- ¿Establecería muchas diferencias entre La Bayadera y El lago de los cisnes, con el que usted actuó hace unos meses en el teatro Pérez Galdós?

- Son muy diferentes. El lago de los cisnes es totalmente clásico y más perfecto desde el punto de vista técnico. La Bayadera es más contemporáneo, una historia más trágica y más emotiva que la anterior. Pero en los dos ballets se habla de lo mismo: el amor y la traición, lo que supone el amor como una jaula. Sin embargo, en este último ballet se tiene un poco más en cuenta a los sentimientos.

- El desarrollo de la trama casi lo asemeja a una ópera.

- Puede ser que sí, por el planteamiento, el desarrollo y el desenlace. La diferencia radica en que en El lago de los cisnes la joya del ballet está en el segundo acto, mientras que aquí la parte más bonita es en el último.

- Una de las partes más impactantes de la obra es el sueño de Solor. ¿Cómo lo han tratado en esta versión?

- La que nosotros representamos es la representación clásica del Teatro Mariinski en la que, en el tercer acto, que se considera la joya de este título, es más un ballet de mujeres en el que su momento cumbre es la mordedura de la serpiente. Es la misma versión que se lleva representando desde hace más de 150 años, pero no tiene el barroquismo con el que se ha representado en muchas ocasiones.

- Uno de sus ballets más emblemáticos es Don Quijote. ¿Le resulta atractivo el ambiente que recrea este título?

- Me resulta muy fácil bailarlo porque el temperamento ruso y el español son muy parecidos. Yo suelo tener una mirada muy crítica hacia este personaje, siempre lo analizo mucho cuando se representa en otros países, pero, aun así, Don Quijote no es difícil para el carácter ruso. Venimos de una ciudad del norte de mi país donde hay mucho frío y poco sol, y los bailarines rusos le inyectan mucha alegría.

- ¿Tiene pensado abordar algún día el repertorio contemporáneo?

- Tanto mi director como yo hemos estado pensando mucho acerca de este tema, pero mi formación es eminentemente clásica y carezco de los estudios necesarios para poder emprender una obra contemporánea, aunque tengo mucho interés y hemos estado trabajando para ir creando primero unas obras pequeñas y luego ir desarrollando en alguna obra más adelante.

- Es curioso que usted mantenga a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en giras que la llevan a las grandes capitales europeas.

- El ballet no se ha hecho sólo para ser representado en ciudades como París, Londres, etc, sino que hay otras ciudades, como Las Palmas que, al tener un teatro como éste, merecen ver estos espectáculos. Antes estuvimos investigando y llegamos a la conclusión de que tanto el teatro como el público son lo suficientemente sofisticados como para venir aquí con frecuencia.

- ¿Cuáles han sido sus referencias a la hora de formar su estilo en la danza?

- Para mí lo más importante es la emoción que transmito al espectador, que se abra la cortina del teatro y que el espectador pueda olvidarse de todo y concentrarse en lo que yo como artista pueda transmitir, ya que yo fundamento mi estilo en la emoción, por encima de cualquier otra cosa.

-Entonces preferirá títulos como La Bayadera.

- Desde luego. Obviamente, El lago de los cisnes es un ballet que nos suelen pedir mucho, y, para mí, como bailarina, es más complicado actuar en títulos de esas características donde he de reproducir emociones nuevas que me permitan salir a representarlo como si fuera fresco. Pero La Bayadera es mi preferido, nunca me canso de representarlo, desde que empiezo a sentir la música, cada representación de La Bayadera es una garantía de que voy a vivir nuevas y excitantes emociones.

- ¿Y por qué es su favorito?

- Visto en conjunto, yo creo que tanto el vestuario, la música, la coreografía, la historia, y las emociones que transmite, hacen que el ballet sea completo y totalmente redondo. El compositor Ludwig Minkus puso música a un libreto basado en dos dramas del poeta hindú Kalidasa. Minkus trabajó en estrecho contacto con el coreógrafo Petipa y logró una de las más notables composiciones prechaikovskianas.

- ¿Qué aspecto, personalmente destacaría del ballet?

- Sobre todo esa moraleja sobre que no se puede traicionar. Primero, a Nikiya le regalan un cesto con flores que tiene una serpiente que la muerde y la mata. Luego, Solor no puede soportar sus remordimientos y mete la mano dentro de la cesta para que la serpiente le pique y le mate a él. Todo esto es inducido por Gamzatti, el tercer pico del triángulo amoroso, que es la que lo incita a él. Y es un trío amoroso, por eso puede parecer que es más recomendable para un público más bien adulto. Pero en realidad es una ballet muy familiar, por los vestuarios, los personajes, y es muy interesante que vayan las familias con los niños.

- Tras esta actuación. ¿tiene prevista alguna gira de nuevo por Canarias?

- Puede ser que volvamos con La Bella durmiente que en principio sería en enero de 2012.