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Las ansias de los inclasificables

El grupo bostoniano Pile publica un séptimo trabajo que resume las inquietudes que mueven a las bandas independientes más interesantes del momento

El grupo bostoniano Pile durante una actuación reciente.

Inclasificable banda de Boston que, sin embargo, tiene todos los ingredientes para satisfacer al oyente ávido de nuevas vías de investigación en la música moderna. Y no es que el cuarteto de Massachusetts haya inventado nada especial, no, sino que su manera de agrupar numerosas claves estilísticas dan como resultado un sonido muy personal e intrasferible que podría ser un manual sobre las inquietudes que mueven a algunas de la mejores bandas del planeta. Y es que, además, este trabajo, el séptimo de su carrera, es una de esas obras, repleta de detalles instrumentales prodigiosos y casi imperceptibles, que necesitan de sucesivas escuchas que vayan enriqueciendo el planteamiento original.

Aún así, los oyentes más avispados, aquellos que conozcan con profundidad los vericuetos por los que se ha movido la música independiente en los últimos treinta años, podrán encontrar claramente la huella de bandas antológicas de los noventa con discursos similares como Built to Spill o Modest Mouse en títulos como la inicial Firewood o la melodramática Other moons. Partiendo de los medios tiempos, pero aliñados con cambios rítmicos y melódicos casi radicales, canciones como On a bigger screen o la maravillosa A labyrinth with no center se mueven en un singular terreno equidistante entre el nuevo folk, el slowcore, el post-rock, el post-hardcore y el punk que pueden traer a la memoria algunos instantes deformaciones de culto a reivindicar a día de hoy como Violent Femmes o Camper Van Beethoven.

El líder del grupo, Rick Maguire asume lo mejor del noise de Pixies y Sonic Youth en la indomable The soft hands of Stephen Miller y parece querer realizar un homenaje nada disimulado a Mark E. Smith de The Fall y a los grupos del primer post-punk en la matemática Lord of calendar donde se percibe la solvencia del nuevo guitarrista Chappy Hull que llega incluso a emular al Robert Fripp de la época de los King Crimson de Island en A bug on its black. Otras veces son capaces de moverse en un terreno a medio camino entre el minimalismo y el sonido industrial en la hipnótica Hiding places. Así hasta trece temas que, a pesar de su fortaleza instrumental, abordan temas nada amables como el envejecimiento, la ansiedad o el sacrificio, aunque con un leve tono de esperanza que resulta aún más desconcertante.

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