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Entrevista | María de Juan

María de Juan: “Al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre”

"Creo que para componer es interesante escuchar mucha música, sin prejuicios ni etiquetas", asegura la cantante

María de Juan.

María de Juan es una cantante seductora y peculiar que se ha ganado el respeto y la admiración de la crítica. Con tan solo 23 años, imprime una seguridad y una elegancia abrumadora en su primer álbum, ‘24/7’ (2020), producido por Manuel Cabezalí, en el que ha participado Víctor Cabezuelo de la banda Rufus T Firefly. Valenciana de ascendencia cartagenera, estudió en Londres y colaboró con Everything Everything en Manchester. Ahora anda presentando, mientras se pueda, su disco conceptual con preciosa portada de Ángel Haro. Su voz suave, completa e infecciosa, está llena de un dolor hipnótico y curativo. 

Sao Paulo fue el inicio de su prometedora carrera musical. ¿Me lo explica?

Componiendo mis primeras canciones en solitario sin haber todavía empezado a escribir mi álbum debut 24/7, la embajada de España en Brasilia me ofreció un ciclo de actuaciones en varias ciudades brasileñas, en las que aparte de cantar esas canciones propias, rendí un homenaje a la unión entre España y Latinoamérica cantando un repertorio que confeccioné yo misma. Uní a artistas como Violeta Parra, Caetano Veloso o Mari Trini. Me he criado escuchando a grandes artistas brasileños y ese viaje fue un sueño hecho realidad.

‘24/7’ es un disco conceptual. ¿Cómo nació? Parece que está dividido en dos partes.

Cuando conocí a mi productor, él me dijo que quería trabajar conmigo, pero que no tenía fecha hasta dentro de un año. Yo sabía que tenía que hacer el primer disco con el que siempre había soñado, y para eso lo tenía que producir Manuel Cabezalí. Interpreté lo que ocurrió como una señal del universo, y decidí vencer a la impaciencia millenial y dedicar ese año en cuerpo y alma a componer nuevo material; que el disco partiera de cero. Releyendo textos unos meses después, me di cuenta de que lo primero que hago siempre que me pongo a escribir es anotar la hora en la que empiezo, y de que esas horas estaban directamente relacionadas con las temáticas de mis textos. Había sentimientos que florecían cada día en la misma franja horaria. Siempre me despertaba más perdida, me iba encontrando según pasaban las horas. La noche se dividía en mi lado salvaje y mi lado más melancólico.

¿En qué le ha interesado profundizar? ¿Y esa idea de que las canciones tengan una hora asociada?

Profundizar en esos biorritmos a nivel antropológico siempre me ha resultado apasionante, pero también me ha servido de autoterapia. La música siempre ha ejercido ese papel en mi vida. Poner las horas en los títulos era una forma de que aquel que me escuche entrara en contexto y emprendiera el viaje conmigo.

¿Cuál es el momento más difícil del día? ¿Lo analizó? ¿Qué tienen las 18.45? ¿Es su hora mágica?

Una pregunta que me hice durante meses. El momento más difícil del día para mí es la mañana, por eso comienzo con 10:41 No quiero ver la luz. La libertad que siento al despertarme de no tener que estar en un mismo lugar un día sí y otro también es mi razón de vivir, pero a la vez me genera una terrible sensación de culpa y confusión. La presión de una sociedad que culpabiliza las pulsiones artísticas: “... y aparte de cantar, en qué trabajas?”. Hace tiempo que decidí vivir de mi creatividad, y esta canción reivindica esa elección y mi deseo de terminar con la culpa que me acompaña a primera hora de la mañana. Releyendo esos textos de mis cuadernos me di cuenta de que la mayoría de ellos estaban escritos entre las 18.00 y las 19.00. Supongo que sí es mi hora mágica.

¿Cuáles son sus principales influencias musicales?

Mi pasión desde pequeña ha sido descubrir y escuchar música. Además creo que para componer es interesante escuchar mucha música, sin prejuicios ni etiquetas, por eso puedo decirte que mi banda favorita desde pequeña han sido los Red Hot Chili Peppers, que me fui a vivir a Mánchester con 18 años enamorada de Joy Division y The Smiths, que uno de los conciertos que más he disfrutado nunca ha sido el de Blur, pero la verdad es que para este disco he bebido mucho del Disintegration de The Cure, de Jorja Smith, Kate Bush, Massive attack, St Vincent, Ratatat, Moby..., pero me he criado con Morente y Silvio Rodríguez, y para escribir escucho mucho a Antonio Arias, Christina Rosenvinge y Ricardo Lezón. Vamos, ¡que viva la música!

"Desde pequeña mi padre me leía a Lorca y a Shakespeare antes de ir a dormir. Compongo toda mi música con libros de poesía"

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En el disco participan Manuel Cabezalí y Víctor Cabezuelo, de Rufus T. Firefly. ¿Los buscó o se los encontró por el camino?

Los busqué y los encontré. Hice una lista de todos mis álbumes nacionales favoritos y sus respectivos productores. Manuel siempre fue el primero de la lista; quería a alguien distinto a mí y que supiera muchísimo más que yo, alguien que sacara de mí eso que de otra manera no hubiera salido por mí misma, que me enseñara a hacer lo que siempre he querido hacer y nunca he sabido cómo, que le diera coherencia, sacara la mejor versión de mí misma y alguien del que aprender mucho. Manuel me sugirió ofrecerle el trabajo de los teclados a Víctor, y automáticamente dije que sí. Le admiro desde hace muchísimo tiempo, y tener a alguien así conmigo en el proceso de grabación de mi primer disco ha sido una suerte increíble de la que he aprendido muchísimo. También tengo que mencionar que ambos son personas maravillosas. Eso al final lo es todo.

¿Fue muy elaborado o algo espontáneo el trabajo alrededor de ‘24/7’?

Fue totalmente espontáneo. Cuando te olvidas del ego y te dejas llevar por la música y el alma, pasan cosas maravillosas.

Lorca tiene una notable presencia en sus canciones. ¿Qué significa para su obra? ¿La literatura y el cine son sus principales fuentes de inspiración?

Desde pequeña mi padre me leía a Lorca y a Shakespeare antes de ir a dormir. Compongo toda mi música con libros de poesía, y una de las millones de cosas que me ha enseñado Lorca es que “al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre. Y rechazar al ángel y dar un puntapié a la musa, y perder el miedo a la fragancia de violetas que exhale la poesía del siglo XVIII y al gran telescopio en cuyos cristales se duerme la musa enferma de límites. La verdadera lucha es con el duende”.

"Tuve varios momentos difíciles componiendo este disco, y llegué a la conclusión de que estaba bloqueada porque era feliz y no estaba acostumbrada a escribir desde la felicidad"

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Su música desprende sentimiento sincero, con un punto de arrebatamiento controlado, pero en este trabajo da la sensación de que ha tornado todo más vitalista. ¿Tiene esa misma sensación?

Puede ser. Tuve varios momentos difíciles componiendo este disco, y llegué a la conclusión de que estaba bloqueada porque era feliz y no estaba acostumbrada a escribir desde la felicidad. Supongo que esa adicción al sufrimiento como principal fuente de inspiración es algo por lo que todos tenemos que luchar para superar especialmente a mi edad, porque creo que es algo que se trabaja con los años, y uno de mis objetivos como cantautora. Para componer este disco he analizado mucho mis biorritmos, pero también he intentado hacerlo de manera que cualquier persona se pueda sentir identificada con ellos. Y sobre todo abrirme en canal, ya que la sinceridad es mi mayor prioridad como artista.

¿Cómo le ha sentado volver a cantar en directo?

Pues casi me pongo a llorar de emoción en la prueba de sonido. Sé que nos vamos a tirar bastante tiempo sin tocar, y que, como el gobierno no ayude a las salas de nuestro país, los músicos emergentes, las salas y la maravillosa cultura que tenemos en España van a entrar en peligro de extinción.

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