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Entrevista | Romén Rivero

"Noctámbulos' está hecho de la nada"

"Mucha gente ha entendido que, más allá del corto, hay una historia a desarrollarse con más duración", destaca el cineasta

Romén Rivero, en la pista de skate en Vecindario donde se rodó el corto 'Noctámbulos'. L. .R. A.

¿Cómo ha logrado Noctámbulos una distribución tan notable en festivales?

A través de plataformas de distribución por Internet, FilmFreeway es la mejor. Empecé en septiembre de 2018, pero no he tenido una distribución tan grande, aunque sí una ratio de selección muy alto.

¿Qué destaca del paso del corto por festivales?

El premio más importante ha sido el de Mejor Cortometraje Internacional del Hollywood Horror Fest. De los 14 recibidos hasta hoy, 8 han sido en Estado Unidos. Pero lo más valioso ha sido que se me tome en serio. En un espacio tan saturado como el del cortometraje, que te hagan caso es muy difícil. El éxito de Noctámbulos es algo fuera de lo común, más si pensamos que es un corto canario y en las condiciones en que se ha hecho. Espero que cuando vaya a una institución pública esto tenga un peso.

¿Ha tenido contactos con instituciones de las Islas?

Fui al Cabildo de Gran Canaria en 2002 y hablé con quien lleva Audiovisuales. Otra persona se hunde, me trató de forma muy déspota, la gente así te quita las ilusiones. Fue una sensación no ya de que puedas o no, sino de desinterés. Aquello me marcó tanto, que desde entonces no volví a una institución pública. En el lado contrario, recuerdo un curso con Félix Sabroso sobre dirección de actores que sí me aportó. Él me valoró.

¿Ha recibido apoyos del Gobierno de Canarias?

Noctámbulos está hecho de la nada, con un poco de ayuda de un patrocinador privado, la cadena de talleres El Paso 2000. Gracias a eso, he podido contar con unos mínimos elementos técnicos y distribuir el corto.

¿Qué ha sido lo mejor de la recepción del público?

Espiritualmente te llena mucho que te contacte gente que se declara fan de lo que haces. Eso no es habitual con un corto. En Las Palmas, una chica de 19 años tiene su carpeta de clase forrada con elementos de Noctámbulos, incluso se ha comprado elementos que salen, como el colgante. También ha habido mucha gente que ha entendido que, más allá del corto, hay una historia que puede desarrollarse con más duración. ¡Ah, y un hombre de Chicago me ha escrito para comprármelo!

¿Cuál es el momento con el que está más satisfecho de la película?

Cuando tratas un tema realista e introduces el elemento fantástico puedes perder muy fácilmente al espectador, estás en una línea muy fina entre lo creíble y lo ridículo. Por eso estoy especialmente contento de que ese momento funcione. Los efectos especiales, que eran muy precarios, al final fueron muy efectivos.

¿Cuánto tiempo le llevó hacerla?

Estuve cuatro meses escribiendo el guion del largometraje de la misma película, pero me di cuenta de que era inviable y decidí hacer la "prueba de concepto", un cortometraje que muestra lo que puede ser la película larga final, eso es Noctámbulos. Entre preproducción, rodaje y edición fueron cinco largos meses de trabajo.

¿Cómo encontró a los actores adolescentes?

No quería que fueran jóvenes de veintipico que hicieran de adolescentes, así que hice una búsqueda intensiva de actores de esa edad. Primero probé en Vecindario, a través de la profesora de teatro del Ateneo de Santa Lucia, Carmelina López, y después en la Escuela de Actores de Canarias. Se portaron muy bien. Allí conseguí a la protagonista.

Sabina Zambrano, estudiante de primero de la EAC.

Sí, ella era muy importante, tenía que ser muy guapa y tener la virtud de la ambivalencia, ser inocente al principio y después creíble cuando pasa lo que pasa.

¿Por qué cree que un corto de ocho minutos llega tanto?

Noctámbulos tiene alma. La historia no nace desde la mente, sino de un lugar más profundo que conecta con emociones que comparten muchas personas. Mi teoría es que lo que imprimes en tu creación tiene que ver con de dónde nace. Por eso hay películas que no transmiten nada a pesar de hacerse con los mejores medios y talentos. De lo que adolece el cine de Hollywood ahora mismo es, justamente, de alma.

Esto nos lleva a sus películas preferidas, por ejemplo, la primera trilogía de La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977, 1980 y 1983).

De niño me las veía en bucle. Es puro arquetipo, toca con tu parte subconsciente, es la clave de la fascinación que ejerce. A mí me llenaba de emoción tanto por lo que significaba de aventura de la vida como por su parte espiritual.

¿Qué otras películas le impactaron en su infancia?

Las de Mad Max (1979, 1981, 1985), por la fuerza que tiene ese mundo post apocalíptico que retrata, que era una novedad en el cine. George Miller es un genio en su género. Visualmente imprime algo a sus historias que tiene más que ver con la energía y pasión. Otra película que me sigue fascinando es Excalibur (John Boorman, 1981). Yo digo que la función que cumplía la mitología en la antigüedad en la narrativa oral, en el hombre moderno la cumple el cine.

¿Cuál es el cine que prefiere?

Casi todo lo que veo es de género fantástico. En mis películas hay también un bagaje del cine de los 80. El cine de esa década y el fantástico están en Noctámbulos.

El fantástico es un género donde es decisivo lograr una determinada atmósfera.

Lo atmosférico tiene que ver con mi forma de ver las cosas, ese halo de misterio que tiene la vida siempre ha estado en mí y se transmite en las historias que elijo.

Y la música es fundamental para crear atmósfera.

La música me ha puesto la piel de gallina desde pequeño. También son importantes los silencios, como en Babemba (2016), mi penúltimo trabajo, donde tuve la suerte de encontrar al músico electrónico Moby. Últimamente escucho mucho a Depeche Mode. Esa música entre oscura y emocional me ha transmitido mucho para Noctámbulos. Estoy muy contento con el tema principal del corto, tiene un toque entre infantil e inquietante que ha sido fundamental en el desarrollo de la atmósfera. La música de los 80 también me sigue gustando mucho.

¿Es la que prefiere?

He tenido también una relación muy estrecha con Brasil en los últimos diez años, su música me transmite la alegría de vivir. Allí hay una ligereza en relación a la vida y la muerte que nosotros no conocemos. Mi primer guion de largometraje era una película de vampiros en Brasil, tenía que ver con una película que me impactó mucho, Vampiros en La Habana (Juan Padrón, 1987). Ahora me gustan mucho Vanessa da Mata y Bebel Gilberto. También me gusta la música brasileña de antes del bossanova.

¿En qué se ha inspirado para encontrar las historias de los cinco cortos que ha rodado hasta hoy?

A veces me vienen por una imagen. Noctámbulos nació de algo muy simple. Iba volviendo de grabar Babemba una noche por la avenida de Canarias de Vecindario, era de madrugada y la calle estaba desierta. De repente, un sonido detrás de mí me dio un susto tremendo, me giré y eran las ruedas de los skates sobre el pavimento. Vi a tres adolescentes, callados, con capucha, pasando, sin mirarse, en fila.

¿Y Thánatos (2007), un corto surrealista sobre la muerte?

Con 26 años tuve una crisis existencial muy grande. Me llegó muy fuerte el miedo a la muerte, a la nada. Fue una forma de profundizar en él, expresarlo y liberarme de él. Gracias a ese trabajo perdí esa ansiedad. En Thánatos hay también mucho del pensamiento y el cine de Alejandro Jodorowsky.

Babemba (2016) trata de una adolescente incomprendida con problemas de adicciones.

Tuve una época en mi vida con mucho autodescubrimiento, terapia y sanación, Babemba es un reflejo de esa sanación mía. La historia es real, de un psicólogo norteamericano, Wayne Dyer, se la oí contar en una charla que vi por Internet y me emocionó hasta las lágrimas. La sanación a través de las reuniones de grupo es como volver al sentido tribal.

El tema que toca es común en muchísimas familias.

Babemba trata de la carencia de amor en la familia, que es donde realmente es importante. Esas carencias se manifiestan en comportamientos que pueden llegar a ser autodestructivos. La solución es algo tan simple como aceptar a la persona que supuestamente amas. Lo que realmente transforma es amar a la persona tal y como es. Culpándote no te transforman, te empeoran. A la gente le impacta la solución que plantea ese corto.

¿Tuvo apoyo en su familia para dedicarse al cine?

El cine me fascinó desde muy pequeño, desde antes de saber que el cine se hacía. Recuerdo ver películas y pasarme semanas dibujándolas. No recibí mucho apoyo, entonces era algo raro. Tuve que luchar contra la incomprensión. Hasta que a los 22 años hice mi primer corto, Volver a casa (2005). Con los primeros trabajos descubrí que hay mucho ego en el mundillo. Por eso también se ha convertido en una actividad que realizo casi en solitario.

¿Cómo se formó en el oficio?

No tuve posibilidades de estudiar ni en Madrid ni aquí, así que me compré un libro y estudié por mi cuenta, empecé con eso y una cámara casera. Me enseñaron mucho también los extras de los DVDs, que en esa época empezaron a venir con información en profundidad del proceso de rodaje y trucos. Profesionalmente me he dedicado a la comunicación, publicidad y el diseño, pero ahora pretendo que el cine se convierta en un medio de vida.

¿Quién es su mayor influencia?

Tengo dos influencias grandes, una es Guillermo del Toro, tanto por su cine como por su forma de ver la vida. La otra, el cine de John Carpenter.

¿El éxito de Guillermo del Toro en los Óscar ha reconciliado a su familia con su vocación?

Soy hijo único y en la familia me han dado por un caso perdido. Ahora, con los reconocimientos con Babemba y Noctámbulos, han visto que el mundo responde a lo que hago, así que están encantados. Son casos muy frecuentes. El propio Guillermo del Toro decía que su padre no le tomaría en serio hasta que le trajera el Óscar.

¿Cuáles son sus planes de futuro?

El guion de Noctámbulos lo llevo trabajando dos años. Lo han visto analista de guiones profesionales. Un ejecutivo de cine de Los Ángeles lo definió como dark and cool. Tengo dos versiones con dos presupuestos distintos, ambas perfectamente producibles. La versión más baja rondaría el millón de euros.

¿Rodará en la Isla?

Tengo todas las localizaciones previstas aquí, aunque es una película que puede hacerse en cualquier parte. También tengo la idea de hacer un corto inspirado en el libro Recuerdos, sueños y pensamientos de Carl Jung. Tiene que ver con el momento de profundización en mí mismo y un cierto despertar de conciencia que estoy viviendo ahora.

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