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Un despertar teatral contra la hipnosis

El Teatro Cuyás acoge las dos últimas funciones de 'El Mago', un juego de matrioskas de Mayorga

García-Pérez, Sanchis y Galiana LP/DLP

Cuenta Juan Mayorga, filósofo, matemático y, con toda probabilidad, el dramaturgo más brillante del teatro español contemporáneo, que unos años atrás se prestó voluntario para un experimento de hipnosis en el Teatro Circo Price y que, cuando fue rechazado y regresó a su butaca, temió que quizás continuara en el escenario, en estado de hipnosis, bajo las directrices del mago.

Y quizás solo la mente reticular y poliédrica de Mayorga alojara la creatividad y osadía que requiere tirar del hilo de esta turbación para construir un juego de matrioskas o laberinto de espejismos, que imbricara rasgos de ilusionismo, humor absurdo, disección social e interrogación metafísica para reflexionar sobre nuestro adormecimiento colectivo. "Es como si Mayorga, a través de su palabra teatral, nos deshipnotizara de la hipnosis real que sufrimos diariamente", señala el actor Pepe Viyuela, autor del ensayo que arropa este texto titulado El Mago, que brinda sus dos últimas representaciones este fin de semana en el Cuyás.

Los intérpretes Clara Sanchis y José Luis García-Pérez encabezan un reparto coral donde la primera encarna a una mujer hipnotizada que, como transunto imaginario de Mayorga, irrumpe en su propia casa convencida de que sigue inmersa en un espectáculo de magia. Por su parte, Maria Galiana, Ivana Heredia, Julia Piera y Tomás Pozzi completan el elenco en los papeles respectivos de familiares y visitantes que buscan su lugar en el paisaje de este sortilegio, pero donde corresponde a los espectadores recartografiar las fronteras entre la realidad y sus sombras.

"Necesitamos un visionado activo por parte del espectador, en el sentido de que tiene que ir dilucidando cosas y tomando partido por los personajes", apunta José Luis García-Pérez, quien interpreta a Víctor, el marido de Nadia (Sanchis) que trata de hacerse con el control de esa situación de trance o de despertar -la disyuntiva queda a expensas del juicio de cada espectador- que atraviesa su mujer. "Lo que sucede es que no sabemos si lo que está sucediendo a su alrededor es cierto o es otra hipnosis; si es la realidad o si se trata de un juego", añade, "por lo tanto, los valores absolutos no tienen mucho sentido en esta función".

En cuanto a la exigencia intelectual de este texto, trufado de referencias y simbologías que se retrotraen hasta la alegoría de la caverna de Platón, el actor destaca el aderezo humorístico con que suele sazonar Mayorga sus alquimias teatrales. " El Mago es un plato intelectualmente potente, como lo es todo el teatro de Mayorga, pero está servido con mucho humor, que es lo que hace mucho más ligera la digestión", señala. "Luego, cada uno, camino de su casa, le irá dando vueltas a cuánto de lo que ha visto le toca de manera directa, porque, en el fondo, esta obra habla de todos y cada uno de nosotros".

García-Pérez ya trabajó a las órdenes de Mayorga en El cartógrafo, junto a Blanca Portillo, que programó el Cuyás en 2017 y donde el actor se desdoblaba en nueve personajes. Al respecto de este nuevo viaje escénico con el director y dramaturgo, miembro de la Real Academia Española desde 2018, manifiesta que "Juan es una persona tan intelectualmente poderosa y, al mismo tiempo, generosa, que lo primero nunca se interpone, ni en su vertiente de director ni de autor, en el camino de esa persona tan generosa y abierta durante el proceso creativo con los actores".

En cuanto a El Mago, hace hincapié en su mirada crítica sobre "esta especie de alienación en la que vivimos, sin darnos cuenta de que el traje nos lo han puesto, ni siquiera lo hemos elegido". "Pero también habla de la pareja y de romper con los moldes establecidos. Toca todos los palos y, sobre todo, te toca por dentro".

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