La vocación de trascender la fotografía fija de África, encorsetada y retorcida por los eternos clichés de la miseria, el conflicto o el hambre, y que además desoye la realidad de un continente en constante evolución, inspira el ambicioso proyecto multimedia Indestructibles, impulsado por el periodista Xavier Aldekoa y el fotógrafo Alfons Rodríguez. Concebido hace casi tres años, esta cartografía literario-visual pone el foco en las historias íntimas de las nuevas generaciones radicadas en distintos países africanos, quienes, a juicio de los artífices de la muestra, liderarán las transformaciones sociales y culturales que ya atraviesan el continente más joven del mundo.
Pero una de las fortalezas de este relato transversal de la "generación del futuro", nacida en algunos contextos tan dramáticos como la realidad de los niños-soldado, los matrimonios forzosos o el avance del yihadismo, respira en el afán de "ir más allá de la herida" y "profundizar en la historia de superación personal de cada protagonista, en cómo afrontan la realidad que les ha tocado vivir y de la que podemos aprender muchísimo", revela el tándem Aldekoa-Rodíguez.
Bajo el paraguas de un macroproyecto transmedia, esta exposición fotográfica itinerante abrió sus puertas ayer en Casa África, donde se exhibe hasta el próximo 30 de diciembre con todas las medidas de seguridad sanitaria. Su relato descubre las historias de 11 niños y niñas procedentes de diez países -Etiopía, República Democrática del Congo, Chad, Madagascar, Uganda, Guinea Bissau, Cabo Verde, Mali y Gambia- a través de 44 imágenes de gran formato -cuatro por cada país- realizadas por Rodríguez y arropadas por los textos de Aldekoa. A gran escala, Indestructibles engloba distintos formatos de difusión complementarios, desde la exposición fotográfica que exhibe en estos momentos Casa África a una web-site, un documental en fase de producción, un libro de periodismo narrativo, un foto-libro que va por la segunda edición, una exposición compacta con material interactivo dirigida a escuelas y reportajes amplios en medios, como un dossier exclusivo en el número de octubre en National Geographic, protagonizada siempre por los mismos 11 relatos. "El objetivo es llegar a distintos sectores de la sociedad", indica Alfons Rodríguez, quien destaca que, hasta la fecha, más de 65.000 personas han asistido a esta exposición en Galicia, Comunidad Valenciana y Cataluña, y que, después de Gran Canaria, recorrerá Madrid, Salamanca y León. “A través de estas historias personales tendemos un puente hacia los otros, porque no implicarnos es lo que nos ha llevado a crear esos estereotipos, totalmente injustos”, añade el fotógrafo.
En esta línea, Aldekoa subraya el afán de profundizar en la mirada de los 11 retratados y retratadas para desmontar las lecturas victimizantes o paternalistas que sesgan a menudo nuestras ideas reduccionistas sobre la población africana. "Creo que ha habido una evolución en mi trabajo, que se refleja en este trabajo en concreto, en cuanto a estar más tiempo con las personas y ahondar en las historias", indica el periodista. "Si hablas con estos chicos de nostalgia, de sueños, de futuro o de amor, ahí nos reconocemos en el otro, nos permiten entenderlo y que aflore la empatía, pero esto solo ocurre si les dedicamos tiempo, por respeto a ellos y al lector”, añade.
Con todo, Rodríguez recuerda que “África es un continente muy joven: si la media de edad en Europa es de 42 años, en África es de 18, por lo que, en las próximas décadas, África dominará el mundo a nivel de población”. En este sentido, lamenta que tantos países sigan levantando muros o cerrando puertas a la convivencia. “No sabemos si nuestros indestructibles, como nos gusta llamarlos cariñosamente, son migrantes potenciales”, apunta. “Muchos van a triunfar en su propia tierra de origen o en la ciudad de al lado y lograrán ser lo que quieran, pero otros quizás van a querer cruzar el Mediterráneo a toda costa para conseguirlo. Y creo que el problema migratorio pasa en primer lugar por la sociedad, por crear esa empatía y entender por qué lo hacen, y luego por las políticas migratorias de los gobiernos, que no ponen el empeño suficiente en arreglar el sistema para integrarlos”, concluye.
