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Muros pintados por Antonyo Marest

El artista urbano realiza siete intervenciones en paredes de edificios de Bélgica, Italia y España desde el fin del confinamiento - Cuenta con cerca de 200 obras por el mundo

Muros pintados por Antonyo Marest

A Antonyo Marest el estado de alarma por el coronavirus le pilló en Madrid y pudo trabajar sobre su obra en el estudio y participar en diversas iniciativas solidarias durante el confinamiento. Pero una vez comenzó la desescalada y fue posible coger un avión, el artista urbano tomó un vuelo rumbo a Bélgica.

Allí, en la ciudad Knokke-Heist, pintó a finales de junio un apartamento de viviendas abandonado en proceso de restauración, que en la parte inferior alberga la galería de arte The Capelleschi Gallery. A este edificio le imprimó su habitual sello colorista con connotaciones de art déco de los años 20, muy en línea con su estilo, en el que combina la geometría y la abstracción, la línea y el plano y un espíritu mediterráneo que a veces se convierte en tropical.

A sus 33 años, Antonyo Marest es probablemente uno de los artistas urbanos alicantinos que ha pintado más metros cuadrados de paredes fuera de su región y que sin embargo no ha trazado ni una línea en una pared pública de su tierra.

En estos dos meses de libertad tras el encierro, ha realizado siete intervenciones en edificios de espacios públicos y privados de Bélgica, Italia y España. "Desde que acabó la última fase del confinamiento llevaré en total unos cinco mil metros cuadrados pintados porque cada proyecto me ocupa entre 400 y 700 metros de media", señala Marest, que deja una huella inconfundible a su paso, pinte lo que pinte.

En Madrid diseñó una oficina, en Alicante realizó el pasado mes de julio un mural de siete plantas en un edificio de apartamentos en la calle Bailén, a lo que siguió una villa en Altea y otra en Ibiza para después viajar a Italia y llevar a cabo otras dos grandes intervenciones: en la localidad de Pozzoleone intervino el exterior de un centro polivalente y en Grisignano recibió el encargo de pintar la fachada de una fábrica.

"No me ha ido mal, pero a nadie que trabaje duro le va a ir mal", apunta el artista, que a su vez ha participado en cuatro exposiciones con su obra en pequeño formato en Los Ángeles, Lisboa, Londres y París.

Para octubre prepara otra muestra con su obra reciente en la galería Furiosa de Madrid y en cuanto pueda viajar a Estados Unidos -que calcula que seeá este mismo mes- le espera un mural en Carolina del Norte, otro en Nueva York y un muro y otra torre en Miami.

"Y para el futuro están prácticamente cerrados otros dos proyectos en las ciudades asiáticas de Dubai y Abu Dabi", explica el artista, que indica que distribuye su obra entre encargos que le realizan marcas, particulares o entidades privadas, en un 60 por ciento, y el resto son propuestas de entidades públicas, tanto nacionales como internacionales, desde el Instituto Cervantes hasta un pequeño ayuntamiento.

Proyectos por todo el mundo

Marest calcula que ha llevado a cabo cerca de dos centenares de proyectos por todo el mundo, desde Corea del Sur a México, India, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Portugal o Italia. "He pintado murales en los cinco continentes y el año pasado di la vuelta al mundo tres veces", destaca, por lo que a veces se sorprende de que "un pueblo de 3.000 habitantes como Pozzoleone en Italia me invite a pintar uno de sus edificios y en las localidades donde tengo más arraigo casi tienes que llorar para que te den un muro en la calle donde poder pintar. Al final, por unos o por otros, y la casa sin barrer".

En Alicante, Antonio Marest realizó su primera obra este verano para el interior del edificio de viviendas My Flats y la única exposición de su trabajo que ha mostrado en la ciudad fue en la Lonja del Pescado en diciembre del año 2016, la primera vez que entró el arte urbano en esta sala.

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