La leyenda de Anastasia, la zarina rusa desaparecida tras el asesinato de la familia Romanov en la revolución bolchevique, revive triunfante cada tarde en el Teatro Coliseum, en la Gran Vía de Madrid, pues su mito se construye con el material de todas nuestras ilusiones. La productora Stage Entertainment, responsable de grandes éxitos musicales como El Rey León o El Guardaespaldas, materializa el sueño de Anastasia. El Musical en Madrid desde el pasado octubre de 2018 que, en la estela de su estreno mundial en Broadway, se erige en la primera ciudad europea que exhibe este espectacular montaje.

Apenas una semana después de confirmar su renovación por una segunda temporada en el teatro madrileño, Anastasia. El Musical se ha alzado esta semana como la gran triunfadora en los Premios del Teatro Musical con siete galardones, incluyendo las categorías de Mejor Musical, Mejor Actriz Protagonista, Mejor Dirección Musical y Mejor Dirección de Escena. Y aunque la nueva política de Stage ha sido congelar las giras de sus grandes montajes debido a los costes que comporta el traslado de una superproducción de esta envergadura, su renovación en Madrid invita a embarcarse en este viaje épico desde Rusia a París.

Viaje

Esta ambiciosa producción entrecruza una imponente puesta en escena, donde cada acto, número y detalle está medido al milímetro para desplegar un viaje emocional que conjuga la fábula, la búsqueda identitaria, el relato histórico, los estragos del hambre y la opulencia y, por supuesto, una historia de amor.

Este gigante musical se prolonga durante dos horas y 35 minutos, con un intermedio de 20 minutos, escindido en dos actos: el primero relata el ocaso del Imperio ruso, desde los suntuosos palacios del último zar de Rusia hasta el asesinato de toda la familia Romanov, donde comienza la amnesia y la búsqueda de la desaparecida Anya/Anastasia, la hija menor; mientras que el segundo se sitúa en el París lisérgico y vanguardista de los años 20, donde la busca su abuela, la emperatriz María Ferodovna, a cambio de una generosa recompensa.

Bajo la dirección de Darko Tresnjaka a partir de un libreto de Terrence McNally, la música en directo arropa las canciones más famosas de la película de animación infantil estrenada en 1997, así como los temas originales escritos por el prestigioso compositor Stephen Flaherty y la letrista Lynn Ahrens. Por su parte, Linda Cho ostenta los créditos de un delicado vestuario revestido de pedrerías reales y cosido a medida de cada intérprete, de los que una parte se exhibirá durante este verano, coincidiendo con el descanso del reparto, en el Hotel Emperador, situado frente al Coliseum.

El elenco, liderado por la actriz Jana Gómez (Barcelona, 1994) en el papel de Anya/Anastasia, culmina este junio su octavo mes al frente de un tour de force escénico de ocho funciones semanales, donde los intérpretes se reinventan cada día en la voz, los bailes y las emociones de sus personajes.

Para la gran protagonista, Anastasia dibuja un referente sólido, moderno y, sobre todo, feminista. "En realidad, me gusta más llamarla Anya que Anastasia, porque creo que es realmente el personaje al que interpreto", comienza la joven actriz. "Lo que más me gusta de ella es que es una mujer que está muy a la orden del día, de modo que cualquier mujer se podría sentir identificada con ella", explica. "A diferencia de las princesas Disney que conocemos, Anya es una chica muy independiente, que toma sus propias decisiones y que, en su búsqueda por saber quién es, se salva a ella misma, porque se basa en su fe y en su lucha por conseguir lo que quiere".

La actriz recaló el pasado 2017 en la capital grancanaria con motivo del estreno nacional de Casi normales, de Nostromo Live, la productora teatral fundada por el grancanario Adrián Guerra, y cuyo primer montaje plantea, a juicio de Gómez, "un viaje emocional muy heavy". Sin embargo, la actriz asegura que Anastasia. El Musical constituye, a todas luces, "lo más grande que he hecho". "Yo llevo mucho peso y responsabilidad como protagonista; por ejemplo, en el primer acto, estoy en 12 de 14 escenas", apunta. "Pero lo que tenemos entre manos es enorme y el resultado es un espectáculo muy, muy redondo, que llega al corazón".

Al igual que el resto del elenco, que completan en la alineación principal Íñigo Etayo, Angels Jiménez, Carlos Salgado, Javier Navares y Silvia Luchetti, Gómez superó distintas fases de un cásting exigente en las vertientes de la interpretación, el canto y el baile.

En este sentido, la actriz argentina Silvia Luchetti, que se introduce en la piel de la Condesa Lily para insuflar el aire más cómico y, a un tiempo, desatado del contexto parisino en el segundo acto, argumenta que el reto de un musical sólo puede afrontarse con éxito desde la vocación. "El teatro musical es una de las categorías escénicas más heavys, porque tienes que estar altamente formada en teatro, canto y danza", explica, mientras puntualiza que "además, no puedes flaquear en ninguno de los tres aspectos". "Por suerte para nosotros, como intérpretes, las escenas dramáticas de Anastasia son realmente dramáticas", añade. "Por lo general, el sector se divide entre comedia musical y teatro musical: esto es teatro musical. Y eso se traduce en que las escenas dramáticas tienen un tratamiento que emociona".

En cuanto a la altísima disciplina que exige a diario una gran producción como Anastasia, la propia Gómez revela que "somos humanos, nos enfermamos y, desde luego, no puedes ir en contra de cómo estás, pero eso también lo puedes utilizar". "Y por otra parte, cuando llevas un número de funciones a cuestas, ya cuentas con una base sólida que, por lo general, no se descoloca".

La secunda la actriz catalana Angels Jiménez, quien atesora una sólida trayectoria en el terreno del teatro musical y, en Anastasia, interpreta a la emperatriz María Ferodovna, uno de los personajes más emotivos de la trama. "Sin duda, hacer este espectáculo día tras día requiere de mucha disciplina y cuidados". "En realidad, vives por y para ello, pero un musical es un lujo para cualquier actriz", añade. En cambio, Javier Navares, quien encarna a Vlad, un vividor y estafador que acompaña a Dimitry, a quien da vida Íñigo Etayo, en la búsqueda personal de Anya, asegura que "el escenario te cura". "Cuando te subes al escenario, el cansancio desaparece y vuelve a ser como en la primera función. Y en esta línea, Carlos Salvado, en la piel de Gleb, un villano atormentado por un pasado de conflictos y deudas, subraya que "sobre todo, hemos hecho equipo".

Y en este último testimonio coincide la totalidad del elenco, pues, tal como suscribe Etayo, la mitad romántica de esta historia, "al final, somos una gran familia". "Y el público percibe esa complicidad en cada viaje", concluye.