Dave Eggers conoce bien La Garita, como un vecino más que recorre el paseo marítimo, los restaurantes, y los comercios. La localidad y playa del municipio grancanario de Telde fue el lugar de residencia del escritor y editor estadounidense y los suyos durante tres meses.

El autor de obras como The Circle (2013), Heroes of the Frontier (2016) o The Parade (2019) relata su conexión con Gran Canaria, y en particular con La Garita, en un artículo que publicaba ayer en el suplemento Babelia, de El País, en un especial a propósito de las elecciones presidenciales en EEUU.

El texto de Dave Eggers, titulado Una tragedia llamada Trump, evoca la estancia en La Garita en varios pasajes tras dibujar cómo ha sido la deriva del país en manos de Trump. “Estados Unidos es una mezcla terrorífica de reality show televisivo, república bananera y Estado fallido”, sentencia.

Según Eggers, con un balance de cuatro años en los que “hemos perdido todo” y con un presidente “clinicamente muerto”, quiso cambiar de aires con su familia para olvidar a Trump y una presidencia a la que compara con “un accidente de automóvil del que llevamos cuatro años sin poder apartar la vista”.

El escritor y director de la editorial y revista literaria McSweeney’s detalla en su artículo que “en nuestra familia estamos pensado volver a La Garita” ante el escenario de la reelección de Trump. El sitio dejó huella en la familia por cuanto “no teníamos que pensar en Trump”.

Fue el pasado año cuando “mi familia y yo necesitábamos un respiro del caos interminable de la vida en Estados Unidos y nos fuimos a España. A las Islas Canarias”. Explica en su artículo Dave Eggers que “durante tres meses vivimos en La Garita; Gran Canaria; una comunida de lo más discreta a orillas del océano y alejada de los turistas”. Un tiempo en el que la familia se integró sin problema. “Nuestros hijos fueron al colegio allí y todos vivimos una vida totalmente distinta y llena de cordura”, subraya.

“La policía no dispara”

En ese refugio en el que se convirtió La Garita para el escritor y su familia nada era igual que en su país, y Trump estaba fuera de sus cabezas. Y esa sensación de bienestar y la vida de cordura a la que hace alusión tiene que ver, según puntualiza en el artículo para Babelia, en que en este rincón del Atlántico las cosas son muy distintas: “La policía no disparaba contra la gente normal en la calle. El presidente no empujaba a sus partidarios a rebelarse contra el Gobierno que se suponía que dirigía él. Cuando necesitábamos asistencia médica, la teníamos, y prácticamente gratis”.

Concluye el autor que La Garita y la Isla es ya parte de sus vidas, y que ante cualquier quiebro, no dudaría en regresar. “Conocemos los colegios, nos sabemos los menús de todos los restaurantes locales, estamos familiarizados con el Alcampo de Telde y conocemos también el apacible paseo marítimo por el que caminábamos como seres civilizados en una sociedad racional. Qué sensación tan buena”.