El juego de la luz del Sol y la Luna en la cueva de Risco Caído de Gran Canaria es tan extraordinario que no tiene nada que envidiar al fabuloso templo de Abu Simbel en Egipto, es más, es único en el mundo y eje del paisaje cultural de las Montañas Sagradas de Gran Canaria, que han entrado en tiempo récord en la recta final para su inscripción como Patrimonio Mundial de la Unesco, en apenas tres días en Azerbaiyán.

Se trata del templo perdido de los aborígenes de Gran Canaria, un almogarén que hasta hace pocos años era el pajero de un ganadero del municipio de Artenara que jamás imaginó que cada vez que entraba en esta cápsula del tiempo a cuidar sus animales viajaba a los inicios de la era y mucho menos que a su alrededor se desarrollaba un prodigioso relato.

Y es que al despuntar el primer día de cada primavera entra el Sol de la mañana con forma fálica para fertilizar a la madre tierra y recorrer su pared, labrada con toda una suerte de triángulos púbicos situados en una especie de cenefa a tres niveles para contar una historia que se vale de la óptica de entrada, sus quiebros y muescas, así como del cambiante ángulo del haz de luz para ir cambiando de forma en lo que recorre el retablo labrado en la roca y muestra la cara de un niño y hasta una mujer embarazada, aunque la profusión de sus significados aún están por desvelar en su totalidad.

Así ha sucedido en los últimos 2.000 años, o más, desde el equinoccio de primavera hasta el de otoño, momento en el que deja de entrar el Sol y comienzan a entrar las lunas llenas, que marcan de esta manera el paso de los meses hasta el siguiente equinoccio de primavera.

Marcaba el devenir de toda una sociedad hasta la conquista en 1484, cuando cayó en el olvido hasta que a mediado de los noventa el arqueólogo Julio Cuenca quedó atrapado por su maravillosa cúpula porque además, como expresa el director del expediente impulsado por el Cabildo de Gran Canaria, Cipriano Marín, si llamativa es una cúpula esférica, mucho más lo es esta estructura paraboidal que conlleva manejar un concepto y una ejecución realmente compleja y sorprendente, de hecho absolutamente inusual.

Ensimismado por la cúpula, no fue hasta 2009 cuando Cuenca reparó en la entrada de la luz y sus distintas formas, y comprendió que debía empezar a observar la cueva al amanecer, y de este modo se abrió ante sí el templo perdido de Artevigua de los antiguos canarios, una población que hunde sus raíces en los primigenios bereberes del norte de África y logra desarrollar una cultura singular en completo aislamiento.

Las Montañas Sagradas de Gran Canaria son un paisaje cultural -definido por la Unesco como una obra conjunta de la humanidad y la naturaleza-, formado por 1.500 cuevas, un millar de triángulos públicos rupestres -la mayor concentración del mundo-, y vestigios que permiten hablar de un paisaje relicto y vivo a la vez plagado de templos, santuarios, graneros fortificados situados en lugares imposibles, necrópolis, urbanizaciones trogloditas verticales y viviendas en cuevas ocupadas en ocasiones de manera ininterrumpida desde hace siglos hasta la actualidad.

Y todo ello -y aquí está una de las claves-, en una indisoluble relación con el celaje, lo que llevó al Cabildo de Gran Canaria a impulsar la primera ante la Unesco que incluye esta asociación con el firmamento.

En su andadura ha sumado el apoyo de la población y los cuatro municipios de las 18.000 hectáreas que abarca la propuesta, así como el respaldo del Gobierno canario, que a su vez trasladó la propuesta al Gobierno español, que la hizo suya y el domingo será la única presentada por España.

Paisaje atormentado

El paisaje atormentado que acoge este ámbito cultural se encuentra abrigado por la imponente Caldera de Tejeda, de 18 kilómetros de diámetro, que surgió por el colapso del impresionante estratovolcán del Roque Nublo, hoy monolito símbolo de Gran Canaria, y a sus pies el resultado de "una tremenda conmoción de las entrañas de la tierra, parece todo una tempestad petrificada", como la describió maravillado Miguel de Unamuno.

En términos geológicos, el ámbito acoge una extrema geodiversidad que constituye un libro abierto a la contemplación y el aprendizadje de singulares manifestaciones geológicas que incluyen relieve invertido, además de crestas, escarpes, promontorios, riscos y barrancos que, por si fuera poco, presentan una tasa de endemismos y especies protegidas sin parangón en las áreas protegidas del norte de África y el sur de Europa.

Los atributos

Los atributos que confieren al paisaje su valor universal son pues los almogarenes astronómicos, los espacios sagrados, el hábitat troglodita, las estaciones de grabados líbico-bereveres, la excepcional profusión de grabados púbicos, las expresiones relacionadas con la cultura del agua -hoy en día Gran Canaria es el lugar del mundo con mayor concentración de pozos con perforaciones verticales de hasta 400 metros y grandes presas-, y las antiguas rutas de trashumancia, una tradición que pervive en la actualidad y a la que hay que sumar la alfarería o el propio gofio.

Extraordinario es también el resultado arrogado por el análisis genético de la cebada que se cultiva en la zona: es la misma variedad que hace mil años y es el único caso de una planta así constatado genéticamente en el mundo.

Por todo ello, el Cabildo de Gran Canaria espera que el maravilloso corazón de Gran Canaria pase el domingo a formar parte del catálogo de las culturas del mundo, una herencia de la humanidad tan valiosa que su conservación pase a ser responsabilidad de los países del planeta.