Los poetas Acerina Cruz y José María García Linares dialogan sobre literatura y arenas, poesía y viento, en un encuentro el próximo viernes 18 de octubre, a las 20.00 horas, en la Librería Canaima.En este acto, ambos presentarán sus recientes poemarios respectivos, Si la arena resiste, de Acerina Cruz, y Entonces empezó el viento, de José María García Linares, publicados por la editorial nacional Versátiles.

En Si la arena resiste, la poeta Acerina Cruz (San Bartolomé de Tirajana, 1983) poetiza las imágenes, contradicciones y evocaciones de un fenómeno tan arraigado en el imaginario isleño como es el turismo. El volumen cuenta con un prólogo a cargo del también poeta Ben Clark, quien manifiesta que: “estamos ante un libro que recorre el imaginario de la autora y que rastrea en sus orígenes isleños para rescatar las sensaciones y los sentimientos contradictorios que nacen de ese fenómeno extraño tan arraigado hoy en nuestra sociedad: el turismo. La mirada poética de Acerina Cruz parte de un yo subjetivo que nos acerca a personajes y a paisajes que son retratados a través de un prisma que busca la objetividad".

Además, añade que "la poeta nos sitúa en trenes, aeropuertos, terrazas, piscinas, apartamentos, playas… lugares de paso, sitios no habitables pero habitados por los otros, los turistas, los protagonistas de la curiosidad de la niña que da voz a muchos poemas y los responsables, en buena medida, de unas sensaciones de desarraigo y desazón que recorren el libro, sin caer en la queja ni en la denuncia. Cada retrato habla por sí solo y la poeta invita al lector a crear su propia opinión sobre el fenómeno (un fenómeno que es, claro, social pero también íntimo e interior; somos turistas de nosotros mismos)”.

Por su parte, el profesor y crítico José Luis Fernández de la Torre (Melilla, 1977) sostiene en el prólogo de Entonces empezó el viento, de José María García Linares, que: “El viento del título, además, quizá derive en esa nostalgia o el olvido, pero en cualquier caso los principios aéreos atraen-conducen a un escritor -esta vez sí- seguro de su palabra, de su biopoética en la que los anclajes evanescentes o las lecturas ‘destilan’ esa apuesta por la ‘revelación’, por la propia y diferente poesía. García Linares -o el nuevo Cairasco de Figueroa, ese poeta áureo tan decisivo y alabado por Cervantes- que desde Canarias apuesta por una lengua poética extrema y al margen, en el exacto delimitar de un abismo en el que este nuevo libro aparece como experimentación pública de lo íntimo, entre el iluminismo racionalista y la novela de García Márquez, para quedar en la reflexión lírica de una palabra que se ofrece como goce y conocimiento, más allá de la escritura del libro de las citas, lugares, espacios y personajes de Cien años de soledad: por ejemplo, Remedios, Catarino, el Sabio catalán, Úrsula, etcétera”.