El poemario El don de la pobreza que convoca la Diputación de Cáceres, ve por fin la luz en una cuidada edición publicada dentro de su Colección de Poesía. Este poemario, fraguado muchos años atrás por el prolífico poeta grancanario, permanecía inédito hasta la fecha, aunque una docena de sus poemas se publicaron dentro de la bellísima antología poética Salir Rana, editada por Renacimiento a partir de una selección y edición del poeta Vicente Gallego.
La cuarentena decretada por la crisis sanitaria de la Covid-19 congeló la publicación de este volumen ganador de la 22ª edición del Flor de Jara, dotado con 6.000 euros y que falló un jurado presidido por la poeta y traductora Aurora Luque, que distinguió, entre otros aspectos, "el enfoque original de la obra y el ritmo nunca descuidado del lenguaje". Ante esta situación excepcional, la institución extremeña habilitó la descarga online gratuita del poemario durante el estado de alarma.
Y en este lento regreso a la normalidad (también) literaria, El don de la pobreza se materializa en papel con un conjunto de 38 poemas inscritos en las coordenadas poéticas del universo de Pedro Flores, cuyos versos transitan la periferia de los barrios capitalinos, la pobreza y el hambre, la injusticia y la dignidad humana, los niños que juegan en la calle y las abuelas que planchan y lo observan todo. Y por supuesto, la poesía o "el festín de la poesía", a la que el autor remite y regresa siempre en un ejercicio de metapoesía como el que cierra el volumen: "Un viejo se tragó al niño que se tragó a un viejo / y acodado sobre la mugre de sus versos / mendiga déjenme al menos sorber del vaso / este fondo aguado, estas sobras, de la poesía".
Junto a esta serie de códigos comunes a su vasta obra, trufada de referencias a faros poéticos como Vallejo y Machado, El don de la pobreza parecería la continuación o la antesala natural -el orden de las publicaciones no altera la poética- de Coser para la calle, que le distinguió con el prestigioso Premio Nacional José Hierro en 2017. En cuaquier caso, el enriquecimiento del legado de Flores siempre resulta en un diálogo fiel, coherente y, sobre todo, mejor, con su propia poesía.