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Aitor Gabilondo, Elena Irureta y Ane Gabarain: “El dolor no tiene bando”

“El dolor no tiene bando”

HBO emite hoy el tercer capítulo de Patria estrenada el pasado domingo. Se trata de la serie basada en la novela de Fernando Aramburu y la ficción española más esperada del 2020. En el centro, el dolor, los sinsentidos, los enfrentamientos y el silencio que resquebrajaron a la sociedad vasca durante los años de ETA.

En la pantalla, una lupa que se acerca a dos familias amigas de un pueblo guipuzcoano que se convierten, sin previo aviso, en una representación de ese conflicto sangrante y feroz originado poer ETA. Aitor Gabilondo, creador de la serie, y sus protagonistas, las actrices Elena Irureta y Ane Gabarain (Bittori y Miren en la ficción) hablan en esta entrevista de las claves de un proyecto que producía “vértigo”.

Las polémicas, como la que surgió en torno al cartel de la serie, ¿ayudan o perjudican?

Aitor Gabilondo (Aitor G.): Las polémicas, si son sanas y generan debate, nos ayudan a una mayor difusión. Sin embargo, no contribuyen si se polarizan las esquinas y van en contra de lo que pretendemos, que es acercar.

Ane Gabarain (Ane G.): Sí que es verdad que a veces el ruido hace que, de pronto, gente que de otra manera no se hubiera acercado a Patria demuestre interés.

¿El dolor entiende de patria?

Aitor G.: Cuando un proyecto lo bajas al suelo, te das cuenta de que el dolor no tiene bando, se reparte por todas partes. Nadie escapa de él y cada uno lo siente de una forma absoluta y total. Eso es lo que atrinchera también sus posicionamientos y los va separando, porque cada uno defiende el dolor, lo monopoliza y eso congela las relaciones. Por eso siempre decimos que esta serie es una especie de deshielo: cuando empieza, las emociones están congeladas y muy lentamente, y con muchísima dificultad, se van acercando las posturas.

-Elena Irureta (Elena I.): Todos los personajes de Patria sufren. Cada uno vive su propia soledad y su dolor. Son nueve personajes solitarios, aunque parezca que estén juntos. Es increíble cómo una circunstancia puede cambiar el modo de vida no solo de esas personas concretas, sino de todo un pueblo. Patria es, sobre todo, dolor.

Ane G.: Hay mucho dolor en todos esos personajes que, en realidad, están condenados a quererse: son vecinos, son dos familias amigas que en circunstancias normales habrían vivido una vida plena de amistad con los críos, los matrimonios... Y de repente todo se trunca de una manera brutal y se convierte en algo terrible y traumático.

El periodo que relata Patria es muy reciente. ¿Es inevitable que levante ampollas?

Aitor G.: Es una historia que duele, que escuece y que incomoda, pero para nosotros eso significa que es una buena historia porque te remueve, te emociona y no sabes de antemano lo que te vas a encontrar y no es confortable. Eso, para mí y para mucha parte del público, es algo positivo. Es positiva una historia que te atraviesa y te hace dudar y sentir y ver las cosas desde otro punto de vista. Yo creo que eso es interesante y enriquecedor. Para eso se hacen las historias.

El listón estaba muy alto, la gente va a tender a comparar con el libro... ¿Eso motiva o paraliza?

Aitor G.: Empecé a trabajar en la serie antes de que el libro fuera un boom tan grande de ventas y no me afectaba. Luego, según iba creciendo su éxito, dije: “¡Ay!”. Sí que un día me tuve que decir a mí mismo: “No estás haciendo la Capilla Sixtina, solo es una serie de televisión”, y eso me quitó mucha presión. No creo que haya que comerse tanto el coco, no es sano.

Ane G.: Confieso que, en mi caso, sí había algo de vértigo. Era una novela archivendida y sabes que cada lector tiene ya a su Miren y a su propia Bittori en mente. Pero hay un momento en el que dices: “Vamos a hacerlo, vamos a hacer la Miren y la Bittori que queremos contar” y tienes que olvidarte un poco para concentrarte en tu trabajo.

Elena I.: Cada personaje es un bombón porque tiene tanto recorrido, tantos años, que te da la posibilidad de trabajar muchos frentes. Por otra parte, no ha sido difícil porque hemos estado muy arropados por Aitor y por los directores. Quizás hubo vértigo al principio, pero también mucha ilusión y muchas ganas. Y seguimos con la ilusión de que guste. Por lo menos, indiferente los espectadores no se van a quedar.

Vuestra escena favorita del libro y la de la serie, ¿coinciden?

Ane G.: La mía es una que me encanta tanto del libro como de la serie y no es precisamente mía. Salen Arantxa, mi hija (en la ficción) y Xavier, el hijo de Bittori. Tienen un encuentro después de mucho tiempo y se reconocen el uno al otro. Y me parece una escena tan sencilla, que recoge tanto de una forma tan simple, habla de tanto dolor y del pasado de ambas familias... Me gusta especialmente.

Elena I.: No sé qué contestar. Cada día, tu escena favorita es en la que estás trabajando ese día.

¿No figura entre las favoritas la de la muerte de Txato, cuando baja las escaleras sin respiración?

Elena I.: No me gusta una única escena, sino el recorrido del personaje. Aquella escena quedó bien y salió a la primera que es como un milagro. No falló nada: la lluvia, el cámara que te sigue corriendo y no desenfoca... Casi no tienes ni que interpretar, tienes que vivir lo que está ocurriendo desde dentro para fuera.

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