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La vuelta de los caballos salvajes

Neil Young se junta, nuevamente, con los míticos Crazy Horse, para publicar su álbum número cuarenta, en el que regresa a su rock más eléctrico e indomable

Neil Young y los Crazy Horse durante un concierto. LP

Neil Young forma parte de ese reducido grupo de músicos cuya carrera sólo se puede entender si se analiza en su conjunto. Y es que el canadiense ha transitado por todos los géneros importantes de los últimos 40 años de forma afortunada, convirtiéndose en el padre de varias generaciones de artistas.

Pero ahora, el genio de Toronto, a sus 74 años, publica esta pequeña obra maestra que puede ser un manual perfecto de los derroteros estilísticos por los que ha transitado durante toda sus vida. Y para ello se ha junto nuevamente con la formación que lo ha acompañado durante medio siglo, los Crazy Horse, dejando de lado al grupo Promise of The Real, la banda del hijo de Willie Nelson con la que había grabado sus últimos trabajos. Y la formación logra un sonido más compacto y pulido que en Psychedelic pills, grabado hace seis años con el maestro.

El disco está repleto de proclamas en contra del cambio climático y de las políticas que provocan problemas medioambientales y quizás por ello se inicia con un arrebato folk, típico de su periodo de mediado de los ochenta cuando se introdujo por est género en grabaciones antológicas como Old ways, algo que se repetirá en la delicada Shut it down. Pero la primera joya aparece inmediatamente después. Se trata de la maravillosa She showed me love, un tema de más de trece minutos de duración que rememora el crudo sonido de guitarras de su obra maestra Ruts never sleeps. Young alarga la tensión eléctrica en un claro crescendo final para permitir que Nils Lofgren, el que fuera su guitarrista en los años setenta y que ha vuelto a su banda tras verse liberado de sus compromisos con Bruce Springsteen, muestre sus posibilidades con las seis cuerdas en una pieza que, por momentos, parece un acercamiento a los Rolling del S ticky fingers.

El mismo nivel de calidad se mantiene en la maravillosa Help me lose my mind y alcanza la gloria en un Shut it down donde crea un entramado sonoro perfecto más cercano a otra de los trabajos esenciales de su discografía como es Tonight is the night. Bien cimentado en los medios tiempos, esta obra recupera al músico fiel a sus ideas, un artista que siempre ha estado comprometido con una ideología de izquierdas, que siempre se ha movido de espaldas a modas controlando una carrera esencial en una historia de ya dos siglos.

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