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Entrevista | Carles Torres

"La literatura es un juego de adultos; juegas con cosas, con los personajes"

"El libro ha cambiado mucho en sus diferentes versiones", manifiesta el escritor y filólogo

"La literatura es un juego de adultos; juegas con cosas, con los personajes"

¿Qué es un cuerpo eléctrico? El título parece más de un libro de física que de literatura.

El libro ha cambiado mucho en sus diferentes versiones. Lo de los cuerpos eléctricos es una frase que pronuncia uno de los personajes. El libro son tres jornadas y las tres acaban con la presencia de agua. Electricidad y agua... Entiendo los cuerpos eléctricos como la energía que nos mueve, pero, quizás, este ambiente acuático, líquido, no les va mucho. En cualquier caso, es una frase que dice un personaje y sirve como título porque me parece llamativo. El título lo tenía muy claro.

Pues ya es mucho.

Bueno, es la cuestión de las energías humanas vinculadas al medio para los que somos isleños. Ésa es una lectura que depende de quien lea. Simbólicamente, cada capítulo acaba en agua: una playa, una ducha y una piscina.

Para el jurado es un tríptico.

Sí, la estructura es un tríptico y en él el turismo tiene un peso importante. El turismo deja una huella muy visible en el medio ambiente, la costa, la playa... Pero también la deja en las sociedades: cómo vivimos las islas, cómo nos relacionamos, marca nuestras temporadas vitales... La novela no va de turismo, pero el destrozo moral o ético que nos puede provocar se muestra de forma contundente cuando los protagonistas alquilan una casa.

La sensación que deja la novela es como de duermevela, espacios familiares, pero por los que no hemos pasado nunca y, sobre todo, de luz, una luz conocida.

Interesante. En la facultad, una profesora buenísima que tuve, Nora Catelli, nos decía que el miedo es cuando no reconoces aquello familiar. No sé si puede hablar de miedo, en este caso. Tampoco buscaba esa sensación de sueño. Si es por una cuestión de espacios físicos reales ésta es la primera vez que hablo de Ibiza y se reconoce. Lugares que se sabe cómo son.

¿Es difícil ver una novela desde dentro cuando todos los demás la vemos desde fuera?

[Ríe] Supongo que de eso se trata. Hago una propuesta, es la mía. Es importante que enganche a los lectores y que luego ellos la interpreten. Eso es lo divertido.

¿Cuándo nació Els cossos elèctrics, Los cuerpos eléctricos ?

La tenía pensada hace mucho tiempo, pero redactarla... Diferencio entre redactar y escribir. Escribir lo haces constantemente, tomas anotaciones mentalmente y le das vueltas a otras cosas. Así he estado un año y medio o dos. Redactar es cuando te sientas a darle forma. Pues en ese momento, cuando te pones a redactar, cambian las cosas. En este caso sabía cómo quería acabar, pero tenía que encontrar la forma de llegar ahí y que fuera verosímil. Quizás me equivoco, pero una de las claves de este tríptico es que el primer capítulo no se parece a nada de lo que pasará después. Y eso, igual, desconcierta. En él se presenta un personaje, una de las tres voces, un joven que describe su relación con la isla y la familiar. La primera entrada al libro es un pórtico conocido: una isla. Luego hay giros argumentales y pasan cosas que no se esperan.

T enía claro a dónde quería llegar, pero, ¿la novela le dejaba?

La historia siempre manda. Creo. Como la tienes tan trabajada mentalmente igual de forma inconsciente te lleva a los sitios a los que querías llegar. Lo que yo hago es escribir y escribir, reescribir, corregir... Tengo unos caminos trazados, pero a veces ellos mismos te dicen que por ahí no y tienes que ir por otro lado. Manda la historia.

Había escrito poemas y relatos. Cosas cortas. Escribir una novela ha sido difícil?

Más que difícil, largo. El campo visual es más amplio y te obliga a tener más perspectiva. Ése fue el reto de este premio. Me presenté por eso, porque pedían novela breve, entre 80 y 120 páginas, no 200. Es un género diferente. Es mi primer intento de novela y cuando me dijeron que debía ir a Girona porque era finalista o ganador. Estaba muy contento.

Es una novela que exige un poco de trabajo al lector.

Es una exigencia de pocas páginas. Es breve, pero intensa. Y, por ejemplo, la primera voz... Es que es una novela con tres primeras personas, por eso hablo de voces, no de personajes. Luego también están las citas bíblicas del Antiguo Testamento del principio. Son clave. Cuando las descubrí, me animaron a acabar el libro. No es nada místico, pero me daban la razón en la historia: "Si el tercer día aún queda carne del sacrificio se tendrá que quemar", "Presenta sal con todas sus ofrendas" y... Ahora no me acuerdo de la tercera cita, pero no sé si deberías ponerlas.

¿Por?

Igual dan pistas de la trama. [Piensa] Bueno, ponlas. Hace poco pasamos un día en familia y una de mis sobrinas, al ver el libro, preguntó si hablaba de nosotros.

¿Es autobiográfico?

No. Aparecen personajes de mi familia. Me gusta. Sale mi abuelo, mis tíos... Pero desde la visión de cuando yo era pequeño, no de ahora.

¿Es posible recuperar esa visión de la infancia cuando uno tiene ya una edad?

Tiene que ver con cómo me gusta escribir, afrontar la escritura: jugando. La escritura es un juego de adultos. Juegas con personajes, con cosas que no existen, coges pedazos de la realidad y los haces tuyos... Quizás nunca he acabado de perder ese sentido del juego. Los adultos tendríamos que jugar más.

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