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DISCOS

La nueva resurrección del ruido

Kim Gordon publica el disco más cercano a la experimentación de los primeros Sonic Youth que enlaza con lo realizado por sus excompañeros en este 2019

Kim Gordon en directo. lp / dlp

Los medios se empeñan en presentar este disco como el primer trabajo en solitario de la exbajista de Sonic Youth, aunque Kim Gordon haya firmado interesantísimos proyectos con los radicales Free Kitten o los impredecibles Bodyhead, además de emprender colaboraciones con Yoko Ono, Lydia Lunch o sus propios excompañeros.

Sin embargo, lo que sí parece evidente es que la exintegrante del indomable cuarteto de oro necesita demostrar a sus excompañeros, Thurston Moore, Lee Ranaldo y Steve Shelley, cómo debe sonar la música de alguien que estuvo en una banda que no sólo lideró la música alternativa a nivel mundial, sino que dio forma a un género, diez años después de la disolución.

Gordon parte de una idea conceptual no demasiado amable que se reduce en plasmar lo asfixiante que resulta la vida en su ciudad natal, Los Angeles, a la que regresó recientemente y que ha convertido en su nuevo hogar, pero con la que parece tener una relación de amor y odio a juzgar por sus letras. Y esta realidad agridulce es la plataforma perfecta de un trabajo que se mueve en un terreno equidistante entre el art-rock, el minimalismo industrial y ese ruido melódico que provocó el surgimiento de una generación devota de sus ideas.

Así, las piezas más furibundas, tipo Air BnB o Murdered one, encajarían en la etapa de mediados de los ochenta de los pioneros del noise. Mientras que sus devaneos con la electrónica experimental que aparecen en Paprika Pony, Don't play it o Cookie butter estarían más cercanos a sus proyectos más personales.

Un tema como Hungry baby retoma la época en la que Gordon formó parte integrante de la banda post-punk Harry Crews. Y en el tramo final la bajista muestra su cara menos seductora con un Earthquake que es puro Velvet Underground, y en Get your lif back que desprende un aroma más gótico y decadente que roza una paranoia a veces cercana incluso a Diamanda Galas.

Sea como fuera, el nuevo álbum de Kim Gordon es un nuevo capítulo de una saga sobre el arte del ruido que los cuatro integrantes de Sonic Youth han ido elaborando en los últimos diez años. Siempre de manera original, llena de momentos magistrales y totalmente transversal. Y destacar la última genialidad de Thurston Moore, Spirit counsel, otro maravilloso ejercicio de amor al género imprescindible.

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