La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Elio Quiroga: "El cine es un acto de renuncia perpetua"

"La estrategia del pequinés' retrata la Canarias de los que están al borde de la caída y nadie se ocupa", expone el directo

Elio Quiroga en La Puntilla, lugar donde muere Tito 'El Palmera' (Unax Ugalde) en 'La estrategia del pequinés' (2019).

Félix Sabroso dice que a él se le sigue conociendo como el director de su primera película, Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí (1997). ¿A usted se le sigue conociendo como el director de directorPerdona bonita, pero Lucas me quería a mí Fotos

A Fotos le tengo mucho cariño, por lo extraña y lo libérrima que es. Nunca pensé que iba a llegar aquí. El cine es fascinante, te da la posibilidad de conocer a gente muy creativa. Cuando hice esa película, mi primera entrevista fue para el periódico El Mundo, estaba privado, recuerdo que lo primero que le dije al periodista fue que no sabía si iba a hacer alguna película más.

¿Por qué esa predilección por el cine

Siempre me han gustado mucho esos géneros como lector, igual que el terror, leía mucho a Lovecraft cuando era pequeño. Luego está la capacidad que dan de colar reflexiones profundas que en otros géneros quedarían muy explícitas. Mi película No-Do (2009), por ejemplo, trata de alguien que no se ha dado cuenta de que tiene que desenterrar a sus muertos para matar a sus fantasmas. Es una metáfora de España. En La hora fría (2006) el subtexto era cómo los estados te pueden manipular bombardeándote con información hasta convertirte en un ser emparanoiado que vive en una comunidad cerrada. Pero también me gustaría mucho hacer comedia y musical.

¿Lo ha intentado?

Hace años escribí una comedia musical que se llama Karaoke, no se logró arrancar.

¿Qué recuerda de otros trabajos suyos?

Del corto documental El último minutero (2004) [fue nominado al Goya] recuerdo que nació de una entrevista que hice en 1992 a un viejito que hacia fotos en Tomás Morales, al lado del Cabildo. La tuve guardada en un cajón hasta que hice el corto doce años más tarde. Home Delivery (2005) también fue un experiencia bonita, un corto de animación realizado con mucha minuciosidad, una pica en Flandes. Stephen King escribió para decirme que le había gustado.

¿Es usted lo mismo cineasta que escritor?

Escribir te crea una satisfacción instantánea, es un bálsamo sano. Están las novelas y el caso anterior del ensayo Luz, cámara, bits, que, de proyecto de fin de carrera de Informática, fue creciendo hasta convertirse en lo que es, ganó un accésit del premio Everis de ensayo en 2003.

El despertar (2012), Idyll (2014), Los códices del apocalipsis (2014), Los que sueñan (2015, Premio Minotaurio) y El despertarIdyll Los códices del apocalipsisLos que sueñanEntre los sueños

No me atrevía. Como vengo del guión, nunca pensé que iba a ser capaz de sacar un texto largo. Pienso seguir, escribir tiene la ventaja de no estar limitado por el presupuesto, eso te da una libertad que no te da el cine, que es un acto de renuncia perpetua.

¿Hacer cine vale la pena hoy lo mismo que cuando empezó?

Me gustaría seguir haciendo cine, pero ahora mismo estoy dando los primeros pasos en el proyecto de una serie. Es un camino que puede ser interesante, porque el cine está yendo por unos caminos complicados, estamos rodeados de entretenimiento y cada vez es más difícil llegar al espectador con la información de que tu película existe. Están las plataformas, los videojuegos, la sobreexposición al móvil, la capacidad de atención está disminuyendo. Ha habido unos cambios muy interesantes, pero muy gruesos.

¿Y las series pueden ser por eso interesantes?

Sí, porque te ponen en un cierto tipo de público que puede ser más receptivo. Es tiempo de cambios, de crisis, quién sabe lo que va a pasar.

¿Cómo ve el nuevo gobierno canario?

Con esperanza. Hay que cambiar muchas cosas, pero hay que darles tiempo. Me gustaría pensar que sí están intentando hacerlo, ojalá.

¿Entonces Canarias tiene remedio?

Tenemos un montón de problemas básicos, en sanidad, educación, que la gente pueda pagar la luz a final de mes, el índice de paro, la economía sumergida salvaje... Si colocamos a alguien en el Gobierno autónomo es para que solucione esas cosas. Sinceramente, pienso que hay un montón de camino por recorrer.

¿Esas que nombró son las prioridades?

Lo inconcebible es que todo sigue muy parecido, si no igual, a como estaba hace treinta años. Sabemos que hay inercias en las administraciones públicas que cuesta un montón cambiarlas, y que intentarlo desgasta, pero ha pasado mucho tiempo para que esas cosas se hubieran logrado enfrentar ya.

¿Debe empoderarse más la sociedad civil?

Ese camino no lo hemos recorrido. En España eliges a una persona para que llegue al gobierno y luego te desentiendes. Hay que identificarse con los problemas de tu gente. El barrio, tu ciudad, tu sociedad, son una extensión de tu familia, partiendo de ese concepto creo que la forma de pensar cambia.

¿Antes de esa serie que proyecta podremos ver algo nuevo suyo?

De dónde viene la lluvia es mi último trabajo, un corto de animación de cuatro minutos dibujado a lápiz sobre un águila y un hada que se encuentran en el cielo. Los cortos son importantes para irte creando filmografía, pero tener éxito es como jugar a la lotería. Siempre lo ha sido, aunque, como dijo Martin Scorsese en una entrevista reciente, estamos en el peor momento posible para empezar una carrera audiovisual. Sin embargo, si eres técnico te puede ir muy bien, hay mucho trabajo.

La estrategia del pequinés, su última película, basada en la novela de La estrategia del pequinéAlexis Ravelo

Las posibilidades eran pocas. Hay muchísimo cine bueno este año, han desembarcado grandes como Almodóvar, Amenábar, Benito Zambrano. Nosotros somos un cine periférico y es una película muy pequeñita. También existe el efecto "marca registrada", que hace que los académicos voten en cascada todas las categorías de una de esas películas dirigidas por los grandes nombres. Pero pelear lo peleamos.

Lo peleó con una intensa campaña en redes sociales.

Y con envíos del DVD a todos los académicos. La distribuidora Begin Again se ha portado muy bien. Se han entregado a muerte, hemos salido en telediarios, Kira Miró y Unax Ugalde fueron a El Hormiguero. Vamos con lo justo para publicidad, básicamente lo que cuesta tirar copias. Así y todo, hemos conseguido salir en capitales. Ahora empezamos con las ventas internacionales, con mucha ilusión.

¿Quién cree que hubiera merecido más la nominación?

Kira Miró y Unax Ugalde se dejaron la piel en la película. Pep Jové es un tipo maravilloso y modestísimo, sin representante, un reconocimiento así le hubiera venido muy bien. O a Víctor Formoso, actor local que presentamos a actor revelación, y que es un talentazo, súper profesional durante todo el rodaje. También me hacía mucha ilusión la candidatura del director de arte Sergio Hernández, que peleó duramente la película, es un grancanario que lleva décadas en la profesión fuera de la Isla. Hubiera sido muy bonito también el reconocimiento a la fotografía para Juan Antonio Castaño y el montaje para Luis Sánchez-Gijón.

La película ha tenido mucho en contra por lo exiguo de su presupuesto y la precariedad del cine en Canarias.

Ha sido muy importante la selección en el festival de Oaxaca (México), la única de una película española este año. También el premio a mejor actor a Unax Ugalde en el festival de San Benedetto. Son logros que te permiten crear eso que llaman hypes en las redes, que es básicamente conseguir que la gente sepa que existe.

¿Es el peor momento para estrenar en salas de todos los años que recuerda?

Si, primero porque están desapareciendo, el espacio es cada vez menor. Las salas que quedan son propiedad de multinacionales que hacen lo posible por no exhibir el cine español pequeño. Llegas solo con la posibilidad de verla el primer fin de semana, si no, desaparece.

¿Debería intervenir el estado?

En Francia lo han solucionado con salas de cine públicas. Bien como propiedad o recibiendo ayuda pública, ahí no puede chantajearte nadie. Pero en Francia y Estados Unidos el cine es una cuestión de estado, aquí no.

¿Por qué eligió hacer La estrategia del pequinés

Terminé la novela y llamé a Alexis Ravelo. Ese día lo cambió todo. Me llega a haber dicho que los derechos no estaban disponibles y hubiera pasado a otra cosa. Pero estaban libres. La novela aún no había ganado el premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón, fue seis meses antes, creo recordar.

¿Cuáles fueron las claves de la adaptación?

En la primer versión se suele ser muy fiel al texto original. Cuando la tuve contacté con David Muñoz, coguionista de El espinazo del diablo (Guillermo del Toro, 2001), con el que ya había trabajado. Con él hice la segunda y tercera versión, que ya le íbamos pasando a Alexis Ravelo para que les echara un vistazo y tomar decisiones conjuntas.

¿Contribuyó con aportaciones el escritor?

En los diálogos. Hay muchos modismos de aquí que nos empeñamos en mantener, sobre todo en el personaje de Cora.

¿Qué le atrapó de la novela de Alexis Ravelo?

Los personajes. El hecho de que sean unos ingenuos que creen que van a conseguir algo trazando ese plan tan rocambolesco como suicida. Pero todos están desesperados. Son historias de perdedores clásicas de la novela negra.

¿Cuál destacaría entre ellos?

Al Rubio, es un personaje en una situación límite, cosa que pasa mucho en esta tierra. Lo he vivido en los últimos años con mi madre. Hay un sistema sanitario con unos profesionales maravillosos, pero cada vez se les empuja más y más, están al límite de sus fuerzas. La situación de El Rubio es de impotencia, de ver cómo su mujer se muere, de saber que, si eso pasa, él muere también, y de no tener medios para pagar un tratamiento. Aunque todo acaba como acaba, por lo menos Tito El Palmera reparte con ella el botín ganado por su marido.

¿Retrata la historia la realidad de Canarias?

Desgraciadamente sí, la Canarias de los que no tienen oportunidades, los que están al borde de la caída, totalmente al límite de sus fuerzas y nadie se ocupa de ellos.

La película iba a ser de 2,3 millones de euros y finalmente se rodó con 800.000. ¿Qué cambios se obligan a dar con ese enorme gap

Para empezar, rodar a ritmo de película para televisión, cinco semanas sobre las ocho a diez habituales hoy en España. El director de arte se encontró con la necesidad de hacer 27 decorados en ese tiempo, íbamos saliendo de uno a otro con la pintura fresca. Fue una locura, pero no perdimos ni un solo día, se terminó en condiciones límite.

Una locura que también se rodó en el antiguo manicomio de Tafira

Nos salvó la vida, porque muchos decorados diferentes estaban muy cercanos, solo teníamos que cambiar los focos de sitio.

La Puntilla, Tufia, el CC El Muelle, Bandama, el restaurante Amigo Camilo, los riscos

Tufia fue un descubrimiento. Parece el pueblo de una isla griega, pero todo en autoconstrucción, al carajo la ley de costas. Rodamos día y noche, con un viento terrible.

¿La falta de dinero condicionó también el casting?

El juego que se planteó es que esta es una tierra por la que pasa mucha gente, hay mucho canario que vive aquí pero es peninsular de origen, son canarios porque llevan aquí toda la vida. Buscamos también nombres con potencia que pudieran atraer al espectador. Al aceptar Unax Ugalde (Tito El Palmera) hubo que bajar también las edades respecto a las que tienen los personajes en la novela, también es el caso de Cora (Kira Miró).

¿Con qué momento está más orgulloso de la película?

Me parece que estuvo muy bien la idea de Luis Sánchez-Gijón, el montador, con el personaje del Gordo. Es un personaje que está desde el principio de la película, pero tomamos la decisión de que no esté presencialmente hasta el tercer acto. Aunque sus escenas las habíamos rodado, no las montamos, solo oímos su voz, eso hace más impactante cuando aparece por primera vez. También está bonita la muerte de Tito El Palmera, un plano largo dentro de un coche y la canción de Alejandro Ramos escuchándose de fondo, sin diálogo, todo gestual.

¿Qué papel tuvo Juan Antonio Castaño como director de fotografía y cual fue la secuencia más difícil de rodar?

Castaño hizo virguerías con muy poco material. Él es un milagro. Y siempre tranquilo, lo que me aportaba también mucha calma. Las escenas más difíciles de rodar fueron las de tiros. Gracias al especialista Gon Hernández pudimos salvarlas sin problemas, aleccionó a los actores y él mismo hizo el papel de El rata.

¿Es la película con la que más has sufrido?

Con todas se sufre, pero todo lo compensas con la ayuda del equipo.

Hubo un momento crítico que hizo peligrar la película.

Cuando no nos dieron la ayuda del gobierno de Canarias en 2017. Después de llamar a la responsable de las subvenciones decidí tomarme un día para pensarme si seguía adelante o lo paraba todo. Después estuvimos cuatro veces intentándolo en el gobierno de España y siempre nos quedamos entre los elegidos, pero sin dinero, porque el disponible se había agotado. Pero llegas a ese momento en que dices que si no lo haces vas a estar arrepintiéndote el resto de tu vida.

¿Qué le dirías a un cineasta joven y de Gran Canaria que se enfrenta a entrar en el mundillo?

Que haga las cosas, que no espere porque se arrepentirá toda su vida. Hoy en día podemos rodar con gran calidad y presupuestos muy pequeños. Si te rodeas de la gente adecuada puedes hacer cosas interesantes. Por ejemplo, ahora se están haciendo documentales de altísima calidad.

Compartir el artículo

stats