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Libros

Galdós vuelve a la vida

Yolanda Arencibia ha escrito una gran biografía literaria en la cual el comentario analítico de la obra galdosiana dispone los pilares y coloca las vigas del edificio biográfico. Asistimos así a la personalización de la colectividad y sus destinos

Galdós vuelve a la vida

Galdós. Una biografía es la suma de toda una trayectoria y vocación vital, el summum intelectual de la vida de una mujer académica, Yolanda Arencibia, dedicada al estudio y la investigación de uno de los principales novelistas europeos de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, Benito Pérez Galdós. Yolanda ha escrito una gran biografía literaria en la cual el comentario analítico de la obra galdosiana, dispone los pilares y coloca las vigas del edificio biográfico. En este sentido el modelo de Galdós. Una biografía se asimila a otros modelos fundamentales de grandes biografías literarias actuales, me refiero a la biografía de Charles Dickens de Peter Ackroyd, Dickens: Abridged ( Dickens: Abreviado) o la magna obra de Reiner Stach que en tres volúmenes somete a escrutinio definitivo la vida y la obra de Franz Kafka. Ambas desglosan y analizan con pluralidad de criterios de estudios literarios, la producción de estos maestros modernos. En el caso de nuestro don Benito, esta producción es inmensa, y ya, el mero análisis de los cuarenta y siete tomos de los , que se realiza desde la imbricación psicológica y simbólica del autor, es, en sí, un logro increíble.

Este armazón de análisis literario progresivo y cronológico lo complementa la trabazón textual de vida y obra. El relato paralelo de las peripecias vitales de Galdós y de las circunstancias y situaciones de sus prolíficos y corales personajes. Empeño particularmente enriquecedor, pues irá alumbrando todo un sistema simbólico de sublimación transformadora de la experiencia concreta en arte textual. Es un sistema intensamente personal, mas, a la vez, sintético, ya que Galdós, con su rara habilidad para aparecer y desaparecer del texto, encarna los hitos y los vaivenes de la historia española moderna, su historia, la de todos sus coetáneos, y la nuestra. Asistimos así a la personalización de la colectividad y sus destinos, función visionaria que Galdós comparte con Balzac, con Dickens y con Zola. Los triunfos y los sinsabores, los logros y los éxitos, los sentimientos y las fidelidades cambiantes de los protagonistas de los Episodios encarnan la condición individual del autor y la realidad política convulsa de la España decimonónica. Yolanda, con una paciencia extraordinaria, lo explica y detalla a lo largo de su análisis literario.

La escritura galdosiana es abarcada en toda su latitud y complejidad, trazando esa gran curva, ese círculo que Galdós apuntó como característico de todo su periplo escritor y que se inició con La sombra y acabó en El caballero encantado. Partió de un realismo fantástico deudor del romanticismo y retornó a un realismo alegorizado que rondaba una manera fantástica, surgida netamente de procesos escriturales, más que de modas o tendencias existentes. El poderoso arraigo realista bloquea la adopción plena del simbolismo finisecular, aunque Galdós sí transvasa algunas de sus técnicas y recursos, tanto en las últimas novelas como en sus obras teatrales. La biógrafa resalta los textos que sitúan al escritor en la vanguardia de la modernidad y que la cultura española no ha asimilado plenamente, porque Galdós está demasiado etiquetado por obras maestras como Fortunata y Jacinta, en cuya recepción han pesado más los aspectos costumbristas y naturalistas que los procesos de indagación psíquica de sus personajes que la aproximan al psicoanálisis freudiano. Lo prohibido es interpretada como un ensayo demoledor de escritura libre y crítica.; muy correcto. Siempre he pensado que presagia el ciclo de El hombre sin cualidades de Robert Musil; que El amigo Manso se anticipa a la narración existencialista desarrollada por Miguel de Unamuno en Niebla; que Miau estrena un animalismo de personajes que se adelanta a Maeterlinck; que La incógnita-Realidad es similar a novelas muy contemporáneas en dos partes, trastocando el orden de la realidad y la ficción como La vida interior de Martín Frost de Paul Auster.

El diálogo como elemento característico y progresivamente esencial en la escritura de Galdós es tratado con el cuidado que merece por Yolanda, pues de todos los escritores españoles después de Cervantes, es Galdós quien ejemplifica la gran idea y teoría de Bakhtine, que la novela es ante todo una síntesis de todos los diálogos, una unidad dialógica trascendente. Desde que empieza a escribir esos diálogos dinámicos en El Ómnibus en que un señor y su criado debaten sobre los hechos de su cotidiana circunstancia, siendo todavía estudiante de bachiller en Las Palmas de Gran Canaria, hasta las novelas "habladas" como El abuelo y Casandra, el dominio fluvial del diálogo y de las voces, es preeminente en Galdós. Y, un diálogo con la historia, una proyección de su dialéctica, son los Episodios Nacionales. Galdós tiene un sobrenatural oído para las inflexiones dialectales que transcribe en sus obras con la misma maestría que lo hicieron Balzac para el francés y Dickens para el inglés, enfatizando ese fenómeno dialogal que está en el origen absoluto de la novela. La brillantez de su diapasón es lo que le permite escribir en forma de diálogo puro, alterando el proceso de la escritura, tal como conscientemente haría James Joyce en Dublineses.

El génesis del dramaturgo que abrirá un nuevo frente profesional en la madurez de su vida y triunfará en los teatros nacionales e internacionales se pergeña meticulosamente. Asimismo, una gigantesca obra periodística que abarca casi seis décadas, se sigue página a página, periódico tras periódico, revista va, revista viene. Desde el mencionado medio grancanario pasando por El Debate, El Imparcial, El País y La Prensa de Buenos Aires, la biógrafa ha sabido intercalar el flujo continuo de noticias y artículos que sirvieron a Galdós para opinar sobre política y reforma, arte y educación, agricultura y medicina, y para difundir en serie y folletín sus obras literarias. Los ecos de la prensa marcan y jalonan en el texto de la biografía una vida de actividad y creatividad trepidante. También vemos los reflejos de otros espejos, los que el creador recibe de sus muchos y fieles amigos, figuras de primer orden intelectual, y de los sectores conservadores, contrarios al liberal y republicano comprometido.

Organizada en veinte capítulos, agilizan su lectura una subdivisión continua en fragmentos delimitados por citas que concretan cada hito. Citas que son cartas extraídas del vastísimo epistolario galdosiano y de sus documentos (que en una parte principal conserva la Casa-Museo de su natal Las Palmas) citas textuales de su obra, cartas de él y cartas y por él recibidas, textos periodísticos y referencias a su propia autobiografía, Memorias de un desmemoriado. Son frecuentes, por último, las alusiones y referencias cruzadas a otros biógrafos del escritor, a Clarín, a Olmet García-Caraffa, a Berkowitz, y a la labor clasificatoria realizada por Smith con el epistolario. En el estilo literario hay una desenfadada llaneza que envuelve la erudición y transmite toda clase de ideas, desde las más abstractas a las más sencillas. Unas sesenta páginas de muy apretadas notas complementan y suplementan la riqueza informativa del texto, respondiendo a muchos interrogantes y ampliando detalles que en la biografía aparecen como meras menciones.

Una biografía son las ventanas que se abren a la identidad, la personalidad y la conducta del creador genial. El primer punto de este otro mapa que se impresiona sobre el literario, es la preponderancia de la familia en la vida de Pérez Galdós. Yolanda subraya y detalla la trascendencia del núcleo familiar desde principio a fin de la biografía. La familia es el epicentro de la vida insular y peninsular de Galdós. Todo, o casi todo, sucede en ella. Esta familia será siempre binaria, por una parte, los Pérez Galdós, por otra, los Hurtado de Mendoza, hermanas y hermanos, cuñadas, sobrinas y sobrinos. La familia es el imán de Galdós en todas las residencias madrileñas y en el espléndido retiro de San Quintín. Este contexto básico representa, además, la continuidad virtual de la vida en Canarias y como canario. Una ligazón cotidiana al habla isleña, cuya fonética, acentuación y léxico se sigue preservando en el seno familiar. Galdós no se hace godo hablando, no adopta la pronunciación castellana, no la imposta; conserva su tono natural isleño, con su énfasis y cadencias. La familia centraliza y distribuye la economía. Pagos e ingresos definen un régimen de obligaciones mutuas y jamás parece haber desavenencias graves. La familia es tan poderosa que Galdós no decidirá jamás emanciparse de ella, ni hacer vida aparte que resquebraje su unidad. Quizás esto explica, hasta cierto punto, la opacidad de su vida amorosa. Las amantes de Galdós, incluyendo la madre de su hija, están rigurosamente excluidas del seno familiar, aunque sean aceptadas en tanto en cuanto inciden sobre la economía, ya que don Benito se pasará gran parte de su vida alquilando casitas o pisos en barrios madrileños y en Santander y sus cercanías para Lorenza Cobián y Concha Morell.

Las relaciones con el universo canario dibujan otro mapa en la vida de Galdós. Permanece en contacto con sus paisanos desde el primer día en Madrid. Está su asistencia a la tertulia del Universal y su amistad con sus contertulios, figuras clave como Fernando León y Castillo que llegará a la cima del poder administrativo, o Miguel H. de la Cámara, que será su coeditor durante la mitad de su vida literaria, o Nicolás Estévanez que junto a León y Castillo incluye en uno de los tardíos Episodios Nacionales. El escritor enviará artículos a los medios de Gran Canaria y Tenerife. No olvida sus orígenes, los lleva muy dentro, pero Canarias, evidentemente, deja de ser la materia directa de su escritura. Creo que debemos entender su canariedad en estos términos. Toda la obra literaria de Galdós se produce desde el ángulo particular del isleño que llega a la gran capital y que construye una visión como un outsider. En la madurez de su vida, este viaje desde la isla lejana hacia el centro de la vida nacional, convertirá a Galdós en un explorador del territorio español que recorrerá como recopilando datos, en un dramaturgo de éxito asistiendo a las funciones de sus dramas en distintas capitales, y en un hombre público que seguirá rutas políticas y electorales.

Revelador y fascinante es el perfil del autor enamorado y enamoradizo que nos destapa esta biografía, a veces con cierta pudibundez. Su vida romántica es un pentágono cuyos vértices conectan a cinco mujeres: su primer y frustrado amor, que, lo marcó para siempre, Sisita, la prima cubana de quien lo apartaron, protagonista de la novela de Santiago Gil, El gran amor de Galdós; Emilia Pardo Bazán, la gran literata y cómplice; Lorenza Cobián, madre de su hija; Concha Morel la bella actriz conversa al judaísmo; y, Teodosia Gandarias, último y sereno avatar. Lo peculiar de la vida afectiva del escritor es que se desarrolla siempre al margen de la familia y que las relaciones se solapan o se hacen paralelas. Hay en él una extraña amoralidad. Galdós es consciente de que tanto Lorenza Cobián como Concha Morell, cuya vida será especialmente trágica al final, fueron personas inestables y frágiles. Él, sea dicho a su favor, jamás las abandonó proporcionándoles un sustento. Finalmente reconocerá a su hija María, que será la heredera de sus derechos, pero ella no entrará en la familia mientras él viva. Galdós tendrá una doble vida. Extraña incoherencia para un analista tan lúcido del adulterio en un mundo que proscribía el divorcio. Pero, son, quizás, estas contradicciones las que abonan la extraordinaria representación de la mujer en toda su tipología y contrapuntos. Esas sombras del deseo privado, junto a la distancia observadora, engendraron prototipos universales como doña Perfecta, doña Juana, Fortunata, Isidora o Casandra, entre decenas de otros que pueblan su incomparable universo femenino. Galdós abre las puertas de una psique que los hombres mantenían bajo llave y haciéndolo ilumina los primeros tramos de una historia liberadora que aún continua sinuosa y tortuosamente en nuestros días.

Extracto de la presentación de 'Galdós. Una biografía', de Yolanda Arencibia, en la Casa -Museo Pérez Galdós el pasado martes. La obra resultó ganadora del XXXII Premio Comillas.

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