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Crítica

Chirino y Díaz Jerez: la escultura sonante

Martín Chirino amó la música más allá de toda medida. El compositor y pianista tinerfeño Gustavo Díaz Jerez está llevando al sonido físico la potencialidad musical de la escultura del gran artista del hierro. La correspondencia sinestésica de dos mundos de apariencia antagónica (espacio/tiempo, peso/ingravidez, estatismo/movimiento...)alcanza niveles asombrosos en la especulación sonante del músico, que acaba de presentar la tercera de sus obras nacidas del análisis el escultor, primero tecnológico y de inmediato emocional.

Se trata de Espiral del viento para piano y electrónica, número 24 de los Metaludios hasta ahora concluidos en cuatro cuadernos de seis piezas cada uno. Los "materiales" básicos son diversos: el ritmo del martillo sobre el hierro candente en un momento de trabajo de Chirino en su "horno", bien recogido en un documental de TV; la tonalidad grave de sus palabras, ralentizadas hasta fundir la articulación en un continuo profundo; la pulsación arpegiante del piano como metáfora de las curvas de la espiral y las del viento mismo; y la combinación numérica del movimiento oscilatorio de esos elementos como orden racional compensatorio del desorden emotivo.

Previamente explicados en palabras, sonidos y videos, los formantes se unen después en ejecución viva al piano y denotan la esplendorosa sustancia musical intuida por el compositor-intérprete en una realización admirable.

Previamente, Díaz Jerez desmenuzó y materializó con los mismo procedimientos dos obras anteriores, inspiradas ambas en la "Herramaienta poética e inútil" que cuelga exenta en un cubelo del Castillo de la Luz. Presentadas ambas al Concurso de Composición Martín Chirino, dedicado a habitar sonoramente aquel espacio, la primera, de 2016, para conjunto de cámara, quedó en finalista a pesar de su magia timbrica y extraordinaria belleza.

La segunda, titulada Spectra fractalis, para orquesta sinfónica, ganó el primer premio en 2018 y desde que fue grabada por la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, suena sin pausa en su destino museístico en perfecta simbiosis con la escultura.

Descubre zonas de sensibilidad y misterio que ratifican una inteligencia simbiótica sin duda reveladora para el propio escultor y sus más perspicaces admiradores.

La música fractal y la estrategia del sonido espectral ofrecen en ella una experiencia auditiva fascinante.

Líder indiscutible de la creación musical canaria en la escena mundial de la inteligencia artificial aplicada a la música y la composición algorítmica, Gustavo Díaz Jerez hace realidad algo que parece imposible aunque Martín Chirino ya sintiera en sus adentros. Fue en el salón de la Fundación que lleva su nombre.

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