La Provincia - Diario de Las Palmas

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"La idea detrás de 'Maghek' es plasmar la belleza natural de las Islas Canarias"

"Pretendo mostrar la humedad de los bosques de laurisilva, los paisajes volcánicos o el romper de las olas", manifiesta el compositor y pianista

El compositor y pianista Gustavo Díaz-Jerez, que ha escrito siete poemas sinfónicos sobre cada una de las Islas. ANDREJ GRILC

Es usted artista del siglo XXI, pero ha tenido una inspiración análoga a la de otro del siglo XIX, el checo Smetana, cuando escribió en seis piezas sinfónicas una visión poética de su tierra?

Es cierto, aunque creo que es una idea perfectamente trasladable a nuestra época. La idea principal detrás de Maghek (título que engloba las siete obras) es plasmar la belleza natural de las islas, a través un prisma poético, mediante el medio sonoro. Para ello, nada mejor que emplear las posibilidades tímbricas que te ofrece una orquesta sinfónica.

¿Tira tanto el sentimiento de patria en los creadores contemporáneos como lo hace en los románticos?

Creo que esto es una cuestión muy personal. En mi caso, es un proyecto en el que llevo trabajando diez años y que me ha hecho crecer como compositor.

Aunque su monumental septivium canario absorbe elementos sonoros de cada una de las Islas, no es fácil detectarlos en su lenguaje final. ¿Propone a los oyentes un juego de adivinación, o tienen esas citas un valor más estructural que lúdico?

El elemento que vertebra Maghek no es el folclore canario, a pesar de que he utilizado algunos elementos de este como generador de materia prima. Como he comentado antes, el hilo conductor del ciclo es la evocación poética, a través del medio sonoro, de la belleza natural de las islas. He pretendido evocar la humedad y la densidad de los bosques de laurisilva, los paisajes agrestes y volcánicos, las formaciones rocosas como Los Órganos, el romper de las olas, el susurro del viento, los sonidos característicos de las aves marinas, el lenguaje del silbo?Todos estos elementos son muy fácilmente reconocibles para el oyente y se integran en la narrativa de las piezas. Estas evocaciones se plasman en la música a través de elaboradas texturas orquestales construidas con ayuda de procesos matemáticos, en particular la geometría fractal, que describen esos fenómenos naturales. A pesar de que todas las obras comparten una estética común, he querido dar a cada una personalidad propia que las defina individualmente. La mayoría, además, tiene detrás una historia particular, a veces un suceso histórico, como en Ayssuragan (lugar donde se helaron) o mitológico, como en Aranfaybo (el que provoca la lluvia).

Es muy provocador que un compositor de su estética, rigurosamente comprometida con los medios abiertos por la inteligencia artificial, mezcle en su crisol elementos formales del pasado. ¿Intenta mantener viva la música canaria en el seno de la experimentación internacional más exigente?

Siento que, como creador, debo estar en constante evolución y experimentar con todos los medios tecnológicos disponibles a mi alcance. En mi lenguaje compositivo incorporo elementos afines a nuestra época. En este sentido, Maghek sólo podría haber sido compuesta en el siglo XXI. Todo esto, por supuesto, desde un enfoque musical y teniendo en cuenta que ha de adaptarse al intérprete y a las posibilidades de cada instrumento. En cuanto a la forma, trato de que esta sea lo más orgánica posible, que emerja del propio proceso subyacente. En alguna ocasión es verdad que he mirado al pasado para establecer la forma, como en mi Metaludio Microsuite o en mi Sonata a cinque, pero por regla general, la forma se genera a partir de la propia materia prima que elaboro a priori.

En enero pasado hablamos de sus Siete Poemas Sinfónicos sobre Canarias como escritura recién terminada. Para su grabación integral, realizada en septiembre, ¿hubo cambios, correcciones o adaptaciones hasta llegar a los atriles escoceses tal cual había salido?

Sí, hubo algunos ajustes, aunque la mayoría cuestiones menores relacionadas con el equilibrio dinámico, y solo en tres de las obras, las de más reciente creación. Cuatro de ellas ya habían sido estrenadas y publicadas.

Tiene fama de trabajar tan rápido en la escritura de sus obras como en el estudio de las ajenas que interpreta en concierto. En condiciones normales de trabajo y como término medio, ¿cuántos compases o duraciones puede conseguir en una jornada?

No me planteo escribir un número de compases concreto diariamente, ese número depende de mil factores y es totalmente impredecible. Es verdad que los compositores tenemos fechas de entrega que cumplir, pero en mi caso no creo que trabaje particularmente rápido, al menos esa no es mi percepción. Antes de escribir la primera nota hay detrás un largo proceso de búsqueda y reflexión, a menudo con numerosos callejones sin salida y descartando mucho material. Una vez tengo un esquema mental claro de lo que quiero hacer y la materia prima necesaria, normalmente la escritura es fluida, pero en conjunto es un proceso que lleva mucho tiempo.

Metafóricamente, cabe ver el conjunto como una cordillera de grandes picachos por encima de las nubes atlánticas. ¿Suena esto demasiado retórico para competir en los mercados parisinos, vieneses, berlineses, venecianos, etc.. donde hoy se juega su buen nombre la música contemporánea?

Mi única preocupación al escribir música es ser fiel a mí mismo y expresarme con honestidad. En absoluto pienso en competir en ningún mercado cuando estoy ante los pentagramas. Creo que lo importante es forjarte una voz propia, un lenguaje que te defina como artista y, si escribes música para ser interpretada, ser consecuente con el intérprete.

¿Cuántas fueron las sesiones de grabación del pasado septiembre en Escocia?

En total fueron ocho sesiones de tres horas cada una con un pequeño descanso en medio. Grabamos durante cuatro días en sesiones de mañana y tarde. Las orquestas británicas están muy acostumbradas a la dinámica de las grabaciones. Todo fluyó sin ningún problema desde el primer ensayo.

¿Hubo feeling con el joven director elegido?

Por supuesto. De hecho fue Eduardo quien me propuso la grabación del ciclo. Eduardo es un director con un talento extraordinario y con un compromiso sincero hacia la música actual. Me siento muy afortunado de haber contado con él para la grabación de Maghek. Nos conocimos hace años en un concierto que hicimos juntos con la ORCAM donde actué como solista en Aubade de Poulenc. Por aquel entonces tenía escritas solo dos de las siete obras del ciclo: Aranfaybo (El Hierro) e Ymarxa (Tenerife). Le di la partitura de Ymarxa con la grabación del estreno y un tiempo después me escribió diciéndome cuánto le había gustado y me animó a terminar el ciclo para plantearnos hacer una grabación del mismo. Hace ahora un año y medio, ya con el ciclo terminado, la fundación BBVA le concedió una de sus becas Leonardo para la realización de este proyecto. A partir de ahí nos pusimos manos a la obra con la elección de la orquesta, -Eduardo vive en el Reino Unido y ha dirigido numerosas orquestas británicas-, las posibles fechas de grabación, la casa discográfica? También hemos contado con el patrocinio de los Cabildos de Gran Canaria y Tenerife, y del Gobierno de Canarias, lo que nos ha permitido financiar la grabación en su totalidad. Una vez concretado todo esto, Eduardo y yo pasamos muchos meses trabajando las obras, resolviendo dudas, aclarando conceptos, etc. Ha sido un etapa muy enriquecedora.

¿Le entendieron bien los instrumentistas?

Sí, perfectamente. La RSNO es una orquesta formidable con una lectura y precisión realmente increíbles. Están muy acostumbrados a tocar música contemporánea. En cualquier caso, como concertista de piano que también soy, las partes instrumentales están escritas desde la perspectiva del intérprete en el sentido de que son lo más ergonómicas y claras posibles. Soy muy consciente de esto cuando compongo. Y máxime cuando escribes para orquesta, donde habitualmente hay muchos menos ensayos de los que querrías.

¿Por qué dos de las siete obras no son poemas sinfónicos sino conciertos orquestales, uno de clarinete y otro de piano? ¿Se lo han sugerido así las dos Islas implicadas?

Sí que lo son. Aunque sean conciertos con solistas, la parte orquestal tiene una importancia fundamental, equiparable al resto de obras donde no hay parte solista. La parte solista está totalmente integrada en la textura orquestal y la complementa.

¿Qué agenda se va formando, dentro y fuera del país, para la promoción de la edición grabada y las ejecuciones en vivo?

Además de en las plataformas digitales (Spotify, iTunes, Amazon, etc.), la casa discográfica Signum Classics tiene presencia en más de 50 países, donde se podrá adquirir el doble CD en formato físico. También tenemos prevista una campaña de comunicación importante a nivel nacional e internacional en medios especializados y redes sociales para dar a conocer la grabación. En cuanto a los conciertos en vivo, Eduardo y yo estamos en contacto con orquestas nacionales e internacionales para que el ciclo se pueda interpretar durante las próximas temporadas. Asimismo, contamos con una web con información permanentemente actualizada: www.maghek.com.

¿Serán las Islas el acontecimiento del estreno absoluto?

Cuatro de las obras ya han sido estrenadas, dos de ellas por la Orquesta Sinfónica de Tenerife, Chigaday (La Gomera), y Ayssuragan (La Palma). Las tres restantes, Azaenegue (Gran Canaria), Erbane (Fuerteventura), y Guanapay (Lanzarote) son de creación más reciente y aún no lo han sido. Mi ilusión, lógicamente, sería que fueran estrenadas en Canarias, y que Azaenegue, la obra inspirada en Gran Canaria, la hiciera la OFGC. El escuchar las siete obras en un solo concierto quizá sería excesivo por la duración del mismo. Veo más lógico que se interpretaran a lo largo de varios conciertos.

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