información. Y esto también es estratégico: la información se ha convertido en una fuente básica de riqueza para las grandes empresas no por la transmisión de conocimiento, sino por generar nuestras adhesiones o reacciones emocionales, que miden a partir de likes.

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