La Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha recuperado el quirófano de experimentación animal del Instituto de Fisiología que dirigió el médico, catedrático de la Facultad de Medicina y presidente del Gobierno de la República, Juan Negrín, cuyo legado científico fue deliberadamente ocultado tras la Guerra Civil.

"Para mí fue una gran sorpresa" cuando la universidad anunció la reapertura del quirófano original y, "cuando supe que sería permanente, me quedé asombrada, llevo muchos años esperando", afirmó ayer su nieta Carmen Negrín en la inauguración de este pequeño museo en la Facultad de Medicina de la UCM.

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1892, Negrín se doctoró en Medicina en Leipzig (Alemania), tras lo cual fue invitado por Santiago Ramón y Cajal, que entonces presidía la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, para dirigir el Laboratorio de Fisiología General de la Residencia de Estudiantes (1916-1936).

A lo largo de dos décadas el doctor Negrín creó en Madrid "una brillante escuela de fisiología", que formó a 14 catedráticos de Universidad, de los que cinco se quedaron en España tras la guerra y nueve se marcharon a México y EE UU.

Entre sus discípulos figuran el premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa, y otros como Grande Covián, según el decano de la Facultad de Medicina, Javier Arias, quien ha desgranado la trayectoria de Negrín: en 1921 ganó la cátedra de Fisiología; dos años después fue nombrado secretario de la Facultad de Medicina y en 1927 entró en la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria, el actual campus de Moncloa.

Con este homenaje, desde la Complutense buscan restaurar el legado académico de "uno de los científicos más importantes del primer tercio del siglo XX" que ha sido "desvalorizado e incluso menospreciado por la persecución política" en la posguerra, tras haber presidido el Gobierno de la II República en 1937-1945, falleciendo en París en 1956.

"Simbólicamente, este homenaje es un ciclo que se cierra", según Carmen Negrín, para quien existe una relación entre su afición científica y su compromiso político: "Su objetivo de querer mejorar la situación de las personas", ha dicho en la presentación a la que han asistido familiares, amigos y profesores.

Ni venganza ni rencor

El ejercicio de memoria histórica que está viviendo España "es necesario, hay que conocer la historia para vivirla mejor", según la nieta de Negrín, para quien "no es una cuestión de venganza ni rencor ni nada, simplemente una realidad que ha sido muy ocultada y recuperarla es un paso necesario. Se está tardando mucho pero, por lo menos se está dando. Es muy importante".

La catedrática Asunción López-Calderón ha explicado que "el quirófano experimental fue montado con los últimos medios que había entonces" y forma parte del patrimonio de la Complutense, "que debe ser visto por todo el mundo".

El quirófano, trasladado de la Residencia de Estudiantes a la Facultad de Medicina en 1934 y que podrá visitarse dentro de unas semanas en visitas guiadas, incorpora paneles que explican los logros de la escuela de fisiólogos creada por Negrín, una especialidad que entronca con la bioquímica.

Entre sus inventos, destacan el estalmógrafo y el miógrafo, aparatos que representaron un considerable avance en la automatización y reproducibilidad de las técnicas de laboratorio.

Para esta catedrática, su faceta de político "era más fácil de atacar. Deliberamente se le menospreció y silenció. Es importante que, aunque tardíamente se le reconozca".

Prueba de su talla científica, es que "en el aniversario de su muerte periódicos internacionales como The New York Times hicieron una necrológica en la que le mencionaban fundamentalmente como investigador y profesor universitario", según López-Calderón que destaca que "el laboratorio se conserva como estaba".

En su discurso, Carmen Negrín recordó situaciones como la de un atentado contra su abuelo en el que un escolta motorizado resultó herido y el entonces presidente del Gobierno de la República "no dudó en bajarse de su coche para prestarle los primeros auxilios, porque antes que ser un hombre de Estado era médico".

El catedrático de Historia Contemporánea Luis Otero Carvajal pronunció la conferencia El Laboratorio de Fisiología de Juan Negrín en la edad de plata de la ciencia en España, 1916-1936, en la que tuvo palabras de homenaje a los catedráticos de toda España represaliados tras la guerra.

Un 44% de los catedráticos que había en 1936 fueron depurados, más de 140 grandes profesores expulsados de la universidad hacia el exilio, iniciándose una etapa "de descapitalización" científica e intelectual, incluso con desmantelamiento de laboratorios, de la que España ha tardado decenios en salir, según Otero.