El actor y director de escena grancanario José Tomás del Río García fallecía el pasado 28 de febrero a los 56 años de edad. Su pérdida deja un enorme vacío en el teatro canario, tal como expresaron ayer amigos y compañeros de profesión que compartieron con él los años en los que se puso en marcha la Escuela de Actores de Canarias, de la que formó parte como uno de los integrantes de su primera promoción, y otros proyectos.

"Es sin duda uno los grandes directores que ha dado la escena canaria que contribuyó enormemente a la profesionalización del oficio de actor", decía ayer Sergio Lantigua, profesor de la Escuela de Actores de Canarias, que trabajó con el malogrado Del Río a finales de los años 80 del pasado siglo en distintos frentes escénicos en Canarias y en territorio peninsular. Un personaje de referencia del teatro insular al que caracterizaba su "genialidad" y una "peculiar sensibilidad", en palabras de Lantigua, cuya salud no le permitió en los últimos continuar cultivando su rol de docente en cursos y clases abiertas a las nuevas generaciones de actores.

Influencia

Su huella queda en numerosas obras que llevó a escena con las distintas compañías que fue gestando desde su condición de actor amateur hasta que acarició la profesionalidad. Explica Sergio Lantigua que "fue un hombre de teatro muy influyente desde su etapa en la Escuela de Actores de la que fue secretario general". Formó parte de grupos como El Desconcierto para Cuerda y Palo, dirigido por Francisco Castellano, un grupo de amantes de la escena que daría paso con el tiempo a la creación de la compañía El Zorrocloco, plataforma teatral en la que participaba Lantigua, y que con espectáculos como La Herencia, o Canarias ¿Paraíso Tropical? logró lo que era una aspiración inalcanzable para los profesionales de la escena canaria en la segunda mitad de los años 70: realizar una gira profesional por todas las Islas Canarias.

"Fue algo grande", recuerda Sergio Lantigua, el recorrido e itinerancia que tuvo La Herencia..., que gracias al apoyo mostrado por los programadores y la aceptación del público, pudo estar en gira. La compañía El Zorrocloco tuvo notable proyección fuera del ámbito insular, como se demostró en el hecho de que este espectáculo se programara en diciembre de 1977 en el III Festival Internacional de Teatro de Vitoria, junto a compañías de distintas regiones españolas como Dagoll Dagom, Adefesio Teatro Estudio, Aula-6, A-71, Teloncillo, El Lebrel Blanco o Teatro Estable. Fue una de las primeras compañías canarias que entraba en el mercado nacional por la puerta grande.

Pero el proyecto al que dedicó más de una década fue la compañía Saltimbanqui Club de Clowns, vinculada a la Escuela de Actores, factoría teatral canaria de la que formaban parte, entre otros, Chema Pantín, Juan Peñate, Carlos Belda y Josefa Suárez, con una ingente producción entre los años 1983 y 1992.