La protagonista viaja a los campamentos del Frente Polisario cerca de Tindouf, donde su progenitor vivió sus últimos años y donde le esperaba la muerte. Durante ese viaje de búsqueda, Clara encontrará una historia de amor, de traiciones, chantajes, idealismo y sueños rotos. Conocerá hombres apasionados y también tipos sin escrúpulos, en un mundo de pueblos que luchan por su dignidad.
Reverte ha navegado el Índico, el Pacífico y cruzado el Atlántico dos veces; ha costeado el Ártico de Este a Oeste por el Paso del Noroeste, y un buque de investigación le llevó hasta las Svalbard. Ha atravesado el canal de Panamá y pisó la isla del Cabo de Hornos. Ha descendido el Amazonas, recorrido el curso del Alto Nilo, y viajado por el río Congo. Repitió los caminos literarios de escritores como Homero, Jack London y Mark Twain, y surcó los lagos Victoria, Tanganyka y Tana. Y muchas más aventuras, viajes y experiencias.
¿Qué se encuentran los lectores en este libro suyo?
Una historia de aventuras, de amor, de política y de lucha por alcanzar la justicia.
¿Cómo surgió la necesidad o el impulso de desarrollar esta narración?
Fue a partir de un viaje al Sahara, a los campamentos de refugiados. Encontré dignidad, drama, dolor y esperanza. No son malos elementos para construir una historia.
¿Cuáles fueron los mayores obs¬táculos o retos que le surgieron durante la escritura?
Los de siempre: tratar de que sea verosímil, lo primero. Y que emocione. Y que no aburra. Y que esté bien escrita...
¿Cuál es su secreto para atrapar a los lectores y que no deseen abandonar el espacio literario que les propone?
No hay otro que la emoción. Si tocas la tecla del alma del lector, este te acompaña sin dudarlo y tú no te fatigas escribiendo. La peor palabra del Diccionario no es muerte, sino aburrimiento.
Volviendo la vista atrás, ¿qué poso le ha dejado este título?
Yo siempre olvido los libros una vez que los veo publicados. Pero aprendo de lo que hice mal en ellos.
¿Qué le dejó más satisfecho de esta obra?
Que muchos lectores la recuerden. El libro lo hace el escritor, pero lo conserva el lector. Eso es el éxito.
Escribir, ¿para qué, por qué, para quién?
Es cribir para vivir, por vivir, para la vida.
¿Cuál sería el lector ideal para 'El médico de Ifni'?
Una bella mujer de mediana edad, sentada en una playa, al atardecer, con un vestido ligero y sedoso, sin ropa interior..., tratando de imaginar cómo soy yo, el autor, mientras me lee. Utopía, vamos.
Deme tres razones para abrir su libro y adentrarme en él.
La primera: es sincero. La segunda: responde a muchas vivencias. La tercera: no me resultó fácil escribirlo, hay detrás mucho trabajo.
