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Joe Sacco se va a Canadá

El referente del cómic periodístico vuelve con ‘Un tributo a la tierra’, donde denuncia la explotación de la naturaleza en Norteamérica y el genocidio indígena

Joe Sacco

El 97% de las muertes entre los indígenas del noreste de Canadá son por alcoholismo: muchos quedan inconscientes y caen al río o se congelan al aire libre a 30 grados bajo cero. Una niña de 13 años del pueblo dene cuenta que se emborrachaba hasta perder el conocimiento para no recordar quién de su familia había abusado de ella. Adultos traumatizados desde que de pequeños los arrancaron de sus familias nómadas y los enviaron a internados estatales donde sufrían abusos, maltrato y anulación de la identidad. El alcoholismo, las drogas, el índice más alto del país de suicidios entre jóvenes, la violencia de género y las peleas son consecuencia de años, hasta mediados de los 90, de opresión colonialista y genocidio de la cultura indígena ejercida por Canadá. Ello en un paraíso natural castigado por la explotación de recursos naturales por petroleras y gasísticas con medios como el fracking.

“Porque para controlar la tierra debían controlar a quienes vivían en ella”, resume por videoconferencia desde Portland (EEUU) Joe Sacco, referente sin discusión del cómic periodístico, el panorama devastador del que levanta acta en su nuevo trabajo Un tributo a la tierra (Reservoir Books). En él vuelve a “dar voz a los oprimidos” como ya hizo en Gorazde, Palestina o Notas al pie de Gaza.

El estadounidense, nacido en Malta en 1960, buscaba una historia corta sobre cambio climático y pensó en ir a Sudamérica. Pero alguien le puso sobre la pista de las vastas tierras indígenas donde viven 45.000 personas en una extensión como la de Francia y España juntas. Y tras 30 entrevistas y seis semanas sobre el terreno halló “una historia compleja sobre colonialismo del pasado que desconocía y que aún tiene repercusiones hoy”.

“Trump es una catástrofe, pero otros políticos tampoco son valientes para cambiar economías”

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Cuatro años y 280 páginas dibujadas después habla a conciencia del cambio climático. “Aunque nos asuste, los humanos pensamos que lo que nos dicen que pasará en 50 o 100 años no es nuestro problema, nos cuesta conectar con el futuro. Pero yo soy pesimista, porque no nos enfrentamos a los problemas hasta que son una crisis total, como con el covid. Los científicos nos decían que debíamos prepararnos para una pandemia pero nadie lo hizo. Y llegó. Igual pasará con el cambio climático”, augura. Y más, con el mandato de Trump, “una catástrofe, un drama. Pero tampoco otros políticos ayudan porque no los hay suficientemente valientes como para cambiar las economías hoy pensando a 30 años vista», asegura Sacco.

“La gente que conocí en Canadá ve cómo el cambio climático afecta a los peces, a los bosques, cómo las carreteras de hielo para llegar a esas comunidades cada vez duran menos tiempo heladas”, constata el autor, que asegura que lo que más le impactó descubrir fue lo que significaba el sistema de internamientos forzosos de niños indígenas.

“Además de los abusos, ves que era un sistema que intentaba acabar con las lenguas autóctonas. Pegaban a los chavales cuando hablaban en su idioma y cuando volvían a sus comunidades ya no podían hablar con sus padres y abuelos. Rompían los cimientos de la cultura, porque además del trauma psicológico de no poder comunicarte con los tuyos impiden la transmisión de la cultura propia. De ahí derivan problemas psicológicos que muchos intentaron paliar con el alcoholismo para olvidar su dolor”.

“Los indígenas creen que ellos son propiedad de la tierra; nosotros creemos que nos pertenece”

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Para compensar el daño infligido, Canadá creó hace una década una Comisión de la verdad y la reconciliación. “Investigaron y concluyeron que había sido un genocidio cultural. Y compensaron con dinero a muchos creyendo que así resolvían el problema. Pero el problema sigue ahí: no pensaron que ese dinero mató a muchos porque reabrieron el trauma y se refugiaron de nuevo en el alcohol”. Aún así, añade, “Canadá fue más allá en este tema que Estados Unidos, donde no hay voluntad de saber qué pasó con el genocidio, muy físico, de los indios”.

Sin embargo, continúa, “hoy, los jóvenes indígenas que han crecido en las ciudades intentan reconectar con su cultura, su tradición y su idioma, con lo que hacía fuertes a sus comunidades antes del contacto con los occidentales. A la vez intentan descubrir cómo vivir a su modo en un mundo moderno”.

Fragmento de las páginas de 'Un tributo a la tierra'

Para Sacco, que se declara de izquierdas, “el periodismo es un privilegio”. Pero también le interesan “los aspectos más psicológicos de la naturaleza humana, cómo actúa la gente en masa y cómo eso puede canalizarse en objetivos catastróficos”, como los que reflejó en La gran guerra. Por ello, avanza que prepara ahora un cómic “underground y filosófico sobre temas sobre los que he estado reflexionando”.

Mientras con la pandemia ve calles vacías, «con comercios cerrados y muchos sintecho» se queda con lo aprendido de los indígenas. «La humildad con que tratan la naturaleza. Creen que ellos son propiedad de la tierra mientras nosotros creemos que nos pertenece. La falta de respeto por la naturaleza es uno de los motivos de la pandemia. Sin la naturaleza no podremos vivir”, concluye.

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