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Entrevista | Alberto Olmos

Alberto Olmos: “Me gusta exagerar porque la literatura es exageración”

El scritor publica nueva novela 'Irene y el aire', sobre el embarazo desde la masculinidad

Alberto Olmos TINO PERTIERRA

Alberto Olomos: escritor y padre. Ambas vías (ambas vidas) se cruzan en 'Irene y el aire' (Seiz Barral), una obra audaz que narra el embarazo desde la masculinidad. Olmos (Segovia, 1975) fue finalista del premio Herralde con su primera novela, 'A bordo del naufragio', en 1998. Después, llegaron novelas sobresalientes: 'Trenes hacia Tokio', 'El talento de los demás', 'Tatami', 'El estatus', 'Ejército enemigo' y 'Alabanza'.

Presénteme a Irene.

En alguna tradición esotérica se dice que los niños ya tienen nombre, de modo que en realidad no se lo ponemos, sólo se lo reconocemos. Irene es la persona que esperaba ser llamada.

¿Cómo ha sido el parto del libro?

Muy largo y atribulado, lleno de reescrituras y relecturas. Pero feliz al cabo.

¿Ser padre lo cambia todo?

Sí, pero no el primer día, ni el primer mes, quizá tampoco el primer año. Cuando te das cuenta del cambio, ya no sabes cómo eras antes.

¿Cuál es el miedo más feroz en un embarazo?

Que no llegue a término, por usar el frío lenguaje de la obstetricia.

Nace el niño. Toca el aire. ¿Al padre le faltan palabras para describirlo?

Sobran, pero son todo clichés. El cliché es una gran verdad que no significa nada si no se ha vivido. Por ejemplo, “los niños son la alegría de la casa”. No se puede decir mejor y, al mismo tiempo, parece que no se dice nada.

Las mujeres hablan con naturalidad de la maternidad. A los hombres les cuesta. ¿O ya menos?

No sabría decirte, hablo poco con hombres. Nunca he tenido compadres, compinches, colegas masculinos con los que hablar de intimidades o cosas nuestras, la verdad. Pero tampoco quiero contribuir a esa imagen estereotipada del hombre incapaz de expresar sentimientos, que obviamente es una estupidez.

¿Las clases preparatorias para el parto son para reír o llorar?

Son algo distópicas, y extrañamente poco solidarias. Al menos es mi experiencia: cada padre sólo ve su embarazo, y no quiere asumir que los demás también tienen ilusión.

“Nacer quizá sea la única historia que merece la pena contarse”. ¿Exagera o se queda corto?

Me gusta exagerar porque la literatura es exageración. En todo caso, me motivó mucho pensar que nadie había hecho antes un libro como éste.

¿La paternidad le influyó como escritor?

La paternidad perturba todo, así que eso tan mínimo que es escribir libros también se ve cuestionado. Pero me llama la atención que grandes escritores como García Márquez uno los lea como si no tuvieran hijos; que no sacaran nunca el tema en las entrevistas, vamos. Es curioso. Para mal.

¿Qué palabra inventada por sus hijos le gusta más?

Mi hija hace frases, y la mejor es ésta: “Me gustan los loros porque repiten lo que yo repito.”

Le esperan sus enemigos con las escopetas cargadas. ¿Bienvenidos sean?

Yo no tengo enemigos, sólo gente que sabe que puedo señalarla con el dedo.

¿La única tarea de un padre en el embarazo es no molestar?

Sí, es una labor secundaria la nuestra, de acompañamiento. Y de no hablar demasiado.

¿Sufrió la depresión postparto?

Dudo que exista. A los niños no les pegan una palmada para que lloren al venir al mundo. Es todo así, mítico e inducido.

¿Cambiar pañales es épico?

Es sencillísimo. Lo haces sin darte cuenta. En 4 segundos. Sólo los que no tienen hijos ven a los bebés como criaturas a la que hay que cambiarles los pañales. Los que pasamos horas con ellos casi es lo único que no vemos.

"Los hijos quitan todo el tiempo del mundo si no eres rico, pero el tiempo que el escritor dedica a socializar no está bien empleado"

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Esta se la robo a usted: ¿tienen los padres de izquierdas alguna responsabilidad en el hecho de que sus hijos acaben viviendo en la precariedad?

Es una ocurrencia real que tuve en la fiesta con la que arranca el libro. Pensé si no sería poco recomendable que, siendo pobres, unos padres les digan a sus hijos que la vida va de tocar la guitarra y hacer manifestaciones. Los pobres deberíamos ser un poco más avispados.

¿Los hijos son una traba para un escritor?

Quitan todo el tiempo del mundo, si no eres rico. Pero el tiempo que el escritor dedica a socializar tampoco es un tiempo bien empleado.

¿La paternidad implica que alguien tiene que morir?

La idea de esta afirmación mía es que la paternidad inaugura un vínculo sentimental que sólo puede acabar en tragedia, en luto.

Si un político español dijera que ha leído su libro, ¿se moriría del susto?

En absoluto. A diferencia de casi todos los políticos que sufrimos hoy, yo respeto a todo el mundo y escribo, de hecho, para todo el mundo.

¿Cómo lleva el confinamiento en Carabanchel?

Vivo en uno de los trocitos que aún no están confinados. Me encanta Carabanchel. Es el Madrid que merece la pena, sin modernos y sin escritores.

¿Su sueño de convertirse en un autor completamente insoportable va bien encaminado?

Creo que siempre fui insoportable, sólo que ahora le pongo más intención.

Póngale una faja a su novela.

Premio Nacional de Narrativa Rechazado 2021.

Deme una razón para traer un hijo a este mundo de pandemias, desastres climáticos y Donald Trump.

Los padres, creo, a pesar de lo que pueda pensarse, no somos publicistas de la procreación. No es obligatorio tener hijos, sólo es obligatorio quererlos si los tienes.

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