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La Inquisición como factoría de Hollywood

María y Laura Lara ofrecen mañana una charla sobre la hechicería en las Islas

Las historiadoras, investigadoras y escritoras María Lara y Laura Lara LP/DLP

Mujeres que se convierten en gato, que hacen amarres de amor, que vuelan en escobas o que entran en las casas por la chimenea. Todos estos casos se encuentran recogidos en los legajos de la Santa Inquisición, pero también en las bobinas de famosas películas de Hollywood. "Puede que los relatos no fueran verídicos pero quedaron por escrito, así que alguien se llegó a plantear en su momento que eran verdad", señala la historiadora María Lara, quien describe los papeles de la Inquisición como "una factoría de ficción".

Las islas Canarias no se quedaron al margen del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. El Museo Castillo de Mata acoge las jornadas Perversas y malvadas. Mujeres y brujas en los tiempos de la Inquisición. Mito y realidad que proponen un acercamiento a la brujería y la hechicería que se practicaba en el Archipiélago durante los siglos XV al XIX. Mañana, a las 20 horas, las historiadoras, investigadoras y escritoras María Lara y Laura Lara ofrecerán la conferencia Cuando el drago habla. Brujería e Inquisición en la Historia de Canarias, en la que repasarán crónicas que aseguran la existencia de un vampiro en La Gomera y de brujas del barrio de Vegueta.

La aparición de la Inquisición, en 1478, supuso la represión de las conciencias y un ataque al libre pensamiento. Pero, sin quererlo, creó un método de investigación social. Preguntaban a diferentes testigos por un suceso para contrastar las versiones. A nuestros días han llegado los relatos narrados por el acusado y por el sacerdote, por el vecino y por la familia. "En ese coro de voces puede aparecer una visión aproximada de lo que fueron los hechos aunque, a veces, había venganza entre los vecinos y se acusaban de ser brujo o bruja sin haberlo sido nunca", apunta Lara. Los inquisidores guardaban todo lo que se podía considerar una prueba de brujería. "Entre los expedientes hemos encontrado los hechizos, muñecas con alfileres o mechones de pelo", revela la investigadora.

La bruja se veía como una curandera que no hacía daño. A finales del siglo XV los inquisidores consideraban que los sucesos de hechicería "eran cuentos de viejas", por lo que no les daban importancia. De hecho, programaban la sesiones para investigar o juzgar brujas los miércoles por la tarde, porque creían que era un tema divertido. A mediados del siglo XVI, con Carlos V, esa idea cambió y comenzó una etapa de fuerte opresión.

Las brujas canarias tenían una conexión especial con la naturaleza. Solo aquí y en las Indias se registraron casos en los que las hechiceras decían transformarse en árboles como el drago. A pesar de esto, no hay constancia de que se quemara a ninguna bruja en Canarias, como sí se hacía en la Península. Aquí se les imponían penas de cárcel, multas, tormentos o se les desterraba.

A principio del siglo XVI, los inquisidores consideraban que como estaban en pleno desarrollo de la evangelización, "debían ser más permisivos con determinados mitos prehispánicos". Por este motivo, se desarrollaban rituales en los que se perciben ciertos influjos guanches y la Inquisición no llegaba a actuar, a diferencia de Navarra, donde condenaban a quienes señalaban como brujos sistemáticamente, porque llevaban ya ocho siglos de evangelización.

El tejo, plantas que se encontraban en los bosques de laurisilva y algunas bayas servían a las brujas como condimentos para crear sus fármacos, ya que muchas de ellas ejercían como médicos. Pero en medicina, la diferencia entre un medicamento y un veneno está en la dosis. "Con una pequeña cantidad aliviaban dolores de cabeza, pero cuando se les iba la mano provocaban episodios alucinógenos", afirma Lara.

En ese consumo excesivo está la clave de por qué creemos que las brujas volaban. Las mujeres estaban confinadas al entorno doméstico y el 75% de la población era analfabeta, por lo que casi ninguna podía leer o escribir. Por esto, la historiadora defiende que las que querían tener más libertad se reunían con las amigas y pensaban en ir a otros territorios, pero como físicamente no se podían desplazar repartían sustancias con las que "volaban".

Eso sucedía en España, pero en otros puntos del planeta como Estados Unidos, donde también hay registros de brujas capaces de "volar". A finales del siglo XVII, en la puritana ciudad de Salem (Massachusetts), se produjo uno de los más conocidos juicios contra la hechicería. Los condenados no eran brujos, estaban intoxicados por el consumo de ergotamina, un alcaloide a partir del cual se puede obtener el LSD, y que se encuentra en un hongo que contaminaba comúnmente el pan de centeno. Conocido en ese tiempo como el pan de los pobres.

A falta de métodos tecnológicos para mantener la comunicación con familiares que habían partido para las Indias, era habitual que los vecinos de Vegueta recurrieran a las videntes para saber cómo se encontraban sus seres queridos. También están registrados enfrentamientos entre residentes del barrio capitalino que, por los estereotipos machistas, cuando se daban entre mujeres se llamaban "peleas de brujas", mientras que cuando la riña era entre hombres se consideraba una disputa seria.

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