"El auténtico palacio de los Guanartemes estaba situado en lo que es la Cueva Pintada", señala el investigador Jorge Onrubia, "y tras los yacimientos se han revelado materiales arqueológicos muy interesantes, tanto indígenas como peninsulares, a través de armas metálicas, monedas, etc que muestran el mestizaje cultural característico de Gáldar".

En el siglo XVII los habitantes de Gáldar mantienen el abolengo indígena, y mantienen todas las casas de sus antepasados. Todo esto se debe a las especiales circunstancias en las que se producen estos asentamientos. "Existía como un respeto a los restos del antepasado hasta el siglo XVII", aclara Onrubia. "Había enterramientos, momias, que eran de los propios ancestros, pero a diferencia de América, en donde hay una cruzada contra la idolatría, en donde se profanan templos y santuarios prehispánicos, cementerios, aquí da la impresión que estos lugares eran respetados por la población castellana porque eran una mayoría indígena", añade.

Eso hace que estos vestigios lleguen en perfecto estado. El palacio de los Guanartemes eran casas de todo un linaje y cada barrio estaba articulado a estas casas. El guanarteme Tenesor Semidán fue el último de los de Gáldar; se convirtió al cristianismo recibiendo el nombre de Fernando Guanarteme. La primera iglesia estuvo ubicada en los mismos palacios.