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El código oculto de la orquesta

La Sinfónica del Conservatorio Superior revela los secretos de la música clásica en el Guiniguada l Ricardo Ducatenzeiler actúa como narrador

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Balance de 'Sigue la música'

Los códigos que rigen el mundo de la música clásica no son tan complejos y sesudos como algunos pudieran imaginar. Incluso ese universo de notas, acordes, arpegios y escalas, con los cuales trabajan los integrantes de una orquesta sinfónica, pueden resultar fascinantes y entretenidos para aquellos que no sepan dibujar ni un pentagrama. Esa fue la conclusión a la que llegó la mayoría de los estudiantes de primaria, de distintos colegios grancanarios, que acudieron ayer por la mañana al montaje Sigue la Música en el Teatro Guiniguada como fin de gira por el Archipiélago en un pase para escolares que luego se repitió por la noche enfocado a todos los espectadores como preámbulo al Festival de Música de Canarias. Un espectáculo que han visto 2.000 escolares de 50 colegios de las Islas.

La Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Canarias, dirigida por Nikoleta Popova, y con la presencia del violinista solista Pablo Araya, fue la encargada de ejecutar una serie de piezas clásicas de la historia de la música, mientras el narrador, Ricardo Ducatenzeiler, iba describiendo previamente todas las peculiaridades de las obras en cuestión. El presentador empezó por dividir a las familias de instrumentos y cada introducción suya fue acompañada de la muestra por parte de los jóvenes músicos de sus instrumentos individualmente a los estudiantes. Así, cuando Ducatenzeiler describió cómo eran las cuerdas, todo siguió con la interpretación por los violines, violas, violonchelos de Tres danzas de Bartok. Y cuando el narrador definió qué era el viento madera, fueron las flautas, oboes, clarinetes y fagots -sobre el que más de uno mostró su asombro- quienes ofrecieron Variaciones sobre un tema de Haydn de Brahms. Lo mismo ocurriría con el viento metal que fue seguido por la interpretación de la obra Fanfarria de la Peri de Paul Dukas por parte de las trompetas, trompas, trombón y tuba.

Compases

Una parte del espectáculo lo ocupó la primera parte de la Quinta sinfonía de Beethoven. "Los tres primeros compases son como el 'listo, cámara, acción' de un director al rodar una película", señaló el narrador. "Luego será la tuba la que anuncia una parte mas dulce y melodiosa", añadió.

El espectáculo siguió con más ejemplos prácticos como fue el mostrar la diferencia entre la partitura de la directora de orquesta -en la que aparecen los compases de todos los instrumentos-, y la de los primeros violines, que cuenta una cifra de 123-.

La directora, Nikoleta Popova, tuvo una intervención destacada en esa parte ya que se dirigió al público para explicar que su trabajo no consiste sólo en subirse al atril, mover las manos es ire una vez acaba la pieza. "Los directores tienen que aprender todas las partituras y transmitir lo que quiere a los músicos sobre la emoción", señaló. "Y también es el que imprime un sentimiento a la obra". Así, la directora puso ejemplos de "un Beethoven aburrido o dramático", donde los espectadores aportaron su granito de arena con las palmas.

El violinista Pablo Araya fue más activo en una segunda parte en la cual el montaje se centró en la función de un solista y en mostrar qué son las escalas o arpegios. La Orquesta interpretó en esta segunda mitad las obras de Mendelssohn, Schubert, Haydn, Bizet y Offenbach, en un recorrido desde el siglo XVIII hasta el XX y donde también se pusieron ejemplos de ópera y música incidental. Y todo acabó con un danza que necesitó de la implicación de los estudiantes que acabaron de la forma más divertida un programa en el que se interpretaron unas diez piezas. El proyecto Sigue a la música tiene como objetivo difundir la cultura en el Archipiélago", aclaró Ricardo Ducatenzeiler poco antes del montaje.

"También tiene un fin pedagógico hacia dentro", añadió. "Y es que los chicos que están en el ciclo superior tengan una experiencia profesional auspiciado por el Festival de Música". Para el narrador, por tanto, "cualquier esfuerzo que hagamos para que la gente entienda mejor una cosa se va a ver reflejado en una proporción mayor en el disfrute de la música". Es, en definitiva, "desmitificar a la música clásica, para que la sientan más cercana".

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