En su 70 aniversario, el Grupo Planeta hizo saltar la banca anoche en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). No premió, como apuntaban las quinielas, a una mujer -ni a dos-. Tampoco tiró de alguno de los nombres fuertes de su catálogo -Elvira Lindo, Enrique Vila-Matas o Lola Dueñas-. En Montjuic, a los pies de la montaña donde hace 79 años el franquismo fusiló a Lluis Companys -para nada un detalle menor en estos tiempos convulsos-, la editorial que José Manuel Lara fundó en 1949 galardonó a dos autores de peso dentro del mercado, ambos firmas habituales de la competencia: Javier Cercas, al que concedió máximos honores por la novela Terra Alta, y Manuel Vilas, finalista por la obra Alegría.

Cercas, autor de libros como Soldados de Salamina, Anatomía de un instante, Las leyes de la frontera, El impostor o El monarca de las sombras, se embolsa los 601.000 euros con los que está dotado el Premio Planeta por una novela negra que narra las peripecias de Melchor Marín, un mosso d'esquadra -que en su pasado mezcla su condición ex delicuente convicto con la de héroe en los atentados yihadistas de Cambrils de 2017- que se enfrenta a la resolución de un triple asesinato por la que tendrá que pagar un precio muy alto.

"Estoy enormemente feliz porque es la primera vez que me presento a un premio literario", admitió anoche Cercas segundos después de ser coronado como ganador del Premio Planeta 2019. "Estoy feliz por dos razones", añadió, "primero, porque cada año, después de la entrega del Planeta, mis vecinos, la portera, el quiosquero, me miraban con compasión y solidaridad. Algunos incluso me decían 'algún día lo ganará'. Pues bien, eso ya no volverá a suceder. Y segundo, porque es un libro muy especial".

"No soy un chaval"

Cercas explicó que "no soy un chaval y a estas alturas los escritores corremos el riesgo de repetirnos". "Por eso", continuó, "no quise repetir la fórmula, no caer de nuevo en lo que antes era hallazgo y necesidad. El desafío era convertirme en otro escritor, en uno radicalmente distinto. En las anteriores obras, que yo las veo como un thriller, se sabía quién era el culpable en las primeras páginas. En Terra Alta no se Sabra quién es hasta la última".

El escritor extremeño recalcó que " Terra Alta, con una trama que parte del asesinato de los propietarios de la empresa más importante de la comarca, habla de asuntos muy presentes: el valor de la ley, la posibilidad de la justicia, la legitimidad de la venganza. Es es la epopeya de un hombre que busca su lugar en el mundo".

"Siempre he pensado", reflexionó Cercas, "que la mitad de un libro es del autor, pero la otra mitad es del lector. Y estoy impaciente por conocer la última mitad de Terra Alta".

Natural de un pueblo extremeño -Ibahernando- y criado en Girona, la carrera de Cercas está marcado por el impacto que tuvo Soldados de Salamina en 2001. La novela, en la que mezcla historia y ficción, cuenta como un soldado republicano le perdona la vida al escritor falangista Rafael Sánchez Mazas en su huida por territorio enemigo. La historia, que recibió once premios literarios, fue adaptada al cine por David Trueba dos años después de su publicación.

Soldados de Salamina puso en órbita a Cercas. Ocho años después, con la novela La velocidad de la luz entre medias, el escritor extremeño publicó un ensayo sobre el golpe de Estado del 23F que es considerado una de las obras más completas sobre el asunto: Anatomía de un instante, donde indaga en las motivaciones de Alfonso Armada, Milans del Bosch o Tejero para dar el paso, los intereses ocultos tras el alzamiento -que ya se anunciaban en los días previos- o la integridad moral y política -dentro del Congreso- de tres figuras tan opuestas como Adolfo Suárez, Santiago Carrillo o Gutiérrez Mellado.

La Historia ha estado muy presente en la obra de Cercas. En 2014, con El impostor, contó el gran engaño de Enric Marco Batlle, un sindicalista español que llegó a falsificó información para hacerse pasar como superviviente de los los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En su última novela, El monarca de las sombras regresó al terreno de la Guerra Civil para contar un relato familiar: la historia del tío de su madre, Manuel Mena, falangista y alférez del ejército rebelde durante la Guerra Civil, que falleció en combate a los 19 años cerca del Ebro.

La condición de finalista del Premio Planeta 2019 recayó en Manuel Vilas, con la novela Alegría, que describe como un hombre de mediana edad, atormentado por sus propios demonios -la depresión, el paso de los años o la muerte de sus seres queridos-, transita por un camino hacia un tiempo de comprensión y felicidad.

El escritor aragonés, tras ser premiado -recibirá 150.250 euros por el galardón- señaló que "está obra es la historia de un hombre de mediana edad que se da cuenta que la alegría es el sentimiento más importante, más que la felicidad". "Además experimenta que la alegría y la memoria son la misma cosa", agregó, "y la contemplación de los seres que ama es lo que produce alegría".

Un derecho

Vilas puso el acento en que su libro "habla sobre la familia, las raíces y ese misterio, ancestral y atávico, que es el amor entre padres e hijos. La búsqueda de sentimientos nos sirve para hacer frente a la desesperación colectiva". "Es", añadió, "una invitación para recordarle al lector que la alegría es un derecho de todos los seres humanos".

Vilas, crítico con el capitalismo, con la parodia como recurso habitual y adorador de mitos pop a tiempo parcial en su obra, se convirtió en un autor reconocido para el gran público con su última novela: Odessa, elegido libro del año en diferentes medios - El País, El Mundo o La Vanguardia-. En su hoja de servicios también destacan piezas como Lou Reed era español, Los inmortales, su antología Poesía completa o el diario Dos años felices.

A la gala, en la que estuvieron presentes cerca de 2.000 invitados, no acudió ningún representante del gobierno de la Generalitat. Sí estuvo la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el presidente del Senado, Manuel Cruz, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el ministro de Cultura, José Guirao, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Por el MNAC también se dejaron ver Inés Arrimadas, portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Xavier García Albiol (PP) y los expresidentes de la Generalitat Artur Más y José Montilla.