The Last Dance ( El Último Baile) arranca con la silueta de un hombre sentado mirando al horizonte en medio de una gran mansión. En los primeros episodios del documental, ese hombre echa la vista atrás a su legado, consciente de que no hay cima en el baloncesto sin su nombre. Es Michael Jordan en carne viva. La obra, que se emite en Netflix a partir de mañana, es una mirada nostálgica al crepúsculo de sus Bulls.

Un rótulo recuerda al comienzo de la cinta que la franquicia de la ciudad del viento venía de ganar cinco títulos en los últimos siete años y que el futuro de la dinastía corría peligro en su objetivo de ganar tres campeonatos seguidos (1991, 1992, 1993, 1996, 1997) por segunda vez, debido, especialmente, a la tirantez entre Jerry Krause (gerente general del club), que reclamaba mayor reconocimiento a sus acciones, y Phil Jackson, entrenador del equipo.

Y ahí radica el origen de muchas de las tensiones y las incertidumbres que pesaban sobre los hombros de Jordan y compañía durante ese último baile, tal y como calificó la temporada el propio Jackson, sabedor de que el cuento de hadas llegaría a su fin en junio de 1997 independientemente del resultado. Ya se lo había avisado Krause: "Aunque acabéis con 82-0, no seguirás".

Jordan no podía entender cómo desde el club se pretendía destruir un equipo ganador e iniciar una reconstrucción que dejaría más incógnitas que certezas.

Jackson, convencido por Reinsdorf, propietario de los Bulls, firmó un año más. Y Jordan desde el principio había ligado su futuro al del técnico, así que todo el mundo daba por hecha su segunda retirada tras la del verano de 1993. No había marcha atrás.

Además, otros problemas afloraban: la desconfianza de Pippen hacia la directiva tras años de estar pagado muy por debajo de lo que merecía y la locura de Dennis Rodman, cada vez más insostenible e incontrolable: "¡Me sorprendió el simple hecho de que preguntaran si querría unirme a ellos!", indicó el Bad Boy. Bajo ese contexto se inicia una travesía lineal por la temporada mientras se repasa la trayectoria de Jordan hasta llegar ahí, partiendo desde sus años universitarios bajo la lupa de Dean Smith en la Universidad de Carolina del Norte.