Pese a que no acaba de acostumbrarse a un público "enmascarado", Álvaro Urquijo asegura que la música en directo es una de las pocas cosas que existe que no tiene por qué cambiar. La cultura segura existe y es necesaria.

"La ciencia y la cultura van de la mano. La primera nos va a salvar la vida y la otra nos va a hacer la vida más llevadera". Esa es la única predicción que Álvaro Urquijo se atreve a formular. Se confiesa desconcertado por la pandemia. Y no es el único. Por ello, la música debe ser un refugio, por lo que junto a Los Secretos tiene fechas cerradas para conciertos en Murcia, Málaga o Mallorca hasta octubre.

- ¿Cómo está siendo el contacto con el público durante los conciertos de esta nueva normalidad?

- Bueno, hay que reconocer que es muy distinto, pero creo que merece la pena.

- ¿Le afecta a la hora de subirse a un escenario?

- Me desconcierta porque estoy acostumbrado a mirar mucho a la gente del público y ahora solo veo mascarillas. Pero creo que la parte positiva es que la gente tiene garantías de seguridad y que puede disfrutar cómodamente de un concierto que le gusta. El modelo está funcionando bien. Estos conciertos están a medio camino entre, la realidad más pésima, y un futuro no muy lejano en el que poco a poco podremos hacernos a esta nueva realidad.

- ¿Los músicos necesitaban tocar y la gente necesitaba la música en directo?

- Sí. Estamos todos acojonados. Todos estamos hundidos en una sensación de desconocimiento, miedo y angustia. Después de todo lo que ha pasado, sabes que esto va a suponer el inicio de una crisis económica. Es descorazonador.

- ¿Pensaban que alguien se atrevería a ir a un concierto?

- Teníamos miedo de que nadie quisiera ir. Pero Los Secretos nunca nos hemos arrugado ante un reto o ante la incertidumbre. A las pruebas de nuestra historia me remito. En momentos complicados hemos sabido reaccionar a tiempo. Da igual lo que yo sienta, si me siento inseguro o asustado, hay que moverse. Existen técnicos de sonido, managers y oficinas de contratación que están trabajando muy duro para los conciertos de este verano. Somos casi 300.000 personas que vivimos de la cultura. Por lo tanto, no nos podemos permitir parar en seco.

- ¿Todos se han apretado el cinturón?

- Sí, tenemos un verano para salvar al sector. Los conciertos de estos meses no van a servir ni siquiera para pagar facturas, sino para mantener la música viva. Ahora mismo, hay más posibilidades de contraer la enfermedad por la calle que en un concierto, donde hay separación entre personas. Además, también es necesario que la gente desconecte un poco. Hay que volver a conectar con la cultura. En estos momentos, la ciencia y la cultura van de la mano. La primera nos va a salvar la vida y la otra nos va a hacer la vida más llevadera.

- ¿Cree que el sector necesitaba algo que le hiciera recordar el concepto de gremio?

- Yo creo que siempre hemos sido una piña porque todos tenemos los mismos intereses, pero a lo mejor, faltaba más cohesión. En el mercado parece que somos todos competidores, pero en situaciones como estas no hay discusión, tenemos que ir juntos de la mano. Los intereses económicos siempre destrozan esta unión.

- ¿Hay nuevas canciones de Los Secretos que han surgido del confinamiento?

- Me temo que no. Nosotros apostamos por estar con la gente durante el confinamiento. Pero yo no estaba en absoluto motivado. Tampoco quería sacar una canción que me recordara esos momentos tan feos, donde han muerto miles de personas. No tendría estómago para cantar una canción sobre las emociones que viví durante ese tiempo. Ni ahora ni nunca.

- ¿Hay algo que le moleste especialmente?

Algunos idiotas, con perdón. Hay gente a la que se le olvida qué estamos viviendo. Si la gente no hiciera el bruto tal vez no hubiesen habido tantos rebrotes. Solo necesitas cuatro neuronas para entender que esto es peligroso y que tu mala acción puede perjudicar a mucha gente.

- ¿Y lo que más le ha gustado?

- Que se han recuperado algunos valores que habíamos olvidado, como el compañerismo o la solidaridad. Aunque eso está faltando en algunos grupos sociales.

- ¿Se refiere a la manifestación anti-covid?

- Sí. Creo que se equivocan.

- Muchos compañeros suyos del sector de la cultura se han mostrado a favor de los manifestantes.

Creo que están muy malinformados, pero tengo que respetarles. Hay tantas personas como pequeños universos. Cada uno tiene su propia visión de la vida. Yo estoy en desacuerdo con esos postulados porque hay una cosa que se llama ciencia y otra que se llama información fiable, que se puede encontrar en revistas científicas. Si basas tu vida en unos cuantos vídeos virales, tus acciones te llevarán al fracaso y al resto, a la catástrofe. Están obsesionados en que alguien quiere meternos nanochips en el cuerpo y yo no sé qué beneficio podría tener eso si ya estamos más que controlados por los móviles.

- ¿De dónde cree que viene esta conspiración?

Hay varias formas de entender esto. Teorías de la conspiración ha habido siempre, algunas han sido ciertas. Yo tengo mis dudas sobre el asesinato de Kennedy. Pero las teorías de conspiración vienen a sustituir muchas preguntas que no tienen contestación. Lejos de pasarse a la acción, hay que gente que piensa que son otros los culpables de que les pasen cosas malas.