Ya comenzó, listo. Una semana después de su inicio astronómico, el verano completó ayer su anual calentura de la agenda cultural de la Isla, después de las tradicionales noche de San Juan y la Rama chica de Agaete, con la celebración de la primera edición del festival Sun & Stars, que congregó alrededor de 10.000 personas en el Estadio de Gran Canaria. Aunque cifraron la concurrencia en 18.000 asistentes desde Starlite, coproductora del evento junto a New Event, la pista solo completó dos tercios y el graderío apenas se animó en el primer anillo al inicio de la noche, tras cuatro horas de espectáculo, durante el concierto del dominicano Juan Luis Guerra, cabeza de un cartel ecléctico que continuó con el almeriense David o el puertorriqueño Daddy Yankee.

A la espera de despejar la incógnita numérica con la posible continuidad del proyecto festivalero el próximo año, la gente disfrutó en el novedoso estreno de la oferta musical de la temporada vacacional, sin duda, marcado por los sones caribeños del incombustible Juan Luis Guerra. Desde su primer tema, I love you more, los pies se soltaron y las caderas se dispararon sobre la cancha de la Unión Deportiva Las Palmas, sin distinción de edad, sexo, raza o religión de un público variopinto, aunque el dominicano recordara su fe católica al dedicar un merengue a "aquel que todo lo puede, no hay nada imposible para él, Jesús, señor y salvador, rey de reyes".

Chaqueta y chándal con camisa estampada, sin olvidar su inconfundible gorra, Juan Luis Guerra y sus 4.40, una banda sólida de los metales a la percusión, agitó hasta el delirio al público en el marco de su gira Literal, coincidente con el trigésimo aniversario de su éxito Ojalá que llueva café (con guiño local al variar la letra con "...pa que en Gran Canaria no se sufra tanto..."). Tampoco faltaron otros hits como Bachata rosa, Woman del Callao y La bilirrubina, que subió al respetable a la aparente felicidad interminable propia del ocio veraniego.

Procedente de Madrid, donde reunió a 15.000 personas en el WiZink Centre, cantante isleño confirmó su idilio con otras islas, de hecho, congregó a 400.000 tinerfeños en el último carnaval de Santa Cruz. Aunque con Juan Luis Guerra se alcanzó el clímax, la fiesta continuó después con las melodías de David Bisbal,el reguetón de Daddy Yankee y el mestizaje de los colombianos Trapical Minds, ya avanzada la madrugada del domingo, horas inapropiadas para el cierre de un diario.

Daddy Yankee en el festival Sun & Stars

Daddy Yankee en el festival Sun & Stars

No obstante, el festival Sun & Stars arrancó mucho antes, en la tarde del sábado, con la actuación de Trending Topics, un proyecto liderado por Eduardo Visitante Cabra entre los trabajos con Calle 13. A pesar de su temprana programación, las 17.00 horas, el puertorriqueño, Vicente García, el robot Elle y resto de un grupo muy fresco enganchó al personal con sus ritmos afro-caribeños, percusiones exóticas y detalles psicodélicos, pese a la modorra del solajero, aliviado por la brisa y la birra.

A continuación, turno de la cuota local del festival debutante con la tinerfeña, Ana Guerra, conocida a raíz de su aparición en Operación Triunfo 2018. Sobre el escenario junto a la grada Ultra Naciente, con un ajustado vestido de lentejuelas rosas, la cantante canaria continuó con un fin de semana intenso después de agotar las entradas en la madrileña sala But durante la presentación de su primer disco, Reflexión, con la presencia entre el público del actor Miguel Ángel Muñoz.

Feliz al lado de su pareja, el intérprete de Presunto culpable publicó en sus stories un artículo de Ab donde se podía leer el titular "El vertiginoso triplete musical de Ana Guerra este fin de semana". Según informó Europa Press, la artista tinerfeña regresará a la capital española el domingo para participar en el concierto por la paz promovido por el papa Francisco.

Tras Lo malo o Bajito, con el público en ebullición entre confetis y selfies, el sevillano Beret, segundo apellido de Francisco Javier Álvarez, se metió al público desde el principio en el bolsillo, bueno, en la camiseta, gracias a la elástica amarilla de la UD Las Palmas que lució sobre el escenario. No fue el único guiño canarión del Sun & Stars, ya que el conductor no dejó descansar al público con el "pío, pío" o el "hola, don Pepito" tan característicos de las veladas futboleras desde el Estadio Insular.

Con una mayoría femenina, no obstante, la propuesta congregó a público de todo tipo desde familias completas, menores de edad incluidos, grupos de adolescentes, jóvenes y no tanto gracias a su diverso cartel. Como aseguró Beret en vísperas de su actuación, "es como un experimento sociológico, hay desde el reguetón de Daddy Yankee a la balada de Juan Luis Guerra, eso me mola porque mi música es un poco de todo eso".

También hueco para el puertorriqueño Tego Calderón, pionero del reguetón que no visitaba la Isla desde 2007, según apuntó Efe. El puertorriqueño arrancó con el clásico Métele sazón, uno de los temas estrella del álbum que le dio su apodo en el mundo de la música, El Abayarde (2002). Confeti, fuego y un ritmo que es seña de identidad le acompañaron durante una hora de concierto, donde sonó el aclamado Wanna love you, tema icono de los orígenes del reguetón internacional.

No faltaron en su concierto himnos como Es un secreto, que encadenó el baile con la melodía clave de Punto y aparte o el éxito sin edad de Para que se lo goce. El auditorio cayó luego en el hechizo de Bandolero, bandera de "el negro Calde" internacional, y que le ha acompañado por las discotecas de todo el mundo desde 2006.

Su colaboración con Don Omar resonó en el estadio de Gran Canaria, con una letra que persiste en la memoria de sus seguidores. Obedeciendo a la letra del puertorriqueño con "seguir con el tumbao", la música de Tego Calderón no dio descanso y el puertorriqueño agradeció la lealtad del público isleño en su despedida, con un "Canarias, os amo".

Y la fiesta, ya saben, continuó con Juan Luis Guerra y resto de estrellas de un festival que disparó el verano musical en Gran Canaria para extenderse hasta septiembre en un jolgorio trimestral bajo el sol, quizá más la luna del estío isleño. Hasta la próxima cita.