¿Por qué hay que ver Las cosas extraordinarias
Es una función muy especial escrita por un autor británico brillante, Duncan MacMillan. En forma de monólogo y clave cómica, explora las crisis personales, los momentos malos de la vida. Es un texto con el que todo el mundo se va a sentir identificado, a mí al menos me llega de una manera muy especial.
¿Qué destacaría del montaje?
Como experiencia teatral es una experiencia muy diferente, desde la propia organización de la representación en la sala como por las cosas que van a suceder y que ahora no puedo adelantar.
¿Es un reto especial en su carrera?
La obra tiene características muy particulares que la diferencian de todo lo que había hecho antes. Para empezar, nunca me había enfrentado a un monólogo, un formato donde, por un lado, no dependes de nadie, pero tampoco tienes a nadie en donde apoyarte.
¿Qué pensaría Paquita Salas de lo que está ocurriendo estos días en Cataluña?
Pues cualquiera sabe, no tengo ni idea, ¡a saber! Imagínese el lío que tendría para entender el procés. Me da mucha tristeza que nos separen estas cosas cuando tenemos tantas cosas en común.
¿Qué ha supuesto la serie Paquita Salas para usted?
Un antes y un después en mi carrera. Sin embargo, no tan de repente como lo ha podido vivir el público. Para nosotros Paquita Salas ha ido creciendo poco a poco. Indudablemente ha hecho que mucha gente conozca mi trabajo y me ha abierto un montón de puertas profesionales.
¿Su vida ha cambiado?
Mi vida ha cambiado como le cambia a cualquiera. No noto un cambio brutal por el éxito del personaje. A nivel personal, estoy convencido de que también hubiera cambiado sin él. Pero eso de estar en el salón de la casa de la gente, que el público le tenga tanto cariño al personaje, que la crítica lo haya valorado tan bien, por supuesto que es muy bonito e importante.
¿Cómo nació el personaje de Paquita Salas?
El papel lo creamos juntos los Javis [Javier Ambrossi y Javier Calvo, directores de la serie] y yo. Un buen día lo subimos a redes sociales y de ahí surgió todo.
Me recuerda al de Tootsie interpretado por Dustin Hoffman en la película homónima de Sidney Pollack de 1982.
Pero Tootsie tiene la diferencia de que es el personaje de un hombre que se disfraza de mujer, y Paquita Salas es toda una mujer.
Me refería por la caracterización.
Sí, es cierto que Tootsie tiene un poco de esa personalidad como de señora que tiene Paquita Salas.
¿De dónde le vino la inspiración para darle vida?
La recogí de muchas partes. Por un lado, el guion es muy bueno, no necesito hacer grandes malabares, porque todo ese viaje personal y emocional está ahí. Luego, sí tiene detalles que son de mi madre y de muchas otras señoras que me inspiran. Y también de gente que no son señoras.
¿Qué ha sido lo más difícil de la interpretación?
Físicamente es muy exigente. Es mi pelo, no es peluca, me tengo que afeitar todos los días de una forma más rigurosa que la habitual. Las joyas, tacones, fajas, no es ropa precisamente cómoda para actuar. Ponerse en la piel de Paquita lleva mucho proceso.
¿Qué momentos de la serie destacaría?
Le tengo mucho cariño a las escenas de la primera temporada con Claudia Traisac. También las de esta última temporada con Gracia Olayo. Después hay momentos muy divertidos con Belén Cuesta y Yolanda Ramos, que son dos genias absolutas.
¿Dónde radica a su juicio el éxito de la serie?
Creo que Paquita reúne varias cosas que han gustado. Para empezar es una comedia de 30 minutos, un formato que cuando empezamos no era tan común como ahora. Tampoco era habitual que estuviera en una plataforma digital y pudiera verse dónde se quisiera, en un móvil o un ipad, a cualquier hora del día. El tono de los Javis, que mezcla drama y comedia casi en la misma frase, emociona y hace reír a la gente. Y, finalmente, que la gente se ha identificado muchísimo con el personaje.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria. ¿Conserva recuerdos de la ciudad?
No, porque toda mi familia es de Galicia, la realidad es que vivían en Las Palmas por trabajo y me mudé antes de cumplir dos años. Pero conocerla sí era algo que tenía pendiente y gracias a mi trabajo en Cómo sobrevivir a una despedida (Manuela Moreno, 2015) pude visitar la ciudad y la isla por primera vez. Le guardo un cariño especial.
¿Con qué se queda de Cómo sobrevivir a una despedida ?
Fue la primera vez que actué. Hasta entonces nunca había pensado en ser actor. Solo por eso y fue un proyecto muy bonito e importante para mí. También me quedo con las amistades que se crearon. Por ejemplo, Manuela Burló Moreno, la directora, con la que acabo de hacer su serie para HBO, titulada Por H o por B, y ha escrito un personaje pensando en mí. Todavía mantengo la relación con todas las actrices, María Hervás, Celia de Molina, Natalia de Molina y Úrsula Corberó, que se ha convertido en una gran amiga mía.
¿Sigue adelante con su vocación de escritor?
Siempre ha sido una de mis pasiones. Nunca he dejado de escribir, aunque en los últimos años ha quedado en un segundo plano por mi trabajo actoral. De hecho, los Javis y yo nos conocimos escribiendo juntos una función de microteatro para la actriz Belén Cuesta, fue la primera vez que los cuatro trabajamos juntos. También he escrito un capítulo de Paquita Salas. Y sigo haciendo colaboraciones periodísticas regulares con distintas revistas, que es una de las formas con las que me ganaba la vida antes de convertirme en actor. Escribir es algo a lo que quiero volver.
