El humor sale a la palestra para hablar de la risa en tiempos del covid-19. Santi Alverú (SA), actor, crítico y defensor del espectador en el programa televisivo Zapeando, y Edu Galán (EG), escritor y corresponsable de la revista satírica Mongolia, responden a las mismas preguntas con afiladas respuestas.
¿Cuándo la vida se pone más seria, más ganas se tiene de reír?
SA: Personalmente, sí. En mi vida he descubierto que hay pocas herramientas tan poderosas como el humor para afrontar cualquier situación.
EG: Sí, pero para hacer reír dependes de cómo lo están pasando los demás. Si a tu alrededor lo están pasando mal, por respeto, creo que es mejor no reírse.
¿El coronavirus estará detrás de cualquier jajajajajá de los próximos meses?
SA: Lo lógico sería que al principio sirviese de toma de contacto necesaria entre humoristas y público. Hablar de nuestra realidad nos ayuda a unirnos, evitarla resulta frío. Luego cada intérprete puede añadir mayor o menor presencia pandémica en su historias de humor.
EG: Y detrás de cualquier llanto. Ahora mismo es el fondo de todo.
¿Cuál es la imagen del confinamiento a la que se puede sacar más punta?
SA: Creo que lo más divertido son los comportamientos individuales. Pantomima Full lo ha hecho muy bien. El juez de balcón, el irresponsable, los sentimentales o los que idealizan el confinamiento. Hay una fauna de personajes amplia y ridícula con la que hacer humor.
EG: Me gusta Torra diciendo que todo "es culpa de Madrid". A más boina y más xenofobia, más risa.
¿Se puede acuñar la expresión "humor poscovid"?
SA: Diría que no porque no creo que sea una revolución técnica o estilística, sino una tendencia temática. Y estas siempre se renuevan.
EG: Seguro, pero aún es temprano. Y frente al posthumor, estoy seguro que hará reír.
¿Cuesta más hacer reír a un auditorio de mascarillas?
SA: Sin duda. Tengo colegas que han actuado en auditorios y es una sensación muy extraña. Como espectador y como intérprete estoy a favor de los espectáculos al aire libre, pero todavía tengo que vivir uno en un recinto bajo estas nuevas condiciones.
EG: Sobre todo porque entre ellos no se verán. El humor funciona porque los espectadores se ven las caras. No tanto porque nos ven en escena.
¿Se puede hacer humor con el drama de las residencias de an¬cianos?
SA: El humor no es una receta de cocina que funcione con unos ingredientes y con otros no. Se puede hacer humor con todo. Igual que se puede hacer drama con todo. El humor es un género, es una forma de expresión.
EG: Seguro. Pero aún no sé cómo, ni si es el lugar, ni si es el momento.
¿Toca afilar el humor para exorcizar lo vivido, como pide Buenafuente?
SA: No creo que el humor tenga ninguna responsabilidad sobre lo ocurrido, tampoco lo tiene sobre lo que está por venir. Es, sencillamente, una escapatoria. Es la que yo elijo. Otra gente prefiere la droga.
EG: Toca afilar todos aquellos recursos -porque el humor es un recurso- que nos ayuden a superar lo vivido u lo que está por vivir. Incluyo aquí los recursos legales para denunciar a quienes no hicieron su trabajo.
