Crescendos versátiles

August

La cantante norteamericana, e integrante de la banda de Ty Segall, se desprende de los tópicos folks para sacar un disco versátil con canciones llenas de chispa que pueden tener la huella tanto de Patti Smith (Nowhere) como Joan Baez (Shufting stones). Pero donde la cantante se luce principalmente es en unos temas tan austeros como elaborados a modo de crescendos que, a través de los medios tiempos, tiene puesta su mirada en la Jefferson Airplane (Wild) o incluso los Beach Boys (Sea came to shore). Destacar el ambiente onírico y psicodélico que imprime en la final The dream.

Proclamas furibundas

Health & easy care

Fenomenal cuarteto de Nottingham que, como ya indica su nombre, no son precisamente adolescentes, pero que fabrican un post-hardcore lleno de ímpetu y sagacidad melódica. Este tercer trabajo oscila entre la irregularidad rítmica en la onda Jesus Lizard (la inical Hydropona) a la melodía matemática cercana a los Wire (Ghost in your own life). Todo con una lírica sin pelos en la lengua y llena de furibundas proclamas contra la actual política conservadora del gobierno británico que rememora a la época gloriosa del punk de The Damned, The Clash, Vibrators o UK Subs.

La otra vida del piano

Get lost

El prolífico compositor italiano sigue experimentado con los recursos del piano de una manera insólita. En esta ocasión, Balota se centra en elementos alrededor del instrumento como la resonancia, el silencio y el ambiente acústico del espacio vital que lo rodea. Para ello, el autor de The secret of seas emplea una variedad de pedales de efectos externos y procesadores para capturar los sonidos secundarios y revolucionarlos como figuras centrales de una historia. Títulos tan serenos y apacibles como Darkest light o The one I Know rozan incluso la obra de Philip Glass o Wim Mertens.

La noticia estimulante

Love?eld -

Es sin duda una de las noticias más estimulantes del año. El gran Adrian Borland, ex líder de los míticos The Sound, una de las bandas más importantes surgidas en los ochenta, dejó unas canciones sin publicar antes de su suicidio en 1999. Y se las cedió a un colectivo de fans en Holanda -lugar donde la banda alcanzó un gran predicamento- que ahora las ha puesto a la luz. Anunciado como "el disco de Borland más parecido a The Sound" , la afirmación no es gratuita como demuestran temas tan redondos como Darkest heart o Across the border, verdaderos ejercicios de neopsicodelia.