"Es frecuente que los grandes solistas de un instrumento se cansen de estar ante un piano, un violín o un clarinete, y digan: ¡voy a ser director! Y este es un caso ejemplar porque me parece que además que tiene una gran calidad". De esta manera se refería anoche Jerónimo Saavedra al director alemán Christoph Eschenbach, antes de mantener una conversación con el pianista y veterano maestro, que en breve cumplirá 80 años.

Eschenbach regresa a Gran Canaria para protagonizar el concierto de clausura del 36º Festival de Música de Canarias, -hoy sábádo, a las 20.00 horas en el Auditorio Alfredo Kraus, y mañana domingo en el Auditorio de Tenerife- con un programa a la altura de los protagonistas: el Concierto para violín y orquesta en Mi menor, de Mendelssohn, con el violinista sueco Daniel Lozakovich, de 18 años; y la Sinfonía fantástica, de Berlioz. "Un maestro con un joven veterano", en palabras del director del Festival, Jorge Perdigón.

"La Orquesta de París tiene mucha entidad, y las obras que ofrecen con un solista muy conocido aquí, creo que el público va a disfrutar", aventuraba anoche Jerónimo Saavedra antes de sentarse a conversar con Eschenbach, en un encuentro en el que participaron, en las presentaciones, el viceconsejero de Cultura, Juan Márquez; el director del Festival de Música, Jorge Perdigón; y el director comercial del grupo Barceló, Juan Francisco Hernández.

Con la mirada puesta en el concierto de clausura, autoridades y organización se felicitaban ayer del balance de esta 36 edición. Una valoración que compartía Jerónimo Saavedra. En su opinión, "este año ha vuelto a recuperar el alto nivel que tuvo durante muchos años hasta que hubo una crisis hace poco tiempo, afortunadamente se superó, todo lo que ha venido ha sido muy interesante, la programación ha sido variada, no se ha salido de la rutina de estar repitiendo obras que muchas veces se han escuchado, y esto se ha hecho con el mismo dinero que se tenía antes".

Viejos amigos

El encuentro entre Christoph Eschenbach y Jerónimo Saavedra en uno de los salones del hotel Santa Catalina se cobró el abrazo de dos viejos amigos a los que une la pasión por la música. Decía Saavedra antes de someter al maestro a un certero cuestionario, que "lo conozco desde hace 50 años desde que era predominante pianista; luego pasó a ser director de orquesta, y lo ha hecho muy bien. Sobre todo tuvo una etapa en Houston, en Estados Unidos, llevando también la dirección de la ópera; pasó luego a Europa, por Berlín y luego con la Orquesta de París". Pero, más allá de ello, "lo importante es oir y provocar al maestro Eschenbach, y su relación con la Isla", subrayó Saavedra antes de recordar que se conocieron en las veladas musicales en Monte León, para luego preguntarle al director con qué estado de ánimo afronta el programa del Festival de Música ocho meses después de que se negociara con él. No llegó a contestarle. Si dijo el maestro que venía con los ensayos cumplidos y estaba muy feliz de estar de nuevo en el Festival del que participó en sus comienzos.

Del concierto de Mendelssohn dijo que es "uno de los más célebres y virtuosos, una obra que llega verdaderamente al corazón"; y de la Sinfonía Fantástica, "es la marca de la orquesta, en la que puede mostrar toda su calidad técnica".

Le recordó Saavedra que había vuelto a ponerse al piano, al tiempo que aprovechó para pulsar su opinión sobre la moda de recuperar compositores y piezas menos populares, caso de Stravinsky; y si en su opinión, los jóvenes directores deberían manejar el repertorio de todas las épocas. El maestro concluyó que si.