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Quarantine

Desde antiguo las formas de aislamiento, para defenderse las sociedades del peligro de ciertos individuos, está presente

Quarantine

Desde antiguo, desde que el humano conoce la palabra, las formas de aislamiento para defenderse las sociedades del peligro de ciertos individuos, está presente. Si el peligro es mental, se aplicaba el ostracismo. Si el peligro es mórbido, se aplicaban las cuarentenas. En el Pentateuco bíblico, hace unos cuatro milenios, se confinaba 40 días para defenderse de la lepra, 40 días fue el diluvio, 40 días tardó Moisés en llegar a la tierra prometida, o más posteriormente, los 40 días de Jesucristo en el desierto. Pero es sobre todo en las pestes de los siglos XII a XIX, en Europa, donde se aplicó como defensa colectiva, principalmente frente a los navíos que se acercaban a la costa y traían la enfermedad, siendo que de Venecia surgió el nombre de "cuarentena", generalizado luego, y proveniente de la expresión "quaranta giorni".

Todavía hoy se aplica la cuarentena para rehuir los probables peligros de los astronautas que, previamente, hayan podido pisar la Luna o Marte, así como a las muestras que traen. En un orden de cosas menos ligado a las epidemias, los celtas utilizaban a tres reyes o magos para encontrar la solución a los problemas colectivos: sequías, hambres, guerras, epidemias, etcétera; para ese menester los magos o reyes podían hacer las locuras que se les ocurriese, y esto lo hacían durante cuarenta días, hasta llegar a un martes acorde con un signo lunar, día en el que habría un gran festejo, y los tres magos o reyes, locos, devolvían sus coronas, y esto generaba otros cuarenta días para cambiar los futuros malos y trocarlos en buenos. Una amiga me envía un relato que se atribuye a Jung, en el Libro Rojo, pero que parece de origen espurio, un relato sobre la cuarentena que ha de hacer un joven, el cual se queja de la misma por no poder bajar del barco a visitar a su familia, y al fin el mayor, experimentado en otras cuarentenas, le recomienda que se prive aún más de cosas, a lo que el joven se resiste. El mayor le indica que él ha hecho la cuarentena hace siete años, y le relata que empezó a comer la mitad, luego pasó a depurar los pensamientos tendiendo a dejar entrar los más nobles, luego se exigió lectura diría de nuevos textos, más tarde se empleó en hacer ejercicio en el barco, luego ejercitó las artes del aire, con respiraciones pautadas, consiguiendo ampliar la potencia de sus pulmones como nunca lo había logrado, luego incorporó el consejo de un viejo maestro que le había indicado que imaginara entrar la luz en él con el fin de fortalecerse. Luego pasó a visualizar lo que haría cuando bajara a tierra después de la cuarentena: "Gozaba de la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, nunca es interesante. La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, y de tacos. Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado. Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto. Aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente, me había llevado la primavera dentro, y nadie nunca más habría podido quitármela".

Es un relato urbano, mal atribuido, popularizado, no he localizado su verdadero origen, pero es impecable y convierte la cuarentena en un valor para el futuro.

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