El cineasta, editor y productor Miguel Herrero Herrero ha aprovechado los meses de confinamiento para acabar un libro sobre cine minimalista en espacios limitados que terminó titulando Cine confinado y que acaba de publicar con su editorial Cinestesia. Para sumergirse más aún en este tipo de cine -que cuenta con ejemplos claros como La ventana indiscreta, Buried ( Enterrado), El ángel exterminador o, recientemente, la española El hoyo- Herrero volvió a ver durante el encierro medio centenar de películas rodadas con pocos actores y prácticamente en una única localización y asegura que "ayuda mucho ver en pantalla una situación similar a la que estás viviendo".

El también director del Festival de Cine de Sax, defiende con fervor este tipo de cine donde "menos es más" y la falta de recursos asociada a estas obras "agudiza el ingenio". "No es un género en sí mismo, pero es un tipo de producción más habitual de lo que parece. Yo empecé a fijarme en películas de poca gente en espacios pequeños desde que vi La soga, de Alfred Hitchcock, con 16 años. Me impactó el ingenio de hacer una película con tan pocos recursos y tan gran resultado y luego empecé a crearme un archivo de películas minimalistas que, revisando estos últimos meses, vi que en su mayoría eran películas confinadas: de una localización y un grupo reducido de actores", explica.

Hitchcock, el gran maestro

Herrero asegura que Hitchcock fue el gran maestro del cine confinado, "el primero que vio las posibilidades del cine minimalista y que materializó en títulos como La ventana indiscreta, Náufragos, Crimen Perfecto o incluso Psicosis. Cuando Hitchcock no podía rodar una gran producción, hacía dinero con una más pequeña y con grandes beneficios", destaca el autor del libro, para quien La ventana indiscreta es "la superproducción del minimalismo" y desde el principio "el espectador ya ve que el protagonista está con la pierna escayolada y sabe que de ahí no va a salir. No hubo antes un decorado tan alto como el de esa película, con todas esas ventanas", apunta.

A juicio de Herrero, las cincuenta películas que repasa en su libro, españolas y extranjeras, demuestran "la calidad de un buen guión que funciona, que puede mantener la atención del espectador y la tensión de la película con un solo actor en un ataúd, por ejemplo".

El cineasta también analiza los recursos narrativos habituales en este cine con el fin de aportar ideas que ayuden a futuros guionistas o escritores, como la utilización de la voz en off en Buried, de Rodrigo Cortés, donde el único actor es Ryan Reynolds "pero tiene un móvil y por el pasan más de veinte personajes, que no ves pero están ahí"; o el recurso del whodunit (contracción de Who has done it? o ¿Quién lo ha hecho?), que se usa en tramas donde alguien es asesinado "y con pocos actores se crea la intriga", como en Diez negritos o Asesinato en el Orient Express; las adaptaciones teatrales y, sobre todo, la agudeza creativa ante la escasez de medios.

"La sorpresa es ver que el confinamiento está presente en general en este tipo de obras minimalistas, ya sea de manera intrínseca en la propia historia o bajo el uso intencionado de un McGuffin, o de una excusa, para que los personajes no abandonen esa localización", apunta en su introducción Herrero, que puede ser por un virus, una infección, o zombis ( La noche de los muertos vivientes) por quedar encerrado accidentalmente ( La cabina) o intencionadamente ( Buried), debido a una invalidez de por vida ( Johnny cogió su fusil) o temporal ( La ventana indiscreta), debido a las fuerzas de la naturaleza ( Náufrago), a causa de secuestro ( La habitación), por un supuesto delito ( Un condenado a muerte se ha fugado), por un juicio ( 12 hombres sin piedad) o por no poder salir por algún motivo que desconocemos ( El ángel exterminador).

"El caso es justificar de manera verosímil que los personajes no pueden dejar ese lugar" y eso, en términos de producción, "contribuye a facilitar el trabajo y el control y, sobre todo, abaratar costes, sin restar calidad artística y técnica a la obra", indica Herrero,que considera que la realidad actual por la pandemia "está generando una tendencia a hacer este tipo de cine, que ya existía por la crisis, pero también por las actuales recomendaciones de rodajes que llevan a un cine minimalista, y que no tiene por qué ser peor", asegura el cineasta.