Mantener una conversación con dos personajes como Carlos Faemino y Javier Cansado sin que brote la carcajada es imposible. Más que nada porque esta pareja de madrileños lleva treinta años practicando una suerte de humor inclasificable, surrealista, ácido, pero humor al fin y al cabo, porque esa es su misión sobre el escenario.

Desde anoche y hasta el próximo domingo, Faemino y Cansado campan por el teatro Cuyás con el verbo suelto y con sus mejores gags bajo la chaqueta. Ayer, media hora antes de que saltarán a poner patas arriba el patio de butacas del Cuyás con la primera de las funciones de Parecido no es lo mismo, tuvieron tiempo para hablar de ellos mismos, de sus diálogos imposibles y situaciones esperpénticas que presiden cada show.

"El humor es fundamental para todo en la vida, como espectáculo y como terapia. Un artista, un pensador, cualquiera que se ponga muy serio, si no tiene una gotita de humor no interesa. Gracias el humor se sobrevive, todo el mundo lo pasa mal, y si no fuera por esto...", dice Javier Cansado. "Y si fuéramos zurdos, todavía mejor", apostilla Carlos Faemino, que tercia en la conversación. "Es como una revolución de cada uno, y en la práctica es lo único que sirve, con crisis o sin crisis". ¿Y qué tiene de bueno Parecido no es lo mismo? Javier Cansado explica: "Es bueno porque es nuestro, todo lo que firmamos nosotros nos gusta, con lo cual ya es una garantía".

El título, según cuenta, es una especie de broma a raíz de una crítica a Faemino y Cansado en un periódico de Barcelona, "una crítica muy elogiosa por cierto", apunta Cansado, pero se decía que el espectáculo se parecía a Son dos, de 2007, y "efectivamente, no solo se parecía, sino que se parece a todos".

Repetirse es algo natural en la actitud artística de Faemino y Cansado. Los protagonistas se remiten a los hechos porque "conceptualmente siempre hemos hecho el mismo espectáculo, dos micrófonos y nosotros siempre contando historias, empezando por la comedia en plan showman americano y terminando con los chistes desde hace 30 años".

La pareja considera especialmente gracioso el hecho de que "nos echen en cara lo que haces siempre, que es tu seña de identidad. Claro que repetimos", subraya Javier Cansado, ya que este movimiento cíclico se concibe como "una especie de excusa, porque no ha habido nunca un leitmotiv, y este tampoco lo tiene, si acaso la vejez, la falta de tabúes y esa libertad".

El penúltimo

A partir de ahora no producirán espectáculos nuevos. "Lo dijimos en broma pero es cierto que Parecido no es lo mismo, que es el último que haremos jamás, se llamará siempre así, iremos quitando números, incorporando cosas, como una metamorfosis, un espectáculo mutante como si hiciéramos los 25 años de carrera y siempre fuera una retrospectiva, que luego resulta que no es así".

Esa labor de reciclaje está presente estos días en el teatro Cuyás. Por ejemplo, tal como recuerda Carlos Faemino: "Hay material que es una pena que se quede ahí. En éste sacamos a Mimón, que nunca lo habíamos sacado, y como quiera que ya somos unos clásicos, lo que hacemos no es otra cosa que mirar lo que nos gusta".

Nada parece haber cambiado en Faemino y Cansado. "Hombre, somos todos mayores, tenemos éxito, dinero poco, nuestro planteamiento en la escena es el mismo, sigue sin haber cuarta pared, y la relación con el público es la misma".