La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria interpretará su repertorio "más ligero" en el concierto que ofrecerá en la Terminal de Contenedores del Muelle de La Luz-Boluda Corporación este sábado 13 de julio a las 22.00 horas con el título de Aires gitanos. Así lo aseguró su director artístico, Karel Mark Chichon, durante la presentación de este evento que se celebra dentro de la programación de la 23ª edición del Festival de Teatro, Música y Danza de Las Palmas de Gran Canaria, por octavo año consecutivo, y que cuenta con la presencia del violinista ruso Sergej Krylov.

"Es uno de los grandes violinistas del mundo", señaló Chichon. "Y una referencia única en el repertorio de Pablo Sarasate", del cual interpretará las piezas Aires gitanos y Fantasía sobre Carmen y que conforman el toque español del programa, "por lo que contar con un músico de su nivel en un espacio tan emblemático, es la mejor manera para cerrar la temporada". Chichon hizo estas declaraciones en una presentación en la que estuvo acompañado por la directora del Festival, Marisol García; la directora en funciones de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Rosario Saá; el director corporativo de Boluda Corporación Marítima, Javier Climent y el arquitecto municipal Juan Espino.

El programa incluye además dos páginas gitanas de Johann Strauss II, las Csárdás de la opereta El murciélago y la Obertura de El barón gitano. A ellas se sumará la Obertura de Caballería ligera, de Franz von Suppé, en homenaje al 200 aniversario de este compositor de origen austrohúngaro tan popular en los teatros vieneses del siglo XIX y el concierto concluirá con los ritmos de Latinoamérica a través del tango Por una cabeza, de Carlos Gardel, famoso porque aparece "en la película Esencia de mujer" y el Mambo, de Dámaso Pérez Prado. "Desde que estoy a cargo de la orquesta he pensado que hay que aligerarla un poco y dar lo que el público espera de este concierto", añadió el director. Una ligereza que no resta "dificultad técnica" a estas piezas.

Espacio

Por su parte, Juan Espino, autor del diseño, señaló que el espacio destinado exclusivamente al escenario, backstage y al aforo del concierto, ocupará aproximadamente 5.000 m2 de los 50.000 m2 del total de la dársena. El escenario se situará bajo dos grúas de 60 metros de altura y unas 800 toneladas de peso cada una y se utilizarán unos 70 contenedores para la realización de la caja escénica que tendrá, como en ediciones anteriores, un formato muy alejado de los tradicionales.

El recinto contará con un aforo estimado de 3.200 butacas y este año, sin embargo, el frontal de la caja escénica, que queda detrás de la orquesta, se dispondrá de forma escalonada con un contenedor central que hace de tótem. Espino señaló que con ello se pretende "mejorar la acústica de la caja escénica y la difusión del sonido, además de propiciar un cambio estético en el diseño como pudo comprobarse en el evento de 2018".

Como en la pasada edición, dos columnas de contenedores servirán de pantalla en la que se proyectará el concierto para facilitar mejor la visión desde las localidades más alejadas. "El sonido se distribuirá electrónicamente en doce puntos de salida que optimizarán la señal en la totalidad del área", apuntó Espino.

Tanto Rosario Saá como Javier Climent destacaron el orgullo que supone celebrar este tipo de actos en el recinto portuario "ya que permite acercar la institución al ámbito cultural" y en un escenario que requiere tanta infraestructura para montarlo.