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Libros

Un amor cualquiera

La novela de Jane Smiley es un compendio de todas sus virtudes como narradora

Jane Smiley.

Cuando tenía treinta y dos años, cinco hijos y un marido brillante llamado Pat, experto en alergias infantiles, Rachel liberó un demonio genuino, el deseo, y se enamoró de un vecino, un escritor llamado Ed. Una noche de sábado, con su prole acostada, mientras Pat trasteaba en la cocina, Rachel, en un arrebato, le contó lo que había pasado, informándole de que no iba a renunciar a su relación extramatrimonial. Pat se enfureció, agredió a Rachel y le dio de plazo hasta el lunes para marcharse. Esa misma semana puso en venta la casa y se llevó a sus cinco hijos a otro continente. Rachel perdió a su marido para siempre y a sus hijos durante años. Ed, su amante, renunció a Rachel en el instante en que ella le contó lo sucedido.

Dos décadas después de la confesión que cambió su vida, Rachel espera con sus hijos Joe y Ellen la llegada de un tercero, Michael, gemelo de Joe que ha vivido en India una temporada. En las jornadas que siguen a la llegada de Michael, Rachel nos permitirá asomarnos a la intimidad de una familia donde cada puerta oculta una puerta que abre una puerta que conduce a un laberinto. Sólo la sagacidad de una escritora como Jane Smiley puede obrar el misterio de narrar semejante volumen de peripecias en una obra que se lee en un par de horas, el tiempo que al sol le lleva declinar en un dulce atardecer de septiembre. Y es que esta novela es como una estrella de neutrones, con un tamaño minúsculo pero una masa apabullante.

'Un amor cualquiera' es un compendio de las virtudes de Smiley, de su talento para redefinir lo que llamamos normalidad. Las epifanías existen, pero no están hechas de revelaciones en forma de anunciación o caídas en el camino de Damasco. Suceden en las paradas de autobús, los dormitorios de clase media, los trabajos de oficina. Y les pasan a hombres y mujeres ordenados, cómplices de sus decisiones, deudores de rutinas acendradas. Como esa antepasada de Rachel, una prima de su madre, que un día, sin motivo conocido, decidió huir de su casa, logrando que todos los hombres de la familia, rudos granjeros de Nebraska de origen noruego, salieran a buscarla en tropel para devolverla a la paz del hogar, donde nunca más la dejarían a solas, expuesta a la posibilidad de que el fantasma que acosará a Rachel décadas después, el deseo, la atrapara en su red.

De eso trata esta novela tan diáfana en su forma como compleja en su contenido, de un deseo que a veces, como un veneno, coloniza lo que somos y nos obliga a reconocer, en el momento de los balances, que apenas sabemos nada de nosotros mismos, más allá de que somos personas que se mueven entre voliciones frustradas y anhelos salvajes, y que a menudo sólo resultan heroicas en las catástrofes que provocan, en sus yerros más absurdos, en las más intolerables de sus decisiones.

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