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Antonio Melián: "El único método para traer paz a las aulas es el amor"

El escritor explora el mundo de la educación en su novela 'El veneno del miedo', con el trasfondo de un crimen en un instituto

Antonio Melián, con un ejemplar de su novela. quique curbelo

Un instituto de barrio de la capital. Una profesora recién llegada. Un ambiente asfixiante. Un cuerpo docente hastiado y escéptico. Violencia. Y Alison, la protagonista, convencida de que siempre hay esperanza, decidida a recuperar a sus alumnos para una vida digna y plena, y dispuesta a sacrificarse para romper el pacto de silencio sobre un crimen cuyo secreto ha emponzoñado la convivencia en el centro. Estas son las premisas de El veneno del miedo (Cam-PDS Editores SL), tercera novela de Antonio Melián (Juan Grande, 1938), que se presenta esta noche, a las 20.00 horas, en el Club LA PROVINCIA y que es un análisis tan científico como emocional de la situación que se vive en la enseñanza a diario. "El único método que sirve para recuperar la paz en las aulas es el amor", asegura el autor, con una sonrisa plácida.

Antonio Melián deja parte de sí mismo en cada novela. En su primera obra, En tierras del sur reflejaba el ambiente de su infancia en el mundo de la aparcería. En la segunda, El Éxodo reflexionaba sobre el episodio histórico del pueblo judío, desde un punto de vista teológico, ya que ejerció durante años como párroco en Telde. Luego colgó los hábitos, pero la religión y "la figura de Jesús" le acompañan en cada paso de la vida. Ahora, y tras su experiencia como docente en centros de Telde y de Las Palmas de Gran Canaria, nace El veneno del miedo. "En la primera época, en los años setenta, entraban los alumnos y se sentaban. Luego iba yo y ellos se levantaban para recibirme. Les decía que tomaran asiento y empezaba la clase. En la segunda etapa, años después, yo entraba, ellos después, en tropel y de manera desordenada, se sentaban cuando querían, yo vigilaba que no rompieran nada y cuando ya había algo de silencio, arrancaba la tarea".

Es en el segundo escenario en el que se mueve la trama de la novela. "Lo primero que detecté es que están enfadados. Enfadados los alumnos con los profesores y los profesores con los alumnos", confiesa. "Nada más llegar, dos docentes se estaban peleando con bastante ímpetu, hasta el punto de llegar a las manos. Entonces, una compañera les gritó: '¡No peleemos entre nosotros, el enemigo está ahí fuera!', refiriéndose a los estudiantes. Aquello me impactó. ¿El enemigo? Eso no puede ser", reflexiona.

Melián está convencido de que, detrás de los problemas que asolan la escuela, está el miedo. "Es una cuestión gravísima, y no solo afecta a Canarias y a otros lugares de España, yo diría que es una guerra mundial. Los chicos tienen una actitud de rechazo a la autoridad que representa el profesor. No lo respetan", agrega. Pero él es tozudo, no se rinde. La clave es el amor. "Están faltos de afecto, hay maneras de llegar a ellos, de darles cariño, de que se sientan responsables, útiles y necesarios. Estoy seguro de que son recuperables", sentencia.

Feminista

La protagonista de El veneno del miedo es una joven profesional que llega al centro de Secundaria cargada de inocencia y buenas intenciones, y que, a medida que avanza la historia, demuestra su arrojo en la defensa de lo que cree justo. En la trama aparecen otros personajes femeninos potentes: una alumna con problemas de delincuencia, la madre de Alison, la abuela -que la anima a luchar y a no quedarse a un lado- la suegra... Melián desgrana cada rol con infinidad de matices, casi como si se enfundara en la piel de cada una de ellas. Las mujeres de esta novela están empoderadas, son complejas, preñadas de claroscuros. Melián, un hombre de 81 años, lo tiene claro cuando se le pregunta si se trata de una novela feminista. "Sí, ya era hora, ¿no? Ya es hora de que la mujer ocupe el lugar que merece", señala, contundente. Tantos años de experiencia religiosa, docente y profesional le han proporcionado el caldo de cultivo necesario para conocer la condición humana a fondo, pero también su vida familiar. Su esposa, su prole y los nietos, a los que no puede negar que adora, a juzgar por cómo se le iluminan los ojos cuando habla de ellos.

En el gimnasio del centro donde acaba de aterrizar Alison pasó algo de lo que nadie quiere hablar. Cada vez que pregunta por ello, solo recibe negativas y miradas huidizas, pero ella no ceja en su empeño. Cree que resolver ese misterio ayudará a destensar el ambiente y construir una nueva forma de relacionarse. Este crimen es la salsa de la novela. "Me di cuenta de que había demasiada disquisición psicológica y pedagógica, que faltaba acción. Un amigo me aconsejó incluir un asesinato y lo tuve claro", reconoce.

Las relaciones entre el hombre y la mujer también aparecen con profusión en las páginas de la publicación, tanto las sentimentales como las sexuales. "En un momento dado constaté de que relataba las experiencias íntimas desde el punto de vista de la mujer, es curioso", indica. Alison vive un matrimonio aparentemente idílico, con un marido que, supuestamente, la hace feliz, pero todo cambia cuando emprende su nuevo camino en el instituto.

Con cada capítulo, el lector descubre cómo la ficción puede servir para lanzar un mensaje sociológico. El autor pretende poner el foco en la necesidad de afrontar la educación desde un punto de vista menos burocrático y más respetuoso con el alumno y el profesor. Pero, aunque no quiere quedarse en el puro entretenimiento, el ritmo que marca la trama favorece una lectura ágil y amena. De este modo, Melián mezcla la pedagogía con una trama policiaca y el experimento funciona como una seda.

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