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Letras

De los zombis al 'Bigfoot'

En su nuevo libro, 'Involución', el hijo de Mel Brooks y Anne Bancroft se acerca a otro de sus monstruos favoritos: el 'sasquatch'

Involución LP/DLP

"A finales de los 70, principios de los 80, había una gran fiebre con los sasquatches", cuenta Brooks a la prensa a través de Zoom. El escritor, de 48 años, recuerda cómo le impactó una escena del presunto documental de 1975 The mysterious monsters, narrado por Peter Graves, en el que un sasquatch rompía una ventana y trataba de atrapar a una mujer que estaba viendo la tele en casa de noche. "Vi esa escena mientras veía la tele en casa de noche. ¡Y al lado de una ventana! Cuando la ranger Josephine Schell menciona esa escena y otras películas de sasquatches en mi libro, soy yo quien habla a través de ella".

Schell es uno de los personajes entrevistados en Involución basado en documentación relativamente ficcional. La principal materia prima son los diarios de Kate Holland, quien se mudó con su marido, el deprimido Dan, a una lujosa comunidad ecológica, Greenloop, donde ella y su reducido grupo de vecinos acabó sufriendo el aislamiento más severo tras la erupción del volcán Rainier. Pero el confinamiento no es su peor problema. Al fin y al cabo, Involución se subtitula Un testimonio de primera mano de la Masacre Sasquatch del Rainier.

Bajo su apariencia de divertimento, los libros de Brooks son ensayos útiles para nuestra continuidad como especie. "Escribo mucho sobre supervivencia, ya sea de individuos, países o, en el caso de este libro, una comunidad. El tema esencial siempre es el mismo: la cooperación. Ante una crisis, debemos trabajar juntos. Así es como nuestra especie ha ascendido hasta la cima de la evolución. Hemos cooperado; hemos inventado el lenguaje; hemos explorado la empatía para entendernos unos a otros". Sobre la crisis del coronavirus, opina que la superaremos. (Uf, suspiro de tranquilidad). "No es el apocalipsis. Pero el mundo que crearemos tras derrotar a este virus será muy diferente".

Si sus libros son, además de entretenidos, útiles, es porque para escribirlos Brooks se convierte durante un largo tiempo en estudiante. "Para este, me pasé años estudiando a los sasquatches. Fui a dos escuelas: la de la leyenda y la de los simios reales. Porque si el Bigfoot fuera real, no sería una criatura mágica, sino una especie de gran simio, como el gorila, el orangután o el chimpancé. Estudié cómo comen, cómo viven, cómo se reproducen?". Y cómo matan. "Todo lo que cuento en el libro se puede comprobar en algún documental. Tendrían que ver lo que hacen los chimpancés a los colobos en África".

Leer Involución se parece a ver una película de terror variante found footage, es decir, supuestamente elaborada a partir de material preexistente. Pero debemos recordar que ya novelas clásicas del género como Drácula, de Bram Stoker, o Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, se basaban en documentación ficticia. ¿Cuáles son las mayores influencias para Brooks en este aspecto? "El formato [explica] lo dicta la historia en sí. Mi primer libro, Zombi: Guía de supervivencia, pedía ser escrito como eso, un manual de instrucciones. En el caso de Guerra mundial Z, tomé como inspiración La guerra buena: Una historia de la segunda guerra mundial, de Studs Terkel. Y Los guerreros del infierno de Harlem, sobre la historia real de los negros estadounidenses que lucharon en la Primera Guerra Mundial, debía ser novela gráfica: la raza tiene que ver con lo que ves, así que el público debía ver el color de su piel en cada página".

Cuando le preguntan a Brooks si su padre, el maestro de la comedia Mel Brooks (94 años), es lector de sus libros, Max escurre algo el bulto. Lo deja todo en "mi padre está contento de que tenga trabajo". Suele hablar bastante más sobre su madre, la no menos legendaria Anne Bancroft (Sra. Robinson de El graduado, entre otras muchas cosas, fallecida en el 2005), de la que aprendió una o dos cosas sobre sobrevivir.

Gracias a su madre, por ejemplo, aprendió a vivir y a aprender con dislexia: "Toda mi infancia se basó en encontrar maneras de aprender de forma diferente. Para que pudiera leer los libros del colegio, mi madre fue al Braille Institute y pidió que me los pasaran todos a audio. También me animó a aprender a escribir a máquina. Soy hijo de una mujer fuerte, una mujer sin educación universitaria, nieta de inmigrantes italianos, que superó la Gran Depresión y llegó al éxito desde la nada".

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