El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) presenta la vigésima edición de la muestra Territorio CAAM, integrada por obras de estudiantes de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria, inspiradas en el universo creativo del artista de la isla francesa de La Reunión, Jack Beng-Thi, que se exhibe actualmente en este centro de arte. Esta nueva muestra colectiva se inaugura este jueves 6 de febrero, a las 20.00 horas, y se puede visitar en las salas de Balcones 9 del centro de arte del Cabildo de Gran Canaria hasta el próximo día 29 de marzo, con entrada libre y gratuita.

Territorio CAAM nace en 2008 con el objetivo de que jóvenes artistas en formación puedan participar en el proceso de producción y montaje de una exposición en el museo. El proyecto comienza con la visita de estudiantes de la Escuela a las exposiciones del CAAM. Continúa con los encuentros que mantienen con artistas y comisarias-os, y culmina con la creación y posterior exhibición de las obras que realizan, a modo de reinterpretación de las exposiciones. En esta vigésima edición, la muestra se articula con tres propuestas artísticas en las que han participado unas 40 estudiantes que cursan tres ciclos formativos de grado superior: de Fotografía, de Cerámica Artística y de Gráfica Impresa. Sus trabajos reinterpretan la retrospectiva de Beng-Thi, quien, junto al director del CAAM, impartieron en la Escuela una charla el pasado mes de octubre.

Jack Beng-Thi (La Reunión, 1951) posee una extensa obra de amplio calado histórico, social, político y ecológico. Escultor, fotógrafo, videoartista y performer, es un artista comprometido con el arte, la naturaleza y con sus raíces culturales. Gran parte de su trabajo se centra en la historia de sus ancestros de La Reunión, sometidos a la esclavitud en la época colonial, a quienes homenajea en muchas de sus obras tratando de rescatar a hombres y mujeres cuyas historias quedaron olvidadas en esos archivos de la administración colonial, para rehabilitarlos como cuerpos e incorporarlos a la memoria colectiva.

Así, bajo la inspiración del trabajo artístico y el compromiso social de Beng-Thi, el grupo de estudiantes de Fotografía presenta la obra Círculo opresor. Se trata de diez propuestas fotográficas que pretenden "conmover desde los conceptos de opresión, esclavitud, explotación y expolio, e inspira y dignifica a través de los conceptos de libertad, identidad y cooperación". Las imágenes persiguen "poner en valor la integración e inmersión cultural reflejada en fotografías con colores inspiradores, materiales y ritos propios de diversas culturas que tienen en común un pasado y, en algunos casos, un presente de alienación". El trabajo del alumnado de Fotografía propone "una visión crítica y contemporánea de los sistemas sociales que reproducen, directa e indirectamente, el sometimiento de los pueblos". Pretende generar una reflexión desde lo que consideran "los tres principales 'actores' implicados en el desarrollo social del siglo XXI: opresor, víctima y activista".

Por su parte, el alumnado de Cerámica Artística presenta De la piel para dentro, una proyección sobre piezas de bolos de cerámica impresa en 3D, en distintos tamaños. La obra es una instalación que "representa al ser humano en el territorio donde las fronteras dejan de existir para denunciar la intolerable situación de la política global e intenta conectar al público con iniciativas y personas que tratan de transformar esta realidad". "Nada más humano que ponernos en la piel de otra persona y experimentar sentimientos como el sufrimiento o la alegría", aunque "para ello tenemos que 'conocer-nos' y 'conocer-los'; tenemos que sentirnos reflejados y reflejadas en el juego de la vida, en estrategias de adaptación", reflexionan.

El grupo de estudiantes de Gráfica Impresa, por su lado, presenta la obra El símbolo,y que puede tener múltiples interpretaciones en función de quién la contempla. Desde la perspectiva del diseño, explica el alumnado, "la revolución posible que se oculta tras el fenómeno del capitalismo que abordamos contiene una dimensión simbólica. Y es a través de la simbología como se guía al público a que interprete un lienzo continuo, infinito".

Una imagen, aunque en esencia simple, "está cargada de sentimientos y sensaciones que se convierten en una crítica a la decadencia de un sector como el tomatero que condicionó la geografía, la demografía y la sociedad del archipiélago, en un contexto de opresión, precariedad extrema y escasez, provocada en gran parte por la sobreproducción y el consumismo". La obra habla del "capitalismo opresor que encuentra su abismo en el éxodo a las ciudades y la competencia geográfica, dejando tras de sí una huella desoladora en nuestra naturaleza", destaca el grupo que firma la obra.