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Letras | Festival Hispanoamericano de Escritores

La literatura como memoria del tiempo

La primera jornada de actos del encuentro invita a reflexionar sobre el poder de las letras

La literatura como memoria del tiempo

La reivindicación del papel de la literatura como puerto de reflexión y de diálogo, testimonio perenne de un presente tembloroso golpeado por la incertidumbre y el miedo, atravesó ayer la primera jornada de actos del III Festival Hispanoamericano de Escritores en Los Llanos de Aridane, donde las medidas de distanciamiento social contra la Covid-19 no cercenaron el espíritu de cercanía y calidez que reviste esta cita palmera con las letras desde que ahuecara sus alas dos años atrás.

La cola a los pies de la joven escritora tinerfeña Andrea Abreu, relámpago literario del verano con su debut narrativo Panza de burro; los vecinos y vecinas arremolinados alrededor de poemarios y novelas en los stands de la Plaza de España o las conversaciones entre literatos de distintos acentos que se reencontraban o desvirtualizaban en los intervalos de la programación y las plazas agotadas, pusieron de manifiesto que la palabra compartida es el único puente contra el aislamiento.

El Parque Antonio Gómez Felipe, en el borde del casco palmero, se transformó a la caída de la tarde en un ateneo de culto a este principio en el abismo de la crisis bajo el epígrafe El relato del tiempo propio. Qué está pasando, que reunió en primera fila a los escritores invitados Nuria Barrios, José Luis Correa, Ricardo Menéndez Salmón y Carmen Posadas, y el periodista Carlos Santos Gurriarán como moderador. En esta línea, la escritora y filósofa madrileña Nuria Barrios manifestó que "la literatura es la memoria del tiempo" en la trayectoria de un país anestesiado por la desmemoria colectiva y la subestimación del poder de la cultura.

"En la fábula de la cigarra y la hormiga, nos pintan como si fuéramos la cigarra pero, en realidad, somos la hormiga, porque poco a poco construimos el relato de la sociedad", expuso la autora. "Cuando pase esta crisis mundial, el ser humano tendederá a olvidarla para poder salir hacia adelante, pero quienes nos dedicamos a la literatura narraremos este presente cuando se transforme en el pasado que nos explique hacia dónde vamos", añade Barrios.

En esta línea, el escritor y crítico Ricardo Menéndez Salmón señala "la figura del autor como sismógrafo", dado que "detecta las líneas por las que la realidad va a discurrir". A modo de ejemplos, citó a Kafka y a DeLillo como "sagaces lectores de nuestra contemporaneidad" y, en consonancia con el discurso de Barrios, "rescatadores de la memoria de lo sucedido". "En este sentido, el relato del siglo XXI sigue una constelación donde la idea dominante es la del temor, que tiene una capacidad cohesionadora de la sociedad", continuó. "Este siglo arrancó con el miedo al terrorismo; le siguió una nueva plasmación del miedo a causa de la crisis económica, donde cayeron estructuras que nunca pensamos que caerían y que nos mostraron las grietas del sistema capitalista; y ahora vivimos un nuevo estado de pánico ante la pandemia". "Y la literatura puede ser el detector de lo que está bullendo bajo nuestros pies", concluyó.

Con todo, los ponentes volvieron a aplaudir "el acto de valentía" que significa la celebración de esta tercera edición del encuentro palmero, que anoche culminó con una conexión en streaming con escritores de México, postulado como país invitado este año antes de los cambios de programación forzados por la pandemia, y entre los que destacó la presencia del escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes de Literatura 2017. Su palabra puso el broche a esta jornada donde la tecnología sirvió como apoyo y vehículo de proyección internacional, pero no como sustitución de la fuerza emotiva del encuentro, incluso, a dos metros.

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