Concha Jerez, un nombre fundamental para comprender el arte español contemporáneo, despliega en el Museo Reina Sofía su primera retrospectiva con una propuesta que reflexiona sobre la memoria y sus estados, y que incluye una llamada de socorro para recuperar la de España.

La obra de Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941), Premio Velázquez de Artes Plásticas 2017, se ha colado por lugares insospechados del museo de arte contemporáneo: por primera vez se intervienen sus cuatro escaleras, además de la antigua sala de protocolo y varias salas de la tercera planta acogen Que nos roban la memoria.

La muestra recorre desde sus primera etapa en los setenta, una época en la que solo utilizaba tinta y papel, hasta nuestros días, en los que combina periódicos, vídeos, cristales, sonido y otros componentes, como si fuera una obra de bricolaje.

"Este edificio ha sido testigo de muchas cosas, eso me interesaba mucho", explicó Jerez durante la presentación de la exposición ayer en Madrid, que estará abierta hasta enero de 2021.

Es la primera artista que interviene las cuatro escaleras del museo, antiguamente un hospital: "Soy una viciosa de las escaleras. Aquí, por ejemplo, los escalones son muy bajitos, porque estaban hechos para que las camillas pudieran ser conducidas con caballos".

Cinco tipos

Ha dedicado cada una a un tipo de memoria: la memoria olvidada, la memoria autocensurada, la memoria escrita y oralizada, y la memoria silenciada; esta última es, quizás, la más importante.

En ella reúne los testimonios de personas torturadas y encarceladas durante la represión franquista. Sus voces salen de altavoces ubicados dentro de jaulas de pájaros, y en las paredes se proyectan imágenes de cárceles y presos: "Es básico que en España afrontemos la memoria histórica, si no caeremos en los mismos errores".

Jerez pone de relieve "la serenidad" de estos testimonios. Entre ellos se encuentra por ejemplo el de Chato Galante, que murió recientemente y que habla de las torturas que sufrió a manos del policía conocido como Billy el Niño.

La obra de Concha Jerez es compleja, en ocasiones modifica sus obras durante décadas, probablemente por eso hasta ahora no ha tenido una exposición de estas características, según apuntó el director del museo Manuel Borja Villel, comisario de la muestra junto a Joao Fernandes.

Muchas de las obras han sido adaptadas para el lugar, como las de las escaleras. "Si la exposición va a otro lugar no será la misma, eso la hace muy especial", añadió Borja Villel.

Por ejemplo, Caja de Memoriaes una obra que se prolonga de 1988 a 2020. Se trata de una gran caja de metacrilato transparente, concebida como un "contenedor de memoria" que guarda nombres de personas relevantes de la historia de la humanidad, necrológicas de mujeres anónimas y relevantes, y ropa usada que ha pedido para la ocasión.

"Es ese tipo de ropa que no quieres tirar porque te gusta mucho [asegura], pero ya está gastada. Siempre queda un poco de persona en ella".

Represión, censura...

La memoria personal y la colectiva se entrecruza en la obra de la artista, para abordar de forma crítica asuntos relativos a la represión de la libertad, la censura política y artística o la marginación de determinados colectivos sociales, como las mujeres o los inmigrantes.

La autocensura es otra de las elementos fundamentales en su obra. Sus escritos autocensurados garabateados con caligrafía ilegible se repiten a lo largo de su carrera. "La autocensura es el origen de toda mi obra [apunta], claramente". Un concepto que a su juicio no responde solo al aspecto puramente personal sino también al ámbito político, social o laboral.

Escritos autocensurados de la artista, garabateados en rollos de papel kilométricos se pueden encontrar en piezas de la exposición, tanto en las intervenciones de la escalera, como en la salas más tradicionales de la primera planta. Una de ellas está cogida a un columpio, instalado para la ocasión.

Jerez, cuya exposición se retrasó por la pandemia, se mostró contenta con la selección de obras final y la manera en que ha intervenido el espacio: "He podido hacer lo que he querido. Si no les gusta, que están en su derecho, es culpa mía".