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Elena Anaya: “Es un despropósito renegar de Allen”

“Es un despropósito renegar de Allen”

¿Cómo ha sido trabajar con Woody Allen?

Por un lado, tenía un miedo atroz, por otro, una responsabilidad gigantesca, unos nervios… Creo que no me he puesto más nerviosa en mi vida. Además, es un director que no ensaya. Un día vino a verme en una prueba de vestuario, me saludó amablemente, habló conmigo treinta segundos y se fue. Él no pierde el tiempo. Y yo pensé, con la de cosas que tengo que preguntarle sobre mi personaje. Tuve una mezcla de sensaciones tremendas todo el rato. Muy neurótico.

Como él.

Sí, muy de su cine.

¿Y cómo es exactamente su forma de trabajar si no ensaya?

Solo ensaya en el set. No de forma previa, por eso llegas con un poco de confusión. Él nos mandó el guion, pero no habla, no tiene media palabra con los actores. Me dijo que si quería cambiar algo que lo hiciera y yo le dije que no hacía falta, que me encantaba cómo estaba escrito. ¿Cómo voy a cambiar yo una coma de un guion de Woody Allen?

“Yo no soy jueza ni experta en el asunto, pero creo que su caso lo han desestimado en dos ocasiones, ¿no?”

Elena Anaya - Actriz

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¿Cómo es interpretar a una cardióloga en el universo de un hipocondríaco?

Pues tiene mucha gracia eso, claro. Fue muy divertido verlo en el decorado de mi consulta, porque jugaba con todos los instrumentos médicos, se le veía disfrutar con ellos. Yo creo que con los doctores se siente seguro y feliz.

¿Nunca tuvo ninguna dudad a la hora de aceptar este personaje?

A mí me dijeron: Woody Allen te ofrece protagonizar su próxima película, ¿lo harías? Y yo respondí: ¿cómo? No entiendo la pregunta. Mira, yo no soy jueza ni experta en el asunto, pero creo que su caso lo han desestimado en dos ocasiones, ¿no? Entonces, ¿por qué tengo que entrar yo a revalorar eso, a hacer un juicio moral? A ver, no soy tonta. Sabía que no iba a ser fácil. No me estaban ofreciendo lo nuevo de Pedro Almodóvar, sino la película de un director que se ha convertido en cabeza de turco dentro de la industria y al que lo están cancelando constantemente. Pero es que yo tampoco soy una estrella de Hollywood que se puede permitir ir rechazando papeles que le interesan. Siempre lucho contra demasiados vientos, y sabía que con esto no iba a tener el viento a favor. Pero bueno, habrá que agarrar los cabos fuertes.

“Estamos en una época de extremos, y las opiniones también tienen que estar polarizadas. Pero yo no soy así”

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Parece que ahora de apuros decir que las películas de Woody Allen forman parte de nuestra memoria sentimental cinéfila.

Pues me parece un despropósito. Renegar de algo que te gusta. A mí me encanta Woody Allen, desde Annie Hall a Blue Jasmine.

Estas semanas ha salido un libro de Edu Galán, El síndrome Woody Allen, que gira en torno a la manera en que se ha estigmatizado su figura y sobre la hipocresía del puritanismo.

No lo he podido leer, pero me interesa mucho. Estamos en una época de extremos, y las opiniones también tienen que estar polarizadas. Pero yo no soy así. Yo no me considero de ningún bando. Yo creo en las historias, que nos hacen más humanos y nos convierten en personas más vivas. Lo otro es un aplastamiento y una reducción del pensamiento. Porque lo que quieren es que pensemos lo menos posible, ya que alienados seremos más fáciles de manejar.

Lo cuál no quiere decir que sigamos luchando por los derechos de la mujer, de las minorías raciales, de la causa LGTBI…

Por supuesto. Cómo no vamos a defender a la población más vulnerable, cómo no vamos a cuidar la infancia, luchar por evitar el cambio climático, echar una mano a las personas que lo han perdido todo y que llegan de otros países sin nada en el bolsillo. Si no lo hiciéramos no avanzaríamos como sociedad.

Pero no siempre ocurre

Por eso estamos como estamos.

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