Entre los múltiples significados que el cinco posee en la cultura occidental, está el de ser el número de dedos de la mano, de los sentidos o de la quintaesencia actuando sobre los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Y es precisamente por eso, que esta cifra ha jugado un papel fundamental en las artes.
Debido a todo ello, el quinteto artístico que integra la muestra que se expone en el Club LA PROVINCIA ha adoptado precisamente el nombre de ese quinto elemento como título de su exposición.
Pero como cualquier quinteto que se precie, de estos artistas, al menos cuatro de ellos ya han expuesto juntos, porque esta muestra es una réplica de otra, que realizaron en Polonia, país al que pertenecen Oliwia Hildebrandt y Roberto Maciejski, a los que se sumaron Osvaldo Cipriani y Luz Sosa como su contrapartida canaria.
Cuarteto
En aquella ocasión formaban un cuarteto, se llamaban Cuatro islas, y expusieron en Kielce ciudad del sureste de Polonia de donde provienen los dos artistas polacos del grupo.
Osvaldo Cipriani es un fotógrafo de origen argentino afincado desde hace mucho tiempo en nuestro país, que realiza una fotografía imaginativa que huye del realismo para acercarse a formas más propias del expresionismo. Sus fotos son imágenes sorprendentes que además han sido enmarcadas en fibropanel de densidad media pintado en acrílico por Luz Sosa.
Moviéndose entre el tercer y el octavo arte, las creaciones de Osvaldo Cipriani están inspiradas en la obra lírica de cinco poetas de los cuales tres son grancanarios: Pino Ojeda, Domingo Rivero y Rosario Valcárcel. De ésta última, la única viva del trío, ha tomado como inspiración su poema Las ánimas danzan.
Por su parte, la pintora polaca Oliwia Hildebrant, doctora por el Instituto de Bellas Artes en la Universidad Jan Kochanowski de Kielce, es la única que rompe con la armonía numérica de la exposición mostrando seis obras en vez de cinco. Sus cuadros se caracterizan por una clara voluntad de realizar experimentos formales, valiéndose de la pintura acrílica, a medio camino entre la abstracción y el figurativismo, en la que lo más importante del mensaje suele ser el colorido.
Su compatriota Roberto Maciejski, quien lleva más de una década residiendo en esta isla, ha estado trabajando durante mucho tiempo en la restauración de antigüedades, de la cual ha incorporado muchas técnicas a su pintura. Por eso la combina con elementos escultóricos, ya que de sus cuadros surgen formas, a veces concretas, como en Un ángel atrapado o Mirando dentro, y otras abstractas, pero en ambos casos realizadas mayoritariamente en pasta de papel.
Otro miembro del quinteto es Virginia Palacios, venezolana de ascendencia española, que a través de técnicas mixtas realiza cinco abstracciones muy evanescentes de paisajes oníricos, inspirados en los de la isla de Tenerife, donde reside.
Finalmente, Luz Sosa, la única grancanaria del grupo, aporta cinco retratos, mayoritariamente femeninos y juveniles, en los que sus modelos no posan, sino que presentan gestos espontáneos, captados accidentalmente, en los cuales la inocencia se plasma a través del óleo sobre un fondo de acrílicos, con los que haciendo honor a su nombre trata mucho la luz y la manera en la que ésta incide con los materiales pictóricos o cómo el color de la piel varía según la cantidad de luz que reciba.
Basta una simple mirada a sus cuadros, llenos de contrastes entre la luz y la sombra, para apreciar que Luz Sosa proviene del mundo de la fotografía, no sólo por su tratamiento de la imagen, sino porque sus cinco retratos están llenos de esa personalidad que el fotógrafo trata de captar con la cámara.
En definitiva, a través de veintiséis obras, este quinteto artístico consigue extraer el fundamento de la pintura actual, logrando plasmar la quintaesencia del arte de la representación gráfica.
