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Crítica de cine | 'Midnight Family'

La ley del más fuerte

La 28ª edición de Ibértigo, iniciada el pasado jueves con la proyección de Viajo Porque Preciso, Volto Porque Te Amo, del veterano cineasta brasileño Marcelo Gomes, entra hoy en su tercera jornada con el estreno de la producción mexicana de no ficción Midnight Family, del joven debutante Luke Lorentzen. El programa se complementa con la presentación del corto NOM, del canario Ángel Hernández, pieza previamente seleccionada por centenares de festivales internacionales de todo el mundo y que inaugura este año un nuevo espacio por el que desfilarán algunas de las figuras más emergentes del cine autóctono.

Con la presentación esta tarde de Midnight Family, la flamante ganadora del Premio Especial del Jurado en el pasado festival de Sundance, el certamen incide en su inexcusable propósito por defender a ultranza un cine emergente, moderno, comprometido y rompedor con la inclusión de esta formidable road movie sobre el convulso escenario social y sanitario que sacude hoy la caóticas calles de la capital mexicana donde todo se observa desde la óptica de un realismo que explora muchos detalles que suelen pasar inadvertidos al ojo humano o los gestos, aparentemente insignificantes, que conforman la vida cotidiana de sus jóvenes protagonistas empeñados, al igual que los personajes del filme inaugural, en sobrevivir al infierno diario que golpea sus aciagas vidas como trabajadores a pie de calle.

Escrita por el propio Lorentzen, la película, como casi todas las que han ido desfilando estos días por la pantalla de la Casa de Colón, fundamenta su éxito en su capacidad para afrontar la realidad mediante un documento vivo y objetivo que pone el foco en el frágil tejido social, político y policial en el que se desenvuelven diariamente sus vidas, desvelando secuencia a secuencia la quiebra de un sistema de salud incapaz de cubrir con seguridad y garantías las exigencias de una ciudadanía hastiada de tantos años de paciente espera por un cambio que no llega y que le permitirían de hecho su plena integración en ese sistema como única vía que les acercaría a un cierto estado de bienestar.

Midnight Family se nutre ciertamente de las fuentes más genuinas del documental, pero su director, consciente del margen de independencia que le otorga un dominio tan preciso y factual del lenguaje cinematográfico, va mucho más allá al conjugar perfectamente la progresión dramática de un relato, a fin de cuentas, de corte clásico, con un discurso estético que propone, sin titubeos, una nueva visualización de los conflictos laborales en el seno de una ciudad de más de 12 millones de habitantes donde cohabitan la desigualdad, el engaño y la corrupción endémica con la esperanza de millares de trabajadores que libran diariamente su particular batalla contra las perversas inercias de una sociedad moral y socialmente moribunda.

Para su primer trabajo en el campo del largometraje el director Luke Lorentzen ha elegido la paradigmática historia de los Ochoa, una humilde familia de sanitarios que malvive de su trabajo como conductores de una ambulancia privada en una ciudad, México DF, transformada, desde tiempo inmemorial, en una intransitable jungla de asfalto presidida, cómo no, por la ley del más fuerte.

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